"Hay que fichar a tal o cual".
"Hay que vender a este paquete".
"Urge reforzar esta posición".
"¿Qué pasa con la cantera?".
"Necesitamos otro entrenador".
En fin, uno busca las explicaciones en el fútbol.
Pero cuando te echan con teatro, con robos arbitrales, con cánticos e insultos racistas, con el choteo de la propia UEFA. Con el equipo de enfrente que no ha jugado un cagado riéndose en tu cara y diciendo "ha triunfado el fútbol". Cuando ni un solo aficionado culé es honesto y se buscan mil excusas para explicar jugadas increíbles como el gol anulado al Pipita. Cuando sabes (y compruebas) que la prensa no va a decir ni pío porque está en guerra con Mourinho y por extensión con el Real Madrid...
la indignación se mezcla con la impotencia.
Impotencia porque no hay esperanza. No hay fichaje posible, ni apuesta futbolística que supere el sistema que tienen montado. Si la semifinal es a 4 partidos, 4 robos que sufrimos. Y la temporada que viene seguramente pase lo mismo.
La única solución es que Florentino Pérez convoque una reunión urgente con Villar y Platini y les pregunte qué es lo que hay que hacer, qué es lo que tan bien hace el Barcelona fuera de los terrenos de juego para que salte al campo siempre con ventaja, para que le extiendan una alfombra roja y le allanen el camino.
Llegados a este punto lo más sensato es dejarlo, pasar de esta mentira.
¿Para qué exaltarse de esta manera?
¿Vale la pena pasar tan mala noche, ir con este regusto al trabajo por una mentira?