Mira que he visto clásicos. Me he enfadado, he gritado, me he reído, he sufrido...Pero hoy no, hoy desde el primer gol me ha dado igual. Sabía que íbamos a palmar, quizás no por tanto pero sí por bastantes goles y sobre todo, burreados como viene siendo habitual en los últimos años.
Y es que, desde hace tiempo, veo al Madrid sin capacidad alguna para enfrentarse contra el Barcelona, o contra equipos fuertes en la Champions.
Debo admitirlo, estoy perdiendo la ilusión por mi equipo y por un club del que tengo recuerdos muy tempranos. Escuchando los partidos de la Quinta del Buitre en una pequeña radio que teníamos en casa, saltando por el pasillo cuando Hugo Sánchez marcaba de cabeza. O cuando iba con mis padres a casa de mis tíos para ver el clásico. Empiezan a ser recuerdos bonitos y poco más.
Desde hace tiempo, en este foro o en otros tantos, se me tacha de pesimista por mis opiniones. Lo cual admito, no cabe duda. Eso sí, no consiento que duden de mi madridismo.
Sin embargo, este pesimismo no viene del maná, es fruto de años y años de decepciones. No tanto en lo deportivo, sino más bien en lo institucional. La primera vez que empecé a ver, cómo el Barcelona nos estaba ganando la carrera como club grande fue en los años 80, en aquellos enfrentamientos Barcelona-Madrid con Cruyff en el banquillo. Ya por aquel entonces el Barcelona embotellaba al Madrid en su área, y yo, que todavía no entendía mucho de fútbol, no comprendía por qué el Madrid se aculaba atrás y no salía. "¡Corred cojones!", solía gritar a la televisión Me ponía rojo de rabia y de impotencia. Hasta que poco a poco entendí lo que estaba pasando. Empecé a razonar sobre la posesión de pelota, la técnica, el posicionamiento, el talento colectivo, el esfuerzo puesto en un objetivo, y me dolía no verlo en el Madrid, más allá de buenos y hasta grandes futbolistas que han pasado por el Bernabéu.
Crisis tras crisis, he seguido viendo lo mismo. Una falta absoluta de un plan. Todo han sido parches, soluciones rápidas, fugas, vías de escape. Unas veces han salido bien y otras, cada vez más, espantosas. No hemos tenido ni un solo presidente honesto en este club, Mendoza tras Mendoza, Sanz tras Sanz y Pérez tras Pérez nos hemos ido hundiendo más en una carrera loca y absurda por intentar seguir la estela de los grandes clubes europeos. Tropezón, tras tropezón, nos hemos hundiendo cada vez más en el fango hasta terminar viendo un equipo patético, incapaz de pasar de Octavos de final en Champions durante los últimos años, humillando contra equipos de Segunda B y vapuleado constantemente frente al Barcelona.
No. Lo siento. Este ya no es mi Madrid, sino una caricatura de un club que en su día, fue el más importante.
Esta entidad está enferma, endiosada y engreída de sí misma. Ha perdido la perspectiva del lugar que realmente ocupa pero sobre todo, lo que debería hacer para recuperarlo. Y quien crea que a golpe de talonario esto se arregla, no ha visto ni entendido el fútbol en los últimos 20 años.
¿Qué hemos hecho mal? Muchas cosas.
En primer lugar el Madrid ha olvidado el fútbol. Solo recuerda la historia. Se ha olvidado de que esto es un deporte, basado en técnica, táctica y preparación física. En los últimos años el fútbol, con los cambios introducidos, se ha ido modificando, transformando, especializándose. Se ha vuelto un deporte cada vez más competitivo y en este contexto el Real Madrid sigue erre que erre con viejos conceptos. "El espíritu de Juanito", "El miedo escénico" y las pollas en vinagreta. El Madrid lleva sin jugar bien al fútbol desde hace 10 años y no lo hace porque no sabe cómo se hace. Sigue anclado en la época en la que tenías tres jugadores buenísimos y ganabas con la gorra pero no señores, así le ganas a equipos flojos. Contra los buenos, cada vez más, esto ya no sirve. Tienes que ser mejores que ellos física, técnica y tácticamente. Y el resto es blá blá blá.
En segundo lugar, destrozar la cantera que para quien no lo recuerde ha dado grandísimos jugadores no es una manera muy saludable de construir una buena base. Y en esto tiene mucha culpa el endiosado Florentino Pérez. ¿Por qué? Sencillo. Jamás le perdonaré a este señor la oportunidad histórica PERDIDA cuando, con un Barcelona en plena crisis, tuvo la ocasión de sentar las bases de una entidad que pudiera funcionar independientemente de quien la presida, que es el verdadero secreto del Barcelona, ¡Y no lo hizo! No le salió de los cojones, ni residencia de estudiantes, ni preparación, ni ojeadores, ¡NADA! Y de aquellos polvos, vienen estos lodos. Ahora estamos como estamos, sin cimientos y con urgencias. ¿Éste es el genio al que algunos tanto admiran?
Y por último. La falta total de autocrítica. Los pocos que se atreven a decir "pero" son sistemáticamente perseguidos. No hago más que escuchar lamentos porque "la afición no anima", los "piperos" los llaman. ¿Pero vosotros en qué clase de club creéis que estáis?
Estoy más que harto de la opinión agilipollada de un sector madridista, que no hace más que repetir, cual papagayos las consignas de siempre "Es que no corren", "Es que no se dejan la piel", "Es que Juanito". Que no señores. ¡QUE NO! Que no se trata de correr, sino de jugar al fútbol.
Esa especie de no-gusto por el fútbol, por un control orientado, una combinación y por contra el aplauso fácil a una carrerita para recuperar un balón de banda, al que el jugador sabe que no va a llegar, es lo que nos está hundiendo. Esto es lo que realmente me decepciona de muchos/as, su incapacidad para valorar en qué se apoya el fútbol y no en las carreritas, las poses y las CHORRADAS.
Pensad en ello. Porque a mí sinceramente, cada día me apetece más darme de cabezazos contra una pared.