Nadie sabe en el vestuario del Madrid si el entrenador, José Mourinho, se atreverá a alinear a Cristiano Ronaldo con una pierna medio dañada para jugar el partido más importante de lo que va de temporada. Sus compañeros le vieron ayer completar los 30 minutos de entrenamiento con gran precaución: un rondo y un partidillo. Luego, practicar un par de salidas al sprint. Y fueron testigos de su claudicación ante los médicos supervisores. "Me duele, no puedo más", dijo, y se retiró al vestuario a meter la pierna en hielo. Más tarde, José Mourinho le apuntó en la convocatoria para recibir al Lyon.
Hasta el 2 de marzo jugó 300 minutos más que Messi. Ahora lleva 13 días sin correr
El domingo pasado, Cristiano se puso a correr en Valdebebas y tuvo que parar. "Se me carga mucho", repetía, ante las preguntas de los médicos, frotándose la parte posterior del muslo izquierdo. En la jerga de los futbolistas existen tres términos para describir la escalada traumática de un músculo: carga, bocado y rotura. Para evitar el bocado, Cristiano se ha pasado los últimos días haciendo menos ejercicios de rehabilitación que aplicando hielo en la zona afectada.
En el entrenamiento del lunes, Mourinho intentó que su jugador preferido se sumara al grupo. Cristiano tocó algunos balones en el rondito de calentamiento y, tras hacer algunos esfuerzos, notó que el muslo amenazaba con quedarse rígido como una piedra. Asustado, abandonó el campo antes de que hubieran pasado 10 minutos y fue a ponerse hielo.
Los compañeros observan a Cristiano desde hace días con una mezcla de morbo e incredulidad. Le ven deambular entre el gimnasio y el centro médico arrastrando tras de sí un silencioso consejo de crisis. Va rodeado de fisioterapeutas y doctores con cara de estar jugando una partida de póquer. Algunos jugadores no se atreven ni a preguntar cómo está. Los que se animaron a hacerlo no saben si la respuesta que obtuvieron de los técnicos y los médicos era la verdad o era, como dicen últimamente, "una estrategia de comunicación".
La tensión que atrapa al club se ha trasladado al bíceps femoral izquierdo de Cristiano. Desde que se lo rompió hace dos semanas, intentando adornar su currículo metiéndole el 7-0 al Málaga, no ha vuelto a usarlo más que para comprobar que no puede hacerlo con normalidad. Es imposible flexionar la pierna sin el bíceps femoral. Y Cristiano lleva 13 días sin apenas correr. Cada vez que lo intentó sufrió un entumecimiento doloroso. La alarma que anticipa la rotura fibrilar.
"¿Qué tal está Cris?", han preguntado los futbolistas con insistencia desde hace días. "Me han dicho que ha sido una rotura muscular por estrés", le comentó ayer uno a otro, "y que si juega contra el Lyón lo hará medio lesionado". Los jugadores rumorean a espaldas de Mourinho porque saben que el asunto le preocupa. Saben que, durante meses, utilizó a Cristiano exhaustivamente. Incluso le hizo jugar 75 minutos contra el Auxerre, el último partido de la fase de grupos de la Champions, sin nada en juego. Saben que, preguntado por el posible agotamiento del atacante, la respuesta pública del técnico ha sido siempre tajante: "Cristiano no necesita descanso".
El 2 de marzo, Cristiano había jugado más minutos que Casillas. Había permanecido más tiempo en las canchas que la mayoría de los porteros de Primera. Había disputado 300 minutos más que Messi en todas las competiciones. En total: 2.459 en la Liga, 645 en la Liga de Campeones y 583 en la Copa. Los registros de Cristiano desde que juega en el Madrid son fabulosos: 77 goles en 75 partidos. Al portugués solo le ha faltado protagonizar una aparición decisiva en un partido decisivo. Solo le ha faltado marcar un gol como el que consiguió Benzema en Gerland. Esta noche, si se arriesga a sufrir una lesión grave, podrá volver a intentarlo.
SI fuese Messi en la misma situacion diria que se quedase en el banquillo y dependiendo de como fuese el partido lo sacaba desde el banquillo.
Hasta el 2 de marzo jugó 300 minutos más que Messi. Ahora lleva 13 días sin correr
El domingo pasado, Cristiano se puso a correr en Valdebebas y tuvo que parar. "Se me carga mucho", repetía, ante las preguntas de los médicos, frotándose la parte posterior del muslo izquierdo. En la jerga de los futbolistas existen tres términos para describir la escalada traumática de un músculo: carga, bocado y rotura. Para evitar el bocado, Cristiano se ha pasado los últimos días haciendo menos ejercicios de rehabilitación que aplicando hielo en la zona afectada.
En el entrenamiento del lunes, Mourinho intentó que su jugador preferido se sumara al grupo. Cristiano tocó algunos balones en el rondito de calentamiento y, tras hacer algunos esfuerzos, notó que el muslo amenazaba con quedarse rígido como una piedra. Asustado, abandonó el campo antes de que hubieran pasado 10 minutos y fue a ponerse hielo.
Los compañeros observan a Cristiano desde hace días con una mezcla de morbo e incredulidad. Le ven deambular entre el gimnasio y el centro médico arrastrando tras de sí un silencioso consejo de crisis. Va rodeado de fisioterapeutas y doctores con cara de estar jugando una partida de póquer. Algunos jugadores no se atreven ni a preguntar cómo está. Los que se animaron a hacerlo no saben si la respuesta que obtuvieron de los técnicos y los médicos era la verdad o era, como dicen últimamente, "una estrategia de comunicación".
La tensión que atrapa al club se ha trasladado al bíceps femoral izquierdo de Cristiano. Desde que se lo rompió hace dos semanas, intentando adornar su currículo metiéndole el 7-0 al Málaga, no ha vuelto a usarlo más que para comprobar que no puede hacerlo con normalidad. Es imposible flexionar la pierna sin el bíceps femoral. Y Cristiano lleva 13 días sin apenas correr. Cada vez que lo intentó sufrió un entumecimiento doloroso. La alarma que anticipa la rotura fibrilar.
"¿Qué tal está Cris?", han preguntado los futbolistas con insistencia desde hace días. "Me han dicho que ha sido una rotura muscular por estrés", le comentó ayer uno a otro, "y que si juega contra el Lyón lo hará medio lesionado". Los jugadores rumorean a espaldas de Mourinho porque saben que el asunto le preocupa. Saben que, durante meses, utilizó a Cristiano exhaustivamente. Incluso le hizo jugar 75 minutos contra el Auxerre, el último partido de la fase de grupos de la Champions, sin nada en juego. Saben que, preguntado por el posible agotamiento del atacante, la respuesta pública del técnico ha sido siempre tajante: "Cristiano no necesita descanso".
El 2 de marzo, Cristiano había jugado más minutos que Casillas. Había permanecido más tiempo en las canchas que la mayoría de los porteros de Primera. Había disputado 300 minutos más que Messi en todas las competiciones. En total: 2.459 en la Liga, 645 en la Liga de Campeones y 583 en la Copa. Los registros de Cristiano desde que juega en el Madrid son fabulosos: 77 goles en 75 partidos. Al portugués solo le ha faltado protagonizar una aparición decisiva en un partido decisivo. Solo le ha faltado marcar un gol como el que consiguió Benzema en Gerland. Esta noche, si se arriesga a sufrir una lesión grave, podrá volver a intentarlo.
SI fuese Messi en la misma situacion diria que se quedase en el banquillo y dependiendo de como fuese el partido lo sacaba desde el banquillo.