Tras un par de intentos, sobre todo al principio de temporada, en los que el Real Madrid intentó jugar con triagulaciones, emulando el funcionamiento del Villareal, todo se vino abajo al comenzar la campaña liguera. El Madrid volvió a las andadas y terminó fiándolo todo, como suele ser costumbre, a las individualidades o al contragolpe.
Más allá de los números, del récord de puntos o cualquier otro tipo de justificación que, en legítima defensa claro está, un entrenador esgrime para defender su trabajo, lo cierto es que el Madrid no estuvo a la altura. Ni por resultados, ya que no se consiguió ningún título y el espectáculo de Alcorcón y Lyon fueron lamentables, ni tampoco por juego.
Poco a poco, fracaso tras fracaso y sobre todo, partido tras partido, me fui dando cuenta que el problema no era Pellegrini. Sencillamente el Real Madrid, una entidad anquilosada, un mastodonte con artritis, le pasó por encima.
Es muy sencillo valorar aquella situación con los típicos argumentos de siempre "no aguantó la presión", "Pellegrini es un entrenador para un equipo mediano", "El Madrid no es el Villareal", y aunque todos estos eslóganes encierren parte de verdad, no se puede obviar el hecho fundamental. Pellegrini fue un gran entrenador en el Villareal, porque en realidad el llamado submarino amarillo tenía unas bases sólidas donde el chileno encajaba perfectamente. Aquí está el meollo de la cuestión, lo que muchos no saben o no quieren ver y lo que otros, los menos, los que de verdad mandan evitan entre fichajes, declaraciones o portadas tendenciosas.
El hecho de que Garrido, el actual entrenador del Villareal esté cuajando una buena temporada, incluso con cierta "tormenta" cuando la experiencia con Ernesto Valderde resultó un fiasco, demuestra la importancia de la solidez institucional y el trabajo de base como absolutamente fundamental para que el trabajo de un técnico dé buenos resultados. El Madrid no tiene esa base, no tiene una política deportiva clara, no sabe lo que quiere y por eso Mourinho está en el Real Madrid.
La batalla en este sentido, como en otros tantos por supuesto, la perdió el Real Madrid a finales de los 80 y principios de los 90. Cuando la Quinta comenzó a exhalar sus últimos estertores y el Club, en una decadencia Brutal, plagado de oportunistas y dinosaurios, no supo dotarle a la entidad de "un futuro". Así, poco a poco, todo lo que había creado Bernabéu se fue dilapidando poco a poco, siendo quizás lo peor o lo más grave el abandono paulatino del fútbol base, que recordemos dio al Real Madrid unos resultados increíbles, llevando al Castilla a una final de Copa del Rey contra el propio Real Madrid.
Así que en esas estamos. El análisis que nadie quiere hacer porque resulta muy doloroso pensar cómo llevamos una desventaja brutal respecto a otros equipos, incluso mucho más modestos pero mejor preparados y lo único que nos salva es gastar, gastar y gastar.
Quo Vadis? Real Madrid.