Dos partidos de sanción a Cristiano, eso es lo que hay. El Madrid se plantea recurrirlos por si le quitan uno o, en otro caso, regatear en los despachos para que pueda jugar en Riazor, con una de esas cautelares espúreas que de cuando en cuando se consiguen, y que purgue el segundo partido en Jerez. No me parece estrategia útil, no serviría más que para irritar al público de Riazor contra el Madrid. Sé que esas cosas de cumplir sanciones a la carta se han hecho antes, pero están muy mal hechas. Son aprovechamientos feos del insensato sistema de justicia de nuestro fútbol. Llegados aquí, lo mejor para el Madrid es conformarse.
Y lo digo porque hay un señor con una nariz rota y eso pesa en todos los análisis, se quiera o no. Este es un asunto equívoco en el que no se puede descartar ese factor, casual, sí, pero patente. Pero lo digo también porque el Madrid debe pensar más en las causas, para que no se repitan. Y si entendemos que las causas son el villarato, tan inflexible siempre con el Madrid, y la imagen que Cristiano se está labrando de sí mismo (o dando lugar a que le labren) un recurso, atendido o no, o un jugueteo del tipo de que en vez de este partido que le toque el otro, sólo puede empeorar las cosas cara al futuro.
Quiero decir que eso que yo llamo villarato se va a encrespar más si, vía CSD, el Madrid cuela a Cristiano en Riazor; y las broncas a éste aún van a ser mayores si ocurre tal cosa, que le presentará ante todos quienes quieren tenerle antipatía como un enchufado de los poderes del Estado. Mejor dejarlo como está, capear el villarato con la mayor dignidad posible, pero sin excitarlo más de la cuenta, y a su vez convencer a Cristiano de que ponga más de su parte. Si no le miran como a Messi no podrá hacer lo mismo que Messi, eso es lo que hay. Y no le miran como a Messi, le guste o no. Eso tendrá que ganárselo.
Sr. Relaño. Eso que usted llama villarato sólo existe en su enferma cabeza. Si tiene pruebas, preséntelas de una vez y deje de manipular miserablemente a la gente. Repetir cien veces una mentira no la convierte en verdad.