10 razones para amar y odiar a Pellegrini
El Real Madrid pagó cuatro millones de euros por la cláusula de rescisión de Manuel Pellegrini y le firmó un contrato de dos temporadas. Todavía no se ha cumplido un año desde aquel 1 de junio de 2009, pero la continuidad del técnico chileno en Chamartín ya parece una quimera. A falta de un milagro, el próximo fin de semana la Liga viajará hacia Barcelona y el primer proyecto de Florentino Pérez se quedará en blanco. Las urgencias frustrarán el proyecto de Pellegrini, cuyo bagaje presenta luces y sombras.
Cinco virtudes
1. 31 victorias en 37 jornadas. La cifra lo dice todo, aunque no sirva para ganar la Liga más discutida de la historia reciente. Un equipo debe valorarse por la regularidad doméstica y a Pellegrini no se le puede pedir más en este apartado. A la espera de lo que suceda en Málaga, su Madrid ha conseguido 17 triunfos en la segunda vuelta y ha ganado todos los partidos del Bernabéu salvo ante el Barcelona.
2. Decisiones difíciles y acertadas. Casi ha pasado desapercibido, pero los libros dirán que Pellegrini fue el primer técnico que dejó en el banquillo a Raúl. Una decisión peliaguda y necesaria que otros ni siquiera se atrevieron a valorar, temerosos de la opinión pública o del propio capitán. Los desplantes de Guti y Lassana tampoco quedaron sin castigo.
3. Seguridad atrás. Por primera vez en una década, Casillas pasó desapercibido durante muchas jornadas. Pellegrini ordenó al equipo sin balón y encontró variantes acertadas atrás incluso para hacer olvidar la esencial baja de Pepe. Destacable la polivalencia de Arbeloa, el sorprendente aplomo de los debutantes Albiol y Garay y la mejor temporada de Ramos en un lustro.
4. Elegante, firme, decidido. Pronto arreciaron las críticas, muchas de ellas teledirigidas. Los goles recibidos en la estrategia, las rotaciones, la suplencia de Raúl, el papel de las estrellas... Cualquier argumento parecía idóneo para golpear al entrenador, que nunca replicó con malas maneras, sino con una elegancia tan necesaria como inusual. Nunca se dejó guiar por lo que le sugerían desde algunos púlpitos. Siempre actuó guiado por sus convicciones.
5. Gestión del vestuario. Había que construir un grupo, no una colección de divos malcriados. Pellegrini vivió situaciones delicadas, pero supo dar cabida a todos, incluso acertó al prescindir de las concentraciones previas a los partidos. Tuvo paciencia con Guti y le convirtió en un gran revulsivo. Pidió tranquilidad a Gago y al final le colocó de titular al lado de Alonso.
Cinco defectos
1. Ni poso, ni excelencia. El brillo y los éxitos del Barcelona obligaban a una respuesta de altura. Se necesitaba un estilo reconocible, triunfos y grandes momentos de fútbol. Pellegrini, con el único aval de Jorge Valdano, fue el recurso de urgencia tras la negativa de Arsene Wenger. Pero nunca pudo definir una línea que ilusionase al Bernabéu. Salvo excepciones como Mestalla o Riazor, el Madrid ofreció un perfil poco atractivo. Vertical, con muchos goles, pero sin la excelencia prometida.
2. Falta de reflejos. El 10 de marzo volvió a consumarse la tradicional catástrofe en la Champions. Tras el descanso, un equipo de la clase media europea se adueñó del centro del campo en el Bernabéu y Pellegrini no encontró respuestas. Un error táctico de gran magnitud para frustrar el principal objetivo de la temporada. Nada que ver con el 4-0 de Copa ante el Alcorcón, una debacle sólo achacable a la relajación de los futbolistas.
3. Fallo en los días clave. El Madrid sólo sumó siete derrotas en toda la temporada, pero cinco de ellas llegaron en momentos decisivos y tuvieron efectos devastadores. Se notó la dolorosa impotencia ante el Barcelona y se cayó sin contemplaciones en plazas de gran exigencia como Sevilla o Bilbao. Por no hablar de lo visto en Gerland.
4. Sin desborde por fuera. Su gran fallo táctico, repetido y reiterado desde el primer día. El buen trato a la pelota no pudo canalizarse con la profundidad necesaria. Se estancó el Madrid muchos días por el centro, incapaz ante defensas cerradas, despreciando la velocidad de Cristiano por ambas bandas. Llegaban los laterales con reiteración, pero sólo Marcelo fue capaz de generar peligro.
5. La cantera y los descartes. Mosquera, Marcos Alonso y Juanfran. Tres aportaciones testimoniales en la recta final de la Liga. Un año más, el Madrid fue incapaz de ilusionar con alguna refrescante aparición de la gente joven. Pellegrini se equivocó cuando afirmó que este apartado pertenecía a su negociado. Sí que debían haberle escuchado cuando reiteró su apuesta por Robben y Sneijder. Pero eso ya es otra historia.