Os dejo esto que he leido por ahí, me ha parecido interesante:
Una lectura de partido impropia delata un Pellegrini ahogado por la comparación. Esta fuera de lugar, vive justificándose. Pretende ganar su 'ficticio' cuerpo a cuerpo, igualar fuerzas y distorsionar el mensaje. Sólo los 'siseros' le darán la razón. Vio otro partido, no tira de verbo para mostrar el camino sino para exaltar un Madrid que no da los indicios ni los pasos adecuados para ser un equipo con estilo propio que llegue a fascinar con el juego colectivo. Se encuentra muy cómodo el Madrid jugando la contra pero tiene las suficientes dudas posicionales para que el juego de posesión no sea brillante. El clásico no debe llevar a engaños, el Madrid nunca quiso el balón, jugó atrás con las líneas muy juntas, con Kaka’ tapando a Busquets siendo de carácter obligado para el brasileño soltar la marca del canterano para ser el jugador transición en la contra del Madrid. Repliegue, escaso espacio interior, overbooking entre líneas y mucha velocidad en la contra.
El ritmo pausado, el Madrid cortaba con faltas las transiciones; el planteamiento no difería mucho del empleado por Schuster o Juande en el Camp Nou. La que falló Cristiano la tuvo Drenthe la temporada pasada, la de Marcelo fue para Palanca. El Madrid 08/09 llegaba con entrenador nuevo, multitud de bajas, una de ellas la de Pepe, jugador indiscutible que determina el rendimiento defensivo del Madrid. Con Metzelder, el Madrid recibió cuatro en Alcorcón pero sobrevivió la temporada pasada en el Camp Nou. Todos se van contentos, el Madrid dio imagen de grupo, de contraataque y de sacrificio individual. Fue de más a menos, la crítica exalta valores que poco tienen que ver con la excelencia. De un partido a otro siempre hay diferencias, matices, pero en lo global, el Madrid de Pellegrini jugó el mismo partido del Madrid de Juande Ramos.
Jugaban Palanca, Drenthe, no había delantero centro, estaba Salgado, Ramos en la izquierda. La defensa rota, el equipo hundido, el Barça lanzado. Ese era el Madrid de la temporada pasada. Este año llegaba como líder tras una inversión que dará que hablar. El estilo y las formas se presuponían pero la matriz fue la misma. Satisfacción por el resultado, se quedan los madridistas con la imagen, eso no es de equipo grande es de equipo resignado. Malos indicios para el futuro de un Madrid que ha buscado la receta del equipo pequeño para el asalto del Camp Nou.
El rumbo del Madrid es tan variable que es complejo estructurar las líneas maestras del proyecto. El entrenador busca la contra a las primeras de cambio; a día de hoy, y va mucho tiempo, el Madrid no ha conseguido acabar un partido mandando, controlando la posesión y ridiculizando al adversario. Todo lo termina atrás, juntando líneas y cerrando espacios. El plan no es secundado con la contra porque al Madrid le fallan las fuerzas, cuando sube la intensidad es un equipo candidato a perder. Ir al Camp Nou a jugar de frente, sin red; pero la línea defensiva acumulaba cuatro centrales internacionales, Pepe siempre es una garantía en la cobertura. Por delante doble pivote y un interior solidario que se despista con frecuencia. Jugar con ocho jugadores de perfil defensivo, Marcelo es un teórico lateral, más Cristiano, Kaka`e Higuian es para exigir más, mucho más. El partido fue demasiado parecido al de la temporada pasada, la diferencia el Barça: el año pasado era un rodillo, este año llegaba tocado, intimidando con el triplete pero con problemas de trasfondo. Messi y Zlatan no estaban para mucho, Abidal y Touré Yayá tampoco, y dos que iban a ser protagonistas, Henry y Xavi estuvieron desaparecidos.
El Madrid necesita salir a mandar, tener la pelota y la posesión. Ayer tuvo menos balón que el año pasado, abrir el campo y jugar con la amplitud y la profundidad, tras semejante inversión. El Madrid llega al Camp Nou para hacer lo mismo; ha pasado casi un año, la temporada pasada había muchas excusas, este año no. Algo huele mal cuando todos los madridistas dan por bueno el partido. El Madrid de Pellegrini podrá ganar pero cada partido que pasa está más alejado del fútbol de alta escuela.
