Cuando leo este tipo de cosas, aparte de abrir los ojos como platos, me suelo parar dos minutos, reviso si estoy en el foro del Real Madrid y acto seguido me pregunto "¿En qué nos estamos convirtiendo?".
Creo sinceramente que estamos llegando a un punto peligroso. Ya todo vale para "ganar" e instalado en el axioma "Hay que darle tiempo a los proyectos" -que no es garantía de éxito según qué circunstancias- algunos aficionados se permiten el lujo de acallar las críticas con el mandoble de un autoridad que nadie les confirió y un madridismo talibanesco, en ocasiones miserable, como garantía de enarbolar banderas mientras nos chocamos contra el muro again and again.
Más allá de que el Real Madrid esté en horas bajas, lo triste es cómo además no estamos dejando las ideas por el camino. De hecho esa es la gran "cornada" que nos ha metido el Barcelona, el dogma "ADN Barça" cuyo postulado establece como culé a todo futbolista con calidad más allá de los malabarismos. Y lo peor de todo, muchos madridistas asienten en tal aseveración. ¿Cómo es posible que el madridismo asienta con este juego e incluso le dé la razón a los culés por obra u omisión? Por obra, aplaudiendo malos futbolistas por el hecho de "correr" y por omisión cuando son incapaces de ver más allá de una goleada como las del Zaragoza o Ajax.
En mi caso me niego a esto. Perderé el carnet, seré pseudomadridista, cansino, pesado o Diego Torres. Pero me niego. Me niego a aceptar que el Madrid, no se sabe muy bien bajo qué ley universal o metafísica debe jugar mal, no dominar los partidos, encerrarse atrás, dejarle la pelota al rival o esperar los fallos del contrario para crear peligro. Y me niego porque el Real Madrid SÍ ha jugado bien al fútbol en el pasado, SÍ ha tenido futbolistas de enorme calidad, SÍ ha sabido educar futbolistas de gran talento en su cantera y SÍ ha sido un equipo que jugaba al ataque.
A todos los que defienden la política de Florentino Pérez, así como su muñeco diabólico Mourinho, me gustaría preguntarles qué legado piensan dejarán ambos. Sobre todo el último. ¿Creen que este señor ha reformado las estructuras deportivas del club? ¿Que quien venga podrá continuar su trabajo? Porque sinceramente me da la impresión que prefieren no contestar a estas preguntas, es un Carpe Diem a la desesperada, como quien solicita una hipoteca a sabiendas de su precariedad económica, lo que vale es el hoy y mañana que me quiten lo bailao. Y por esto, aparte de otras tantas cosas, estamos perdiendo la batalla más importante, la batalla ideológica del fútbol.