http://ecodiario.eleconomista.es/blogs/parada-y-gol/Jorge Valdano no tardó en reunirse con Del Bosque durante sus primeras semanas como entrenador del Real Madrid. Ramón Mendoza le había fichado para dinamitar el Dream Team de Cruyff y para ello, el argentino no sólo moldeó al primer equipo con adquisiciones tan deslumbrantes como Laudrup o Redondo, sino que le sacó las entrañas al club, diseccionando lo que él veía apto en la cantera. Entonces, el actual seleccionador español se encargaba de la dirección de las categorías inferiores en la vieja ciudad deportiva de La Castellana y en septiembre de 1994, al inicio del primer curso liguero de Valdano, convocó una reunión extraordinaria con los chavales más talentosos para que el propio Valdano y su ayudante Ángel Cappa les impartiesen una clase magistral sobre los valores del Madrid. Aquel día en La Castellana acudieron Raúl González, Luis Martínez, García Calvo, Fernando Sanz, Víctor Sánchez del Amo, Sandro, Alberto Rivera, Álvaro Benito y Guti. De todos ellos, a Valdano le constaba, por los informes de Del Bosque, que Raúl era un voraz goleador de 17 años al que cualquier categoría le quedaba pequeña, pero que, por encima de todos, Guti era un prodigio sobrenatural que había llamado la atención de todos sus entrenadores.
Aquella sesión no la olvidarán jamás los invitados, ni siquiera Raúl y Guti, estandartes de la cantera junto a Iker Casillas por muchos años. Han sido el ejemplo más indiscutible de que la fábrica del Madrid saca al mundo futbolistas de primer orden mundial, incluso engendra generaciones estelares como la genuina y legendaria Quinta del Buitre. Pero ayer, de un plumazo, Mourinho volatilizó el trabajo de muchos entrenadores de La Castellana y luego Valdebebas, sirviéndose de un folio. La cantera sí es prolífica; es un hecho incuestionable como indica el estupendo informe de Martí Perarnau que hoy publica MARCA: entre 2011 y 2012 un total de 112 jugadores formados en el Madrid jugaron en Primera, Segunda División o ligas extranjeras. Por tanto, ¿en qué falla el mecanismo? El Madrid ha asumido un modelo de club antagónico al del Barça cuyo leit motiv sigue siendo La Masía. Hubo una vez que Florentino Pérez esperanzó al madridismo con un lema atractivo, Zidanes y Pavones, que a la postre resultó estéril porque coincidió con el principio del ‘galacticidio’. Los últimos supervivientes de aquel descalabro fueron el mismo Pavón y Raúl Bravo, a los que Mourinho citó ayer leyendo su folio.
En una alarde de ventajismo innecesario para quien ostenta el poder omnímodo del club, Mourinho nombró canteranos de la última década que debutaron en el primer equipo para luego ser defenestrados. Indirectamente, el entrenador portugués acusó a sus antecesores de ineptitud con el equipo filial, empezando, sin mentar a nadie, por Del Bosque y siguiendo con Queiroz, Luxemburgo, Capello, Schuster y Pellegrini. Dice que su objetivo no es engordar esa infructuosa lista, pero tampoco aporta soluciones; nombra al defensa Fabinho como jugador con perspectivas optimistas (casualmente, Mou pidió expresamente su fichaje el pasado verano) cuando el Castilla resulta el equipo más goleado de Segunda; se exculpa alegando que sólo es el “manager del primer equipo”, pero José Ángel Sánchez, ejecutivo número uno en la planta noble del Bernabeu, consultó a Mourinho la continuidad de Toril antes de renovarle.
Dentro de esa obsesión por importar el modelo de club británico, Mourinho ha tenido dos años para arreglar las supuestas desviaciones del Castilla. Y como él es el capo, aunque escurra el bulto, uno de sus cometidos debe ser armonizar el fútbol de los equipos filiales. El Barça, por ejemplo, jamás podría perseverar sin un patrón único de juego en todos sus equipos. Pero el Castilla se ha ganado por méritos propios darse tortas en una división tan cruda como la Segunda y, por eso, el talento de Toril no admite sospechas. La pena es que Mourinho haya destapado la caja de los truenos, confirmando sus desavenencias con su homólogo del filial, cuando una reunión privada en Valdebebas podría haber apañado un nuevo comienzo. Bien, entonces el portugués es manager del primer equipo, pero también sigue siendo portavoz de sí mismo delante de las cámaras, más preocupado por sus aciertos personales que por garantizar esa escuela privilegiada que desde tiempos inmemoriales dejó de ser el núcleo del club. Hoy sólo importa la pasta para traer chavales de otros continentes; después, sigue prevaleciendo la pasta.