Texto completo de Jalones de derrota, promesa de victoria de Grandizo Munis : https://bataillesocialiste.files.wordpress.com/2008/03/g-munis-jalones-de-derrota.pdf
"La contra-revolución no fue sólo obra del fascismo sino también de la llamada "república democrática y popular", que impidió llevar a cabo la revolución social"
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Examinando el antagonismo “cultura contra barbarie” concretamente, en cuanto los dos extremos se relacionan con los elementos constitutivos de la sociedad y sus tendencias progresivas y regresivas, se precisan sus bases en esta otra forma: a la cultura por el socialismo o a la barbarie por el capitalismo. Pero en este caso la primera verdad es clase contra clase; no puede haber interés en rechazar la expresión, sino en propalarla y hacerla conciencia de las masas cuya tarea histórica es terminar con la barbarie capitalista. Negándola, el stalinismo indicaba claramente, bien antes de que estallara la guerra civil, su decisión de impedir que las masas siguieran ese camino. Y se le vio no reparar en ningún crimen para lograrlo. Tras la famosa cultura stalinista se ocultaba, a la manera del avestruz, la barbarie capitalista y sus respectivos gobiernos, a los que en lo sucesivo, los excomunistas les tendían la mano.
Daré aún otra prueba de la premeditada finalidad burguesa del frente popular. En vísperas de la guerra civil, totalmente apresados ya los partidos stalinistas en el colaboracionismo decretado por el VII congreso, toda la capacidad de archivo humano de un Varga fue volcada en la imprenta para afirmar que en España ni siquiera podía hablarse de revolución socialista. Dedicó a ello un número especial de la Correspondencia Internacional. Con datos que todo el mundo conoce, demostró lo que todo el mundo sabía, que España es un país retrasado industrialmente y con muchas taras feudales, por incumplimiento de la revolución burguesa. Esta verdad palmaria, que a un partido revolucionario hubiera servido para organizar la alianza entre el proletariado urbano, el rural y los campesinos pobres, era utilizada por Varga y el partido stalinista para supeditar esas tres clases a una revolución burguesa tan falaz en boca de ellos como imposible objetivamente. El documento en cuestión, como cualquier otro de la época que se tome uno la molestia de consultar, está impregnado de este tópico: puesto que la revolución democrática (burguesa) no ha sido hecha, el proletariado no puede aspirar a tomar el poder e iniciar su revolución. La revolución socialista no es cosa de ahora; faltan las condiciones históricas; primero hay que hacer la revolución burguesa.