El curso de los acontecimientos prosigue en Argentina. El envite lanzado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ya se aprecia como si de un órdago se tratara, ante la ausencia de voluntad política para buscar soluciones a la situación de default en la que se encuentra el país.
Los últimos acontecimientos corroboran el incremento de la hostilidad por parte del Ejecutivo kirchnerista hacia "el entramado mafioso internacional". La declaración de quiebra ejercida ante la Justicia argentina por parte de la imprenta Donnelley ha propiciado la activación del artículo 309, inciso 1º de la ley 26733 o, lo que es lo mismo, violación de la Ley Antiterrorista.
El Gobierno justifica la acción acusando de extorsión a esta corporación, líder en la industria gráfica a nivel mundial. Para ello, Kirchner se apoya en que entre un 60 y 70% del capital de Donnelley es del fondo Blackrock, vinculado al fondo de inversión NML. Éste, junto al fondo de capital riesgo Aurelius, mantiene el litigio contra Argentina en la Corte de EEUU, cuyo fallo ha propiciado la entrada del país en default. El motivo del litigio es el desacuerdo de los fondos con los canjes de bonos de 2005 y 2010 –con quitas de hasta el 66%-, ofrecidos durante la reestructuración de la deuda generada tras el corralito.
Por su parte, la imprenta Donnelley asegura la veracidad de su quiebra, respaldándose en la bajada del consumo fruto de la crisis e inestabilidad económico-política de los últimos años que vive el país, agravada ésta tras el default.
En este sentido, para conocer el estado real de la economía argentina, Libre Mercado ha entrevistado a Aldo Pignanelli, expresidente del Banco Central de la Argentina, experto en política monetaria y gran conocedor del litigio que mantienen los "holdouts" (NML y Aurelius) contra la Argentina, y en el cual participó como testigo por petición del juez Thomas Griesa.
Inflación
"Mi estimación en febrero sobre el cierre de la inflación general en el presente año era del 40%, con picos del 50% en alimentos y combustibles", sitúa el expresidente. "Hoy, la inflación medida en términos de alimentación es del 46% y en el combustible de más del 50%". A esto hay que sumarle que es en el segundo semestre cuando más crece la inflación en el país por motivos estacionales, con lo que "aumentará aún más el déficit" y, posiblemente, se cumplan las nefastas previsiones.
El exponente del Banco Central resume en unas frases la inestabilidad económica que hoy sufre el país. "Argentina es un estado que gasta más de lo que recauda y lo financia con emisión monetaria. No tiene crédito externo. No tiene posibilidades de emitir una moneda que se utilice para reservas. Emite pesos que sobran y que nadie quiere y, sin embargo, le faltan euros y dólares que todo el mundo quiere; esos son los desequilibrios", sentencia.
La reciente ampliación presupuestaria realizada en el presente mes de agosto, que eleva el gasto público anual al billón de pesos, es "una situación lamentable", según la califica el entrevistado. "Los ministros de Economía del kichnerismo, inclusive Axel Kicillof, han planteado hasta el momento que emitir moneda no produce inflación, con lo que directamente parten de una premisa falsa", asegura el experto.
Final de año
Pignanelli atisba para final de año otra próxima ampliación del presupuesto y previsiblemente otra devaluación del peso argentino, como ya ocurrió en enero devaluándose la moneda un 21%. La inflación acumulada y el consiguiente aumento del déficit "hace que en este segundo semestre el plan monetario exija una inversión de 140.000 millones de pesos para asistir al Tesoro y sólo una parte de ese montante pueda ser absorbida por letras del Banco Central o por la venta de dólares que tendrá que hacer el Gobierno", expone.
En relación con este último hecho, los economistas independientes ven con alarmismo la demanda de divisas por parte de todas las capas de la sociedad, en detrimento de la moneda nacional, muy desprestigiada. "Desde que se instaló el cepo cambiario, las reservas de divisas del Banco Central no han dejado de caer y no tenemos ingresos", señala Pignanelli respaldándose en estadísticas publicadas.
El cepo cambiario en 2011 fue otra de las medidas polémicas del Gobierno, que trataba de evitar la fuga de capitales del país a causa del atraso del tipo cambiario. "En vez de atacar las causas del hecho, el Gobierno atacó las consecuencias", al igual que ocurre en los supermercados con la fijación de precios que trata de frenar la inflación, destaca el hoy asesor económico de la oposición.
Para salir de la peligrosa espiral de aumento de divisas en el mercado negro, el economista aconseja "volver a un sistema de mercado único y libre de cambio, como el que había hasta noviembre de 2011". Asimismo, el exfuncionario subraya que "hoy la inflación no es ningún problema en ninguna parte del mundo, salvo en tres o cuatro países, algo que debería reflexionar el Gobierno".
El desempleo
En relación con el desempleo, otro miedo creciente por la presión inflacionaria, Aldo Pignanelli expone que, "lamentablemente, en los dos últimos años el sector privado argentino ha dejado de generar empleo", con lo que prevé el crecimiento del paro a corto plazo. Pignanelli expone que, basándose en las cifras oficiales -datos que el sector privado acusa de estar maquillados-, en Argentina existe un 8% de desempleo, al que "hay que sumarle el 2% de población activa que ha dejado de buscar trabajo, con lo que te sitúas en el 10%.
A esta cifra hay que sumarle otro 2% de gente que no figura trabajando y que está sostenida por el estamento estatal a través de planes sociales". Por último, "hay que añadir el 8% de subempleo", con lo que "al menos tenemos un 20% de la población activa con problemas laborales que no puede mantenerse por sí misma", expone el expresidente.
El default
En relación con el default, Pignanelli no utiliza eufemismos para definir la situación en la que ahora se encuentra Argentina. "Estamos en cesación de pagos, porque los acreedores no reciben la plata, así de simple". En su opinión, la solución idónea debería de ser la planteada el 30 de julio, en la que un tercero compre el crédito de los fondos" para reponer el stay o aplazamiento de la sentencia. El entrevistado culpa al Ejecutivo de Kirchner de "no haber sabido manejar a tiempo la situación", ignorando a los "holdouts" en vez de solucionar el problema.
La situación financiera se torna compleja debido a la enorme confusión que genera la Cláusula RUFO, fijada dentro de los acuerdos de reestructuración de deuda (canjes 2005 y 2010), en donde se establece que cualquier oferta mayor realizada voluntariamente que haga a otros bonistas, al margen de la reestructuración, deberá igualarse a los bonistas que entraron en los canjes. De dispararse la Cláusula elevaría las deudas de Argentina a 120.000 millones de dólares.
Los matices sobre la Cláusula son tales que existen posicionamientos diferentes incluso entre gestores presentes en los acuerdos, como son el exministro de Economía Roberto Lavagne y el exsecretario de Finanzas Guillermo Nielsen, ambos miembros del Ejecutivo del fallecido Néstor Kichner.
Aldo Pignanelli denuncia que "el Gobierno de Cristina Kirchner, al asegurar que no podía pagar ahora para no disparar la RUFO, se autoincriminó". Algo ilógico para el experto economista, ya que "el propio juez Thomas Griesa en algún momento del juicio aseguró que él podía certificar que el pago a los fondos dictados por su fallo era una decisión obligada". Con lo que, para Aldo Pignanelli, "Kirchner está siendo víctima de su propio discurso".