Higuaín, el daño colateral
Iré al grano. Hay algo que me incomoda en la confirmación de Benzema como futbolista de primerísimo nivel, condición que nadie le pone en duda. Y es la marginación que sufre Higuaín. La eclosión del francés ha relegado al argentino sin que existan razones objetivas para ello. Ni en la temporada de su consagración Benzema supera los números de su compañero en Liga: a falta de tres partidos para la conclusión, Higuaín ha marcado más goles (21 por 20) en menos minutos (1.526 por 1.957). No trato de rebajar los méritos de Karim, conste en acta; mi amistad con Hermel no me lo permitiría. Pretendo señalar tan sólo las ganas que había de zanjar el debate del nueve y acabar con la competencia. Ganas del club y, por lo que se ve, ganas del entrenador.
Es probable que Higuaín abandone el Real Madrid y que su imagen se resienta en las próximas semanas. Se hablará de negociaciones con otros clubes y cualquier fallo en los pocos minutos que le quedan por jugar se entenderá como un problema de concentración. Diremos entonces que Pipita ya tiene la cabeza en otra parte (Londres, Milán, París). Sin embargo, no todo empezó así. No fue Higuaín el primero en marcharse. Fue el Madrid (Florentino-Mou), y no el madridismo, quien se alejó antes. Será bueno recordarlo cuando venga Ibrahimovic o cualquier otro delantero que venda más y rinda menos. Es fácil que cuando llegue ese día echemos de menos los tiempos en que Higuaín y Benzema vivieron y crecieron juntos. Es fácil.