Un entrenador 'top' y un periodista de mierda
"En el mundo del fútbol yo y mi gente somos top y en el mundo del periodismo tú eres una mierda". Esta frase la pronunció ayer José Mourinho mirándome a los ojos. El escenario, improvisado o no, una habitación contigua a la sala de prensa del Estadio Santiago Bernabéu. Justo después de finalizar la rueda de prensa previa al partido contra el Espanyol, un miembro del departamento de comunicación del club, Juan Camilo Andrade, requirió mi presencia para reunirme con Silvino Louro, preparador de porteros del primer equipo. Con incertidumbre por la imprevista reunión, abrí la puerta y allí estaba el señor Louro, acompañado por José Mourinho, Luis Campos y dos trabajadores del club: Carlos Carbajosa y Fernando Porrero. Le tendí la mano y me negó el saludo. Muy nervioso, se dirigió a mí a voz en grito y en un portugués cerrado, por lo que no le entendí con exactitud.
Le pedí que me hablara más despacio y me contó que no soy nadie para poner en duda su honorabilidad. Me detalló punto por punto su currículum, donde incluyó, orgulloso, ser el principal valedor de Petr Cech. Defendí mi información, ciñéndome a mis fuentes. A pesar de la insistencia de los allí presentes para revelar su identidad, no cedí a sus presiones. No obstante, les comuniqué que volvería a preguntarles, por si no estuviera en lo cierto, pero sigo confiando en lo que me han dicho.
El pasado jueves, tras la derrota del Real Madrid en Vigo, analizamos en Radio MARCA la situación del vestuario blanco tras las críticas del técnico luso a algunos de sus futbolistas. Tras consultar a varias fuentes, informé a los oyentes de la sensación que tienen varios futbolistas del primer equipo, que ven a Louro casi como un espía del señor Mourinho.
"A mí me han dicho que eres un hijo de puta y una muy mala persona, y yo en vez de creérmelo, pienso otra cosa". Así irrumpió José Mourinho. Hasta entonces en un segundo plano, el entrenador decidió llevar el peso de la conversación. "Eres antimadrista, antimourinhista y tus preguntas siempre van con intención negativa". Me recordó su palmarés, el de su equipo técnico y, usando el marco de la puerta como si fuera un metro para medir la altura de un niño, situó por encima de la cabeza su capacidad profesional, dejando la mía por debajo de la rodilla.
El técnico continuó su intervención cara a cara: "Mientras sea entrenador del Real Madrid te respetaré siempre, cuando deje de serlo, serás una persona más de la calle y entonces veremos…".
Con Mourinho mirándome fijamente y Louro queriendo finalizar la conversación porque estaba llegando la hora del entrenamiento, le dije al señor Louro que "mi información no es un dato rebatible, es una impresión personal de un sector del vestuario y está contrastada desde el mismo momento en que me la cuentan".
Mourinho me recomendó que fuera más prudente con la credibilidad de las fuentes a las que consulto: "¿A ti qué beneficio te produce contar eso en antena? Aunque fuera cierto, que para mí no lo es, ¿realmente lo ves noticioso? Tienes que controlar bien si tus fuentes te están diciendo la verdad. Hay 21 jugadores en este vestuario que se llevan genial con Silvino y, como pasa en todos lados, hay tres ovejas negras que joden al grupo. Y en vez de intentar sacar a esa gente que perjudica a sus compañeros, tú lo das como noticia. Esto es así. Tú tienes una fuente, te da una información y por ella tienes que pagarle. No digo con dinero, hablo de favores, de taparle cuando falla, de ayudarle cuando te necesite y si es un niño prometiéndole cosas. A mí me pasa, me llama un periodista, me cuenta cosas de su periódico y yo tengo que pagarle con una alineación o con una entrevista. Pero yo, cuando eso sucede, pienso que si esta persona traiciona a sus compañeros no es una persona de fiar. Y filtro lo que me cuenta, busco lo que es cierto y lo que no. Eso es lo que tú tenías que haber hecho".
Me insistió que desvelara la identidad de mi fuente, de la persona que me facilitó la información. Mi respuesta fue que él, precisamente él, no me podía pedir eso porque es "el rey de dar sin dar". Que siempre critica sin dar nombres, como acababa de hacer, sin ir más lejos, con Benzema. Los seis miembros del Real Madrid presentes en la charla se sorprendieron de que hubiera interpretado así una respuesta del entrenador en rueda de prensa, y les dije que era un sentimiento general, que casi todos los medios interpretamos lo mismo.
"No hace falta que interpretes", respondió Mourinho. "Tienes una ventaja, trabajas en radio. Sólo tienes que ir a la emisora, tirar mi frase y que la gente haga sus valoraciones". Tras media hora aproximada de reunión la cita llegó a su fin porque era hora de ir a entrenar. Me disculpé ante Louro diciéndole que no era mi intención ofenderle personalmente al haber utilizado la palabra "espía", y le pedí "perdón con la mano en el corazón si usted o los que le quieren se sintieron molestos". No obstante, le insistí en que seguía pensando lo mismo, que mi fuente tenía más credibilidad que lo que él me dijera.
Ya con el entrenamiento echándoseles encima, Louro me tendió la mano, se la acepté, la estreché y nos despedimos. Mourinho hizo lo propio y le respondí de la misma manera, al tiempo que le agradecí a Carlos Carbajosa su presencia en la reunión.
Así pasó, y así vuelvo a contarlo para los lectores de MARCA. Como seguiré haciendo cada día con mis oyentes de Radio MARCA.