By Marcos López, comentarista y analista.
Una lectura de partido impropia delata un Pellegrini ahogado por la comparación. Esta fuera de lugar, vive justificándose. Pretende ganar su 'ficticio' cuerpo a cuerpo, igualar fuerzas y distorsionar el mensaje. Sólo los 'siseros' le darán la razón. Vio otro partido, no tira de verbo para mostrar el camino sino para exaltar un Madrid que no da los indicios ni los pasos adecuados para ser un equipo con estilo propio que llegue a fascinar con el juego colectivo. Se encuentra muy cómodo el Madrid jugando la contra pero tiene las suficientes dudas posicionales para que el juego de posesión no sea brillante. El clásico no debe llevar a engaños, el Madrid nunca quiso el balón, jugó atrás con las líneas muy juntas, con Kaka’ tapando a Busquets siendo de carácter obligado para el brasileño soltar la marca del canterano para ser el jugador transición en la contra del Madrid. Repliegue, escaso espacio interior, overbooking entre líneas y mucha velocidad en la contra.
El ritmo pausado, el Madrid cortaba con faltas las transiciones; el planteamiento no difería mucho del empleado por Schuster o Juande en el Camp Nou. La que falló Cristiano la tuvo Drenthe la temporada pasada, la de Marcelo fue para Palanca. El Madrid 08/09 llegaba con entrenador nuevo, multitud de bajas, una de ellas la de Pepe, jugador indiscutible que determina el rendimiento defensivo del Madrid. Con Metzelder, el Madrid recibió cuatro en Alcorcón pero sobrevivió la temporada pasada en el Camp Nou. Todos se van contentos, el Madrid dio imagen de grupo, de contraataque y de sacrificio individual. Fue de más a menos, la crítica exalta valores que poco tienen que ver con la excelencia. De un partido a otro siempre hay diferencias, matices, pero en lo global, el Madrid de Pellegrini jugó el mismo partido del Madrid de Juande Ramos.
Jugaban Palanca, Drenthe, no había delantero centro, estaba Salgado, Ramos en la izquierda. La defensa rota, el equipo hundido, el Barça lanzado. Ese era el Madrid de la temporada pasada. Este año llegaba como líder tras una inversión que dará que hablar. El estilo y las formas se presuponían pero la matriz fue la misma. Satisfacción por el resultado, se quedan los madridistas con la imagen, eso no es de equipo grande es de equipo resignado. Malos indicios para el futuro de un Madrid que ha buscado la receta del equipo pequeño para el asalto del Camp Nou.
El rumbo del Madrid es tan variable que es complejo estructurar las líneas maestras del proyecto. El entrenador busca la contra a las primeras de cambio; a día de hoy, y va mucho tiempo, el Madrid no ha conseguido acabar un partido mandando, controlando la posesión y ridiculizando al adversario. Todo lo termina atrás, juntando líneas y cerrando espacios. El plan no es secundado con la contra porque al Madrid le fallan las fuerzas, cuando sube la intensidad es un equipo candidato a perder. Ir al Camp Nou a jugar de frente, sin red; pero la línea defensiva acumulaba cuatro centrales internacionales, Pepe siempre es una garantía en la cobertura. Por delante doble pivote y un interior solidario que se despista con frecuencia. Jugar con ocho jugadores de perfil defensivo, Marcelo es un teórico lateral, más Cristiano, Kaka`e Higuian es para exigir más, mucho más. El partido fue demasiado parecido al de la temporada pasada, la diferencia el Barça: el año pasado era un rodillo, este año llegaba tocado, intimidando con el triplete pero con problemas de trasfondo. Messi y Zlatan no estaban para mucho, Abidal y Touré Yayá tampoco, y dos que iban a ser protagonistas, Henry y Xavi estuvieron desaparecidos.
El Madrid necesita salir a mandar, tener la pelota y la posesión. Ayer tuvo menos balón que el año pasado, abrir el campo y jugar con la amplitud y la profundidad, tras semejante inversión. El Madrid llega al Camp Nou para hacer lo mismo; ha pasado casi un año, la temporada pasada había muchas excusas, este año no. Algo huele mal cuando todos los madridistas dan por bueno el partido. El Madrid de Pellegrini podrá ganar pero cada partido que pasa está más alejado del fútbol de alta escuela.
By Marcos López, comentarista y analista.