Por José María Candau.
Hay quienes se preguntan qué ley se va a imponer en la Liga: ¿la de Messi o la de Mourinho? Hay un error fundamental en la cuestión. Tampoco en el fútbol todos somos iguales ante la ley. Y en esto también se parte de un error porque Lionel Messi juega al fútbol y utiliza armas legales y reglamentos universales. José Mario dos Santos Félix Mourinho usa otras cartas: las de la manipulación de los datos y la perversión de los argumentos. Juega con cartas marcadas.
Ha habido quienes se han rasgado las vestiduras por el Balón de Oro que ha conquistado Messi. Se había apostado por el éxito de Andrés Iniesta, quien tiene gentes que le escriban en Madrid, y que el premio se haya esfumado no ha sido bien digerido. Que lo haya perdido Xavi no es la cuestión. El drama ha surgido porque se había apostado fuerte por el de Fuentealbilla quien, negarlo sería estúpido, ha tenido, junto a sus innegables cualidades balompédicas, su nacencia en Fuentealbilla, La Mancha. Xavi ha importado menos porque es catalán.
Messi no ha robado la cartera a nadie porque su premio lo debe a una votación democrática de los corresponsales de la publicación que otorga los premios, más los de los técnicos y capitanes de las distintas selecciones nacionales. Mienten, interesadamente, quienes cargan sobre la FIFA y la Federación Española de Fútbol el resultado del escrutinio.
Messi continuará su marcha triunfal salvo que alguien imite a Sergio Ramos y, con más tino, lo lesione. Mourinho seguirá alimentando la teoría de que los árbitros y los demás equipos favorecen al Barça. Empezó por difamar a Manolo Preciado, a quien insultó por la alineación que presentó en el Camp Nou, y se ciscó en Unai Emery, del que vino a decir que le hacen las alineaciones y no ha habido ocasión en que no se haya buscado más enemigos.
El Valencia perdió en el Bernabéu tras la expulsión de Albelda, a quien el Comité de Competición le quitó la tarjeta que le endilgó Pérez Lasa para sacarle del campo. Contra el Villarreal hubo un penalti de Xabi Alonso a Rossi que el árbitro no señaló y en el tercer tanto madridista hubo fuera de juego de Di María, primero, y de Cristiano Ronaldo después. Marcó habiendo salido de posición de fuera de juego. Mourinho tuvo la desfachatez de ir a celebrar el tanto al banquillo del Villarreal con la excusa de que detrás está sentado su hijo.
A Juan Carlos Garrido lo han castigado con un partido por salir de su área técnica haciendo aspavientos. A Mourinho ni le han regañado por ir al área técnica contraria a restregarle el gol. El Comité, para dejar a salvo al entrenador madridista, retiró la roja mostrada a Cani, quien lanzó al portugués, en reacción también reprobable, un botellín de agua. Sin darle. Ha sido la coartada del Comité para no opinar sobre el acto del entrenador madridista, a quien amigos míos portugueses me han rogado que no lo cite como tal. No quieren ser compatriotas suyos. Les avergüenza. El entrenador madridista presiona a los árbitros y tiene el favor del Comité de Competición.
Pronosticar sobre el resultado de la Liga cuando queda tanto por jugar es, más que un riesgo, una estupidez, pero no me resigno a callar que la Liga huele a madridista. Y no sólo por la innegable calidad de sus jugadores, algunos de los cuales no extraordinarios y especialmente Cristiano Ronaldo.
Y por lo que hace a los premios me sorprende que no haya habido el enfado por el conseguido por Mourinho cuando Vicente del Bosque estaba en la terna. Efectivamente, el Mundial no pesó en los votantes. Mourinho dijo que el gol de Iniesta lo habría marcado un lateral cualquiera. De Del Bosque vino a decir que la labor importante es la de un entrenador durante una temporada y no la de un seleccionador que trabaja muy pocos días.
Y Messi anda pidiendo perdón por un premio que realmente no esperaba porque se había dicho que sólo podía ser para uno de sus compañeros y, especialmente, para Iniesta, quien marcó un gol tan poco meritorio como dijo Mourinho. Que fuera Guardiola quien sacara el premio a Messi fue la guinda. Yo habría votado por Xavi, el director de orquesta del Barça de los seis títulos y del año pasado. Vicente del Bosque, que no podía decantarse en favor de un español hizo esta terna: Messi, Cristiano y Schweinsteiger.
Casillas, capitán español quien tampoco podía inclinarse por sus compañeros, lo hizo en este orden: Robben, Sneijder y Cristiano. Obsérvese que colocó por delante a los dos futbolistas que despreció el Madrid y a su compañero lo puso en tercer lugar, aunque ni siquiera para tal lugar coincida con Sara Carbonero, su novia.
Ahora, hay quienes para minusvalorar el premio del argentino dicen que, a excepción de Brasil, no lo respaldaron las grandes potencias, que es reacción tan democrática como decir que el presidente de Gobierno debe sus votos a gentes de pueblo.
Las urnas dejaron claro que Messi se ganó el 27,65 por ciento de los votos, Iniesta obtuvo el 17,36, y Xavi el 16,48.
