Juanito Blaugrana.
En el del lado culé, desde que tiene en la mano la aguja y el hilo para coser el juego del Barcelona, El Tata Martino casi siempre ha sabido manejarse con laboriosidad de sastre. Pese a que algunos le quieran colgar ahora el muerto de dos empates en cuatro días --ganar en San Siro está chupao, que se lo digan al Madrid, que siempr... oh, wait--, al equipo no le tira la sisa, que digamos. Y el patrón es reconocible.
Casi todos los debates que provocó la ansiedad de una sucesión a matacaballo se han ido aclarando paulatinamente. A ello ha contribuido que la misma disciplina con las rotaciones mostrada por el nuevo cuerpo técnico se haya trasladado a un buen número de aspectos tácticos, algunos bastante innovadores, todos sumamente congruentes. Veamos qué tiene Martino en la pizarra antes de afrontar el Clásico:
La presión. Se nota cierta mejoría con respecto a la temporada anterior, pero aún falta brío. Sobre todo, porque tras pérdida del Barcelona se ha convertido en un recurso muy habitual de los rivales utilizar un primer toque rápido atrás o una pared de apoyo, para iniciar el juego de cara y con más espacio. Es decir, la carrera del atacante azulgrana que presiona se ha alargado un par de metros. Parece poco, pero salvar esa distancia una y otra vez exige mucho fuelle. Claro, que si la idea es alcanzar un tono físico decente en los meses de la verdad --propuesta que tiene mi apoyo incondicional--, lo lógico es que el rendimiento del inicio no sea exhuberante.
Neymar. El nuevo crack está encajando. Lo siento, pero los que esperaban que llevara 13 goles a estas alturas es que no han visto mucho la película de los últimos años. Ney mezcla bien con laterales e interiores, limpia rivales, es vertical, se atreve con el remate y ahora mismo es la primera opción para liberar al equipo de presión en largo y el corto. La cantidad de balones complicadísimos que controla y reintroduce con sentido en el circuito de los centrocampistas es altísima. En cada partido crea peligro y suma, y eso es porque se le utiliza bien.
Los centrales. Dejar el tema del balón parado por imposible no me parece de recibo, pero es verdad que hay cuestiones más urgentes. Por ejemplo, decidir qué pareja de centrales alinear en el Clásico. Piqué parece fijo, no tanto por su rendimiento reciente como por estatura y empaque estratégico. Puyol pinta recuperado, pero uno de los trucos del Madrid en los últimos años ha sido concentrar la presión sobre los jugadores que le acompañan para que sea el capitán, claramente el menos dotado en cuanto a técnica, el que deba internarse en campo contrario con la bola. Mascherano parece la mejor solución. Ofrece menos presencia física pero está más rodado, tiene bastante velocidad y un buen desplazamiento de balón. Bartra sería un salto demasiado grande en la jerarquía, pero el muchacho está brillante en todos los aspectos, las cosas como son.
La línea de ataque. El Barça está hilvanando un juego más que potable, pero le sigue faltando liquidez en la definición. Las intenciones del Tata apuntan a un intento firme de corregir el abuso del fútbol rococó. Todos los chicos de la media, no sólo Cesc, se animan al disparo, y desde posiciones más inesperadas. Neymar la engatilla en cuanto ve hueco. Hasta a Alexis se le ocurrió un día ponerla en la escuadra desde fuera del área en lugar de intentar su habitual y a menudo estéril pase a la red. Pedro debe mejorar en este sentido, pero la solución es global, más que individual. Una de las formas más obvias de sacudir el tema era poner a Leo en banda, es decir, en una posición donde el rematador no fuera siempre él, y en San Siro sucedió. No dio un resultado abrumador porque al propio Messi se le veía falto de automatismos en la posición. Pero, desde luego, la variante cambió el panorama. Y si Martino la utiliza el sábado, la defensa del Madrid tendrá que pensar muy rápido, cosa que no se le da muy allá.
Problemas. En mi opinión, fundamentalmente dos, ambos evidentes en San Siro y con influencia directa en el partido de pasado mañana. El martes, ante un equipo italiano, los cuales siempre ruedan fuerte en otoño en el aspecto físico --recuerdo al pobre Llorente contando el otro día en Marca cómo echa el bofe en los entrenamientos de la Juve--, el Barça se llevó muy pocos balones divididos que no fueran de rebote o de casualidad. Así es muy difícil encontrar al rival descolocado. Además, Busquets se quedó más solo que nunca para resolver todos los embrollos que se le presentaban. Igual le tienen demasiada fe. O Xavi e Iniesta andan justitos de fuerzas, que también. Si el centro del campo blanco aparece poblado, el Barça dependerá en exceso de los laterales para corregir. Cuidado con eso.
Y recuerden: Mourinho iba de guay, y en el primer Clásico le enchufaron un 5-0. Cualquier cosa puede suceder. Lo cual es la gracia, claro.
P.D.: Desde aquí, un cariñoso recuerdo a Manolo Escobar, mito absoluto y culé como pocos. Hasta siempre, maestro.