La primera cuestión, y la madre del cordero, es qué tipo de centrocampista es Xabi. ¿Un mediocentro ofensivo? Sin duda, no lo es. Un mediocentro ofensivo, volante, o como se le quiera llamar, se distingue por su capacidad para desplazarse por el campo acompañando la jugada, por ofrecerse siempre en apoyo, superando líneas contrarias, por ser capaz de contemporizar con la pelota, desahogando la jugada, o de acelerarla cambiando el ritmo. Xabi no hace eso. Las zonas por las que puede moverse son más propias de un Diarra (salvando todas las distancias) que de un Xavi Hernández. Es demasiado lento para ir acompañando la jugada, carece de cambio de ritmo y de rapidez de maniobra para girarse, para ir apareciendo en zona de tres cuartos como apoyo en corto. Su papel es verlo todo desde atrás, como un líbero por delante de la defensa. Ahí es donde lucen todas sus virtudes, gracias a su capacidad para dar pases de 40 metros con precisión milimétrica. Teniendo en cuenta además que, tácticamente, es un jugador soberbio, y que no escatima meter la pierna, podríamos convenir que entonces estamos ante un mediocentro defensivo de manual, con el añadido de una gran calidad técnica que le permite hacer circular la pelota y variar las formas de ataque eligiendo juego en corto o en largo, mientras que la mayoría de los pivotes defensivos deben limitarse a buscar la solución más sencilla, esperando que sean otros los que armen el ataque. Pero resulta que tampoco. Jugar con Xabi como único pivote defensivo supone un riesgo demasiado grande porque, aunque su colocación en el campo y su lectura de las jugadas suelen ser perfectas, carece de la velocidad necesaria para llegar a tiempo a las coberturas.
Alguna vez me he quejado en este blog de cómo el fútbol moderno ha despreciado el papel de los centrocampistas, hasta el punto de que se ha producido un desvarío en la formación de jugadores de manera que todos los pivotes defensivos acaban siendo, en realidad, defensas adelantados, y todos los mediapuntas o bien delanteros retrasados (Raúl, Del Piero o Totti) o bien mediocentros ofensivos excesivamente liberados de tareas defensivas. Escasean los centrocampistas puros, los que aúnan la creación con la recuperación. De Rossi, Gerrard o Schweinsteiger, cada uno con sus virtudes y defectos, han sido de los pocos ejemplos de auténticos centrocampistas que han triunfado en el fútbol últimamente. Entre los jóvenes, Javi Martínez, Khedira o Wilshere, también con diferentes particularidades en cada caso, cumplen con esa doble faceta ofensiva-defensiva. Dan equilibrio pero también atacan, bien a base de una distribución más o menos clara, bien a base de llegadas por sorpresa. Pero lo más habitual vienen siendo los Makeleles en el plano defensivo, especialistas en el corte pero inútiles en la confección, y los Diegos u Öziles en el ofensivo, virtuosos creativos pero inconsistentes en el equilibrio. En ese sentido, Xabi Alonso se nos presenta como un auténtico fósil de lo que todos esperamos que sea un centrocampista, aunando virtudes defensivas con las creativas.
Sin embargo, su problema está en que el físico lo limita para definirse claramente. No sirve como referencia defensiva, porque aunque corre (y mucho), no tiene la frescura física necesaria para tapar los agujeros que un pivote defensivo debe tapar. Simplemente no llega a tiempo. En el Liverpool siempre debía jugar con un guardaespaldas, normalmente Mascherano. Y a veces hasta dos (añadiendo a Sissoko), si Benítez se ponía cagón. Pero tampoco sirve como referencia ofensiva, porque no es su perfil, y eso también obliga a ponerle otro "ayudante" por delante. En el Liverpool, el insustituible Gerrard. Así, teniéndolo bien cubierto, es como mejor se pueden aprovechar sus virtudes y como se minimizan sus defectos. En la Selección tiene a Busquets de sujetavelas y a Xavi de canalizador. En el Madrid podría hacerse lo mismo si Mourinho se decidiera a apostar por un 4-3-3, con Sahin o Granero llevando el peso creativo junto a él y Khedira haciendo lo que sabe, equilibrar y descolgarse hacia el área rival. Pero, claro, eso supondría renunciar a una pieza en ataque. Yo, desde luego, lo haría sin dudarlo, creo que un centro del campo lo más consistente posible es lo que marca la diferencia en los grandes momentos.
Pero cuando uno mira a los elementos de una plantilla como cartas a barajar, no puede evitar preguntarse si prescindir de alguien que condiciona tanto el sistema no sería la mejor manera de explotar adecuadamente las demás fichas del puzzle. Por ejemplo, en la Selección viene siendo fijo, pero ¿en serio a alguien le parecería descabellado quitarlo de en medio y dejar un centro del campo con un único pivote defensivo (Busquets o, si fuera yo el seleccionador, Javi Martínez) y dejarle por delante una línea de interiores y volantes creativos reforzada con un elemento más? La inclusión de Alonso junto a Busquets (para hacer entre ambos el trabajo que antes hacía Marcos Senna solito, recuerdo) ha supuesto el sacrificio injusto del excelente Silva, dado que Xavi e Iniesta son intocables. Veremos si Alonso resiste al empuje de Cesc, que ya juega donde hay que jugar para ser titular en la Selección y que además tiene muy fácil la compenetración con los otros centrocampistas por razones obvias. Y encima anda por ahí Thiago... De la misma manera, ¿podría el Madrid prescindir de Xabi cuando Sahin esté a pleno rendimiento? Yo veo evidente que sí, con las múltiples combinaciones que pueden darse con el turco sobre el campo, que puede hacer de Xabi, de acompañante de Xabi, de Özil o de interior escorado. Podemos poner centrocampistas llegadores flanqueándolo, como Khedira, Coentrao o incluso Altintop desde la derecha. Podemos asociarlo con Granero, para jugar más al toque. Podemos poner una línea de tres mediapuntas puramente creativos, dos como falsos extremos, con el propio Sahin, Özil y el resucitado (o eso parece) Kaká... Muchas posibilidades. Y, por supuesto, en muchas de ellas también entra Xabi Alonso.