Hay quienes se preguntan qué ley se va a imponer en la Liga: ¿la de Messi o la de Mourinho? Hay un error fundamental en la cuestión. Tampoco en el fútbol todos somos iguales ante la ley. Y en esto también se parte de un error porque Lionel Messi juega al fútbol y utiliza armas legales y reglamentos universales. José Mario dos Santos Félix Mourinho usa otras cartas: las de la manipulación de los datos y la perversión de los argumentos. Juega con cartas marcadas.
Ha habido quienes se han rasgado las vestiduras por el Balón de Oro que ha conquistado Messi. Se había apostado por el éxito de Andrés Iniesta, quien tiene gentes que le escriban en Madrid, y que el premio se haya esfumado no ha sido bien digerido. Que lo haya perdido Xavi no es la cuestión. El drama ha surgido porque se había apostado fuerte por el de Fuentealbilla quien, negarlo sería estúpido, ha tenido, junto a sus innegables cualidades balompédicas, su nacencia en Fuentealbilla, La Mancha. Xavi ha importado menos porque es catalán.
Messi no ha robado la cartera a nadie porque su premio lo debe a una votación democrática de los corresponsales de la publicación que otorga los premios, más los de los técnicos y capitanes de las distintas selecciones nacionales. Mienten, interesadamente, quienes cargan sobre la FIFA y la Federación Española de Fútbol el resultado del escrutinio.
Messi continuará su marcha triunfal salvo que alguien imite a Sergio Ramos y, con más tino, lo lesione. Mourinho seguirá alimentando la teoría de que los árbitros y los demás equipos favorecen al Barça. Empezó por difamar a Manolo Preciado, a quien insultó por la alineación que presentó en el Camp Nou, y se ciscó en Unai Emery, del que vino a decir que le hacen las alineaciones y no ha habido ocasión en que no se haya buscado más enemigos.
El Valencia perdió en el Bernabéu tras la expulsión de Albelda, a quien el Comité de Competición le quitó la tarjeta que le endilgó Pérez Lasa para sacarle del campo. Contra el Villarreal hubo un penalti de Xabi Alonso a Rossi que el árbitro no señaló y en el tercer tanto madridista hubo fuera de juego de Di María, primero, y de Cristiano Ronaldo después. Marcó habiendo salido de posición de fuera de juego. Mourinho tuvo la desfachatez de ir a celebrar el tanto al banquillo del Villarreal con la excusa de que detrás está sentado su hijo.
A Juan Carlos Garrido lo han castigado con un partido por salir de su área técnica haciendo aspavientos. A Mourinho ni le han regañado por ir al área técnica contraria a restregarle el gol. El Comité, para dejar a salvo al entrenador madridista, retiró la roja mostrada a Cani, quien lanzó al portugués, en reacción también reprobable, un botellín de agua. Sin darle. Ha sido la coartada del Comité para no opinar sobre el acto del entrenador madridista, a quien amigos míos portugueses me han rogado que no lo cite como tal. No quieren ser compatriotas suyos. Les avergüenza. El entrenador madridista presiona a los árbitros y tiene el favor del Comité de Competición.
Pronosticar sobre el resultado de la Liga cuando queda tanto por jugar es, más que un riesgo, una estupidez, pero no me resigno a callar que la Liga huele a madridista. Y no sólo por la innegable calidad de sus jugadores, algunos de los cuales no extraordinarios y especialmente Cristiano Ronaldo.
Y por lo que hace a los premios me sorprende que no haya habido el enfado por el conseguido por Mourinho cuando Vicente del Bosque estaba en la terna. Efectivamente, el Mundial no pesó en los votantes. Mourinho dijo que el gol de Iniesta lo habría marcado un lateral cualquiera. De Del Bosque vino a decir que la labor importante es la de un entrenador durante una temporada y no la de un seleccionador que trabaja muy pocos días.
Y Messi anda pidiendo perdón por un premio que realmente no esperaba porque se había dicho que sólo podía ser para uno de sus compañeros y, especialmente, para Iniesta, quien marcó un gol tan poco meritorio como dijo Mourinho. Que fuera Guardiola quien sacara el premio a Messi fue la guinda. Yo habría votado por Xavi, el director de orquesta del Barça de los seis títulos y del año pasado. Vicente del Bosque, que no podía decantarse en favor de un español hizo esta terna: Messi, Cristiano y Schweinsteiger.
Casillas, capitán español quien tampoco podía inclinarse por sus compañeros, lo hizo en este orden: Robben, Sneijder y Cristiano. Obsérvese que colocó por delante a los dos futbolistas que despreció el Madrid y a su compañero lo puso en tercer lugar, aunque ni siquiera para tal lugar coincida con Sara Carbonero, su novia.
Ahora, hay quienes para minusvalorar el premio del argentino dicen que, a excepción de Brasil, no lo respaldaron las grandes potencias, que es reacción tan democrática como decir que el presidente de Gobierno debe sus votos a gentes de pueblo.
Las urnas dejaron claro que Messi se ganó el 27,65 por ciento de los votos, Iniesta obtuvo el 17,36, y Xavi el 16,48.