Quien me siga ya sabe lo que pienso de Mourinho: magnífico entrenador, pero demasiado gamberro para alguien que ya muestra canas y cría una familia. Más grave aún en quien tiene tanta exposición mediática y tanta responsabilidad en la imagen de una de las instituciones más observadas de este país. Pero eso no puede justificar que contra él valga todo. Ya en el campo del Levante, en el partido de vuelta de la Copa, se escucharon gritos de "Mourinho, muérete". El árbitro no lo consignó en el acta. Anteayer se repitieron en el Calderón, en un partido en el que no jugaba el Madrid ni él estaba presente. Ayza lo consignó en el acta.
Competición no citaba el hecho en su nota sobre sanciones de ayer. A pregunta de este periódico, improvisó que había dado "traslado a las partes". El hecho coincide en día con un comentario jocoso en la web de la Federación, en la que alguien se sintió estupendo y se sobró escribiendo el comentario de que "Turienzo pitará bajo la atenta mirada de Mourinho...". Cuando lo recogió nuestra web, alguna persona sensata (en la Federación las hay, lo sé y por eso lo aseguro) borró esa tontería. Pero el mero hecho de que alguien de aquella casa se anime a burrear en la web al entrenador del Madrid refleja cómo están las cosas.
El Madrid va a trasladar lo de los gritos contra Mourinho a Antiviolencia, pero tampoco tengo mayor fe. Cuando Preciado le llamó canalla y aseguró que le instalaría entre los ultras del Sporting, tuvieron que meter en el saco al propio Mourinho y expedientaron a los dos, pese a que no hubiera simetría posible en las declaraciones. (Aquello, por cierto, lo esfumó el tiempo). Mourinho es un trasto, no paro de decirlo, tiene actitudes provocadoras de continuo. Eso explica lo que les pasa a él y, de rebote, al Madrid. Pero una explicación no es una justificación. Y nada justifica que contra él valga lo que contra nadie más vale.