Pero lo que trato de argumentar es que, realmente, el juego del Madrid no debe depender tanto de él como afirman sus aduladores de la prensa. Para ellos, todos los problemas pasan porque no se le acompaña adecuadamente. Pero ahí caben muchos matices: la mayoría de esos problemas son producto directo de sus propias inconsistencias. Sus acompañantes suelen hacer tareas defensivas necesarias, y por lo general las hacen muy bien. El juego del Madrid tiene que atascarse porque Xabi Alonso se atasca. Porque, obligado como está a ver el fútbol desde atrás por sus características, si no encuentra salida en largo (imposible si el rival está replegado) no es capaz de hilar el juego en corto.
En estos días de mal juego madridista han sido una constante los pases perpendiculares, rasos y con el defensa de turno adelantándose a quien debe recibir ese pase de espaldas a la portería. Ésa es la solución de Xabi cuando no puede explotar su pase en largo, porque no es capaz de hacer fluir la pelota acompañando la jugada, de desplazarse por el frente de ataque en apoyos cortos, en constante movimiento. Controla, levanta la cabeza y trata de meter un pase adonde sea, y ésa no es la cuestión. El Madrid se enreda contra defensas cerradas porque su principal motor de juego no sirve para jugar contra defensas cerradas. Así de simple. Y, desde luego, también tienen mucha responsabilidad el genial Özil (importantísimo), con sus desesperantes intermitencias, o Di María y hasta el propio Cristiano, por su falta de inteligencia para leer el partido a veces, empeñándose en desbordes imposibles y atolondrados cuando a lo mejor lo recomendable sería otra cosa. No todas las culpas van a ser para el mismo, por supuesto. De la misma forma, del hecho de que Xabi no nos sirva como único pivote defensivo también habría que responsabilizar a la deficiente aplicación de otros. Si todos corrieran, presionaran e hicieran su trabajo, tampoco harían falta tantos guardaespaldas. Pero en todo caso me parece una exhibición de desconocimiento del fútbol, cuando no un ejercicio de cinismo interesado, que se quiera poner a Xabi Alonso como mártir que se encuentra solo y abandonado en la ardua tarea de hacer jugar al Madrid.
El Madrid nunca podrá jugar bien contra defensas cerradas mientras el canalizador principal del juego blanco sea él, porque no sirve para eso. No es lo suyo. Con la posibilidad de rodearlo de los debidos apoyos, será un futbolista muy útil, explotando su indiscutible virtuosismo en las habilidades que sí tiene. Y ya entonces veremos si merece la pena seguir contando con él o si los demás se apañan de sobra. O las dos cosas según el día. Pero es hora de ir asumiendo el fracaso que supone haber puesto toda la responsabilidad de la creación de juego sobre las espaldas de un centrocampista demasiado indefinido, un guión perfecto de centrocampista que sin embargo cojea en la puesta en escena porque nadie es perfecto aunque lo parezca. No, no es problema de sus acompañantes. Xabi no sólo necesita acompañantes, necesita complementos.
El Madrid, con Xabi como cerebro, siempre será un equipo eminentemente contragolpeador. Si se quiere mejorar el ataque estático, hace falta un cerebro adecuado para ello. Y también que sus compañeros se impliquen más en la tarea de elaborar el juego y dejen de pretender derribar las defensas a martillazos. Cuando el martillo no anda fino, eso acaba siendo un suicidio.
Pienso que, aun con Sahin, lo más probable es que Xabi siga jugando. Tampoco tiene el Madrid un recuperador puro que permita a Sahin asumir él solo tareas creativas. Khedira no lo es, y ponerlo en ese rol, sin explotar sus posibilidades a la hora de llegar al área contraria, sería desaprovecharlo. Y Lass es demasiado inconsistente por su mala cabeza. Pero la clave para que este Madrid mejore es que Alonso deje de ser la principal (y única) referencia creativa. Xabi no crea más por la sencilla razón de que no sabe y no puede. Asumirlo es el primer paso para de verdad aprovechar sus virtudes. Hay una diferencia sustancial entre decir que Xabi está demasiado solo para así atizarles a sus compañeros e infravalorar a sus acompañantes (y al entrenador que los pone), y matizar que sí, que está demasiado solo, pero porque sencillamente no puede asumir todo el trabajo que se pretende que asuma. La solución a todos estos problemas tiene nombre turco: Nuri Sahin. Y también español: Esteban Granero. Necesitamos a estos dos jugadores a pleno rendimiento.
Es un tocho, pero es un articulo brutal. Como me han pintado muchos de anti-Alonsista, este articulo lo veo bastante objetivo y analiza bien el juego de Alonso...aunque seguro mas de uno responderá el post con un yaoming.
http://www.soymadridista.com/PabloA/La%20mente%20en%20blanco/Xabi%20Alonso,%20el%20gui%C3%B3n%20que%20no%20se%20cumple/3010/