José Mourinho volvió a utilizar armas extradeportivas para salvar a su equipo. Cuando el Valencia empezó a subírsele a las barbas y empezó a peligrar el 0-1, Mourinho, con sus peores artes, salió al borde del campo a recriminar a los jugadores del Valencia, por considerar que estaban haciendo "teatro". Justo cuando todos reclamaban la segunda amarilla a Ozil en una dura entrada a Jordi Alba. La acción era merecedora de tarjeta, como lo fueron las otras seis que vieron los madridistas.
El técnico luso contagió a sus hombres con sus protestas y casi de inmediato, en otra dura entrada, Xabi Alonso, que vio la más que merecida tarjeta, recriminó a su 'víctima' que dejara de tirarse, se levantara y jugara.
Y es que ayer el Real Madrid volvió a ser el equipo de Mou. Ese equipo que juega mal y gana, sobre todo en el segundo tiempo, en el que no aguantó el balón tres pases seguidos. Y además, Cristiano y Ozil sí que estaban fundidos, que no Messi como se había dicho. Pero aún así apareció Benzema (19') y en un error general de la defensa del Valencia puso el 0-1.
El 0-2 llegó cuando el Madrid estaba peor, si es que podía ser. Un córner sacado por Ozil, lo único que hizo ayer, y que remató Sergio Ramos a la red. Y otro ejemplo de las malas artes que el Madrid empleó ayer, Marcelo cantando el gol a la oreja de Soldado, una acción antideportiva y que también debiera ser castigada.
Soldado parecía dar vida al Valencia con su gol (1-2), pero casi de inmediato, Cristiano, que tampoco hizo nada, apareció y puso el 1-3. Y otra celebración lamentable de los madridistas, sobre todo por parte de José Mourinho, que hizo de nuevo gala de su peor imagen celebrando el gol de CR7. Lamentable su celebración corriendo como un poseso y subiéndose a caballito a la espalda del suplente Callejón, que estaba calentando en la banda. Y luego se preguntan por qué cae mal este Madrid. No sé si ese es el señorío que Mourinho ha enseñado alos madridistas, como apuntó Florentino en la asamblea.
La reacción de Mestalla al tercer gol madridista y a su lamentable celebración fueron los cánticos unánimes de la grada de Mestalla: "Messi, Messi, Messi...". Y Soldado marcó el segundo y volvió a levantar el partido, con un Madrid que acabó encerrado. Y para culminar el festival de despropósitos, una posible mano de Higuaín dentro del área en el descuento que acabó de encender los ánimos.
Y es que futbolísticamente fue un mal partido, con el añadido de las malas artes madridistas, los malos modos de Mourinho y el acongojamiento de un árbitro que no se atrevió a expulsar a ninguno del Madrid -es increíble que Ozil y Marcelo acabaran el partido- ni a señalar ese posible penalti. Y el Madrid que mantiene su ventaja
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