En la misma tarde de mi primer asesinato supe que tenía que hacer para aliviar tal ansiedad, una bombilla se encendió en mi cabeza al más puro estilo dibujos animados y puse rumbo a una tienda especializada en bricolaje. Desde el momento que la compré supe que iba a pasar muy buenos ratos junto a mi nueva y reluciente motosierra de gasolina. Esta misma noche salí con ella de paseo...
No tardé mucho en encontrarme con un candidato a estrenarla. Tenía aspecto sudamericano y vestía pantalones vaqueros, zapatillas muy horteras y una camiseta...del Barcelona. Decidí seguirle de lejos hasta que se metió en unos baños públicos. Sonreí y me metí dentro con mi nueva herramienta rugiendo a toda potencia.
Allí estábamos los tres solos, él, su cara de sorpresa y yo.
- Contesta con sinceridad a esta pregunta y no te pasará nada.- Le dije
- QUé...? U.. uvas, e comido uvas, qué quieres de mi?¿
Me abalancé sobre él y hundí la sierra en su cuello, pero solo ligeramente. Debí atravesar la yugular porque aquello parecía una fuente, no me pude contener y la bebí a sorbos. Estaba caliente y sabía bastante mal
El pobre apenas aguantó unos segundos de pié tras la traqueotomía. ENtonces hice algo que siempre había querido hacer. Le abrí la tripa en canal, descalcé mi pie derecho y, estando aún con vida, empecé a pisar uva y todos los órganos que encontraba a mi paso.
Me apetecía cebarme un poco más y probar el jugo que había creado, pero tampoco podía arriesgar a ser descubierto. Así que completé el paso fundamental de mi ritual, le pegué puñetazos en la cara hasta que tuve los nudillos rojos y doloridos e introduje un papel arrugado en su boca sangrante con el número 5 escrito.
Menos mal que a nadie se le ocurrió entrar al baño cuando le estaba pisando, habría sido una situación muy tensa.
Su nombre era:
- Spoiler:
- Iniesta