El portugués, que lleva siete goles, necesita 10,4 remates para marcar y el argentino, que suma el doble, sólo 4,2 - Los datos simbolizan el juego individualista del Madrid y el colectivo del Barça
ÓSCAR SANZ - Madrid - 19/01/2010
Remata el Madrid y golea el Barcelona. Dispara Cristiano Ronaldo y marca Messi. Así se resume el devenir de una Liga en la que el juego de los dos aspirantes al título (con permiso del Valencia) se mueven en coordenadas distintas. El fútbol colectivo del Barça, que delinea la mayoría de sus jugadas desde atrás, tocando y tocando a la búsqueda de la oportunidad que siempre llega, poco tiene que ver con las acciones directas del Madrid, sin apenas transición. El Madrid remata y remata, más que nadie, más que nunca, y el Barça lo hace muchísimo menos, aunque con un porcentaje de acierto demoledor. Y nada más ilustrativo que la comparación entre las dos grandes estrellas de ambos equipos. Cristiano se busca la vida por su cuenta en el Madrid y llega al área rival a base de esfuerzo físico; Messi, en cambio, vive en la franja ofensiva, donde saca oro de las mil y una combinaciones de sus compañeros. Así, el portugués, que remata cada 12 minutos y medio, por cada 20 Messi, necesita 10,4 disparos para marcar un tanto. Al argentino, en cambio, le bastan 4,2. ¿Resultado? Messi, 14 goles; Cristiano, siete.
No hay equipo en la categoría que remate más que el de Manuel Pellegrini. Ni siquiera el Barça se le acerca. Acumula el Madrid una media de 20,06 disparos por partido mientras los de Pep Guardiola se quedan en 15,17. Entre ambos está el indefinible Atlético, que se va hasta los 15,94. Más lejos quedan el Valencia (14,17) y el Sevilla (14,11). Sin embargo, la puntería corona al Barça. Y de qué manera. Los azulgrana sólo necesitan 5,9 remates para lograr un gol. En este parámetro reside el principal problema del Madrid, que se hincha a rematar, pero que necesita 8,5 disparos para tener un acierto. Y ya es curioso que hace un año, con Bernd Schuster y luego Juande Ramos al frente y con 200 millones menos de gasto en el ataque, marcara cada 7,5 lanzamientos mientras el Barça, cuya puntería en este curso raya lo sobrenatural, lo hiciera cada 6,8.
Hace un año, en la 18ª jornada, el Madrid tomaba aire en su deprimente trayectoria y ganaba por 0-3 en Mallorca. De poco le sirvió. Porque malvivía en la Liga, en la que viajaba segundo, pero muy lejos del líder, el intratable Barça, del que le separaba la friolera de 12 puntos. Sin embargo, hasta esa jornada el equipo sólo se había quedado sin marcar en dos partidos (ante el Valladolid y el propio Barça). Luego añadió un 3-0 en Valencia, justo una semana después de que la marabunta vestida de azulgrana le destrozara en Chamartín (2-6). Su delantera la formaban Raúl e Higuaín y en la sala de espera del banquillo permanecía Saviola. Ahora, a esa misma altura de la competición, el Madrid sigue viajando segundo, tras el mismo líder, el Barça, aunque a una distancia considerablemente menor, cinco puntos. Sin embargo, ya se ha quedado sin marcar en cuatro ocasiones, exactamente el doble que 12 meses atrás. Su delantera, al menos la del sábado pasado en San Mamés, la formaron Cristiano y Benzema, y un paso por detrás de ellos se ubicó Kaká, las tres joyas de la corona, en cuya contratación el club ha invertido 200 millones. El resultado ya es conocido: Athletic, 1; Madrid, 0.
Fue la cuarta ocasión en la que el Madrid se quedaba sin marcar. Le ocurrió antes en Gijón, aunque allí faltaron Cristiano, Higuaín y Benzema, y fue Kaká quien acompañó en el ataque a Raúl; le ocurrió también en el Camp Nou, donde jugó la artillería en pleno, aunque el capitán y Benzema lo hicieran, a la desesperada, en el tramo final, y le ocurrió ante Osasuna, con el portugués y El Pipa en liza y el francés y Raúl al auxilio en la segunda parte. Cuando el Madrid empata o pierde es porque no marca. Igualó 0-0 en Gijón y Pamplona y cayó 1-0 en Barcelona y Bilbao. Sólo en una derrota hizo diana, el 2-1 de Sevilla.
La pifia el Madrid cuando se queda seco y lo hace en muchas más ocasiones que sus rivales directos y... no tan directos. El Barça, por ejemplo, sólo cerró un partido sin hacer gol, 0-0 en Valencia, aunque conviene matizar que el campeón se presentó con Pedro, Messi e Iniesta en la delantera, lesionados como estaban Ibrahimovic y Henry. También el Valencia tenía un agujero en el ataque, pues no jugó Villa. Sólo en otra ocasión a los de Unai Emery se les fue la luz (0-0 en Riazor). También el Mallorca, cuarto por arriba, es más regular en el acierto que la galaxia blanca, hasta el punto de que sólo afean su trayectoria (y más bien poco) las derrotas por 2-0 ante el Sevilla y el propio Madrid. Incluso el hasta ahora agonizante Atlético sólo ha dejado a cero su marcador en tres ocasiones, 3-0 en Málaga, 3-0 en Pamplona (sin Forlán) y 1-0 en San Mamés. Y tampoco han fallado mucho más el Sevilla (ha echado de menos a Luis Fabiano), el Athletic y el Deportivo, a cero como se han quedado las mismas veces que el Madrid, cuatro. Y no se puede decir que cuando el Madrid ha fallado haya sido por no intentarlo. En Gijón, discreto, disparó sólo 13 veces. En Barcelona mejoró algo, 15. En Pamplona fue aún más lejos, 20. Y en Bilbao se desató, ¡29 tiros!, con el mismo resultado: cero goles.