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Viernes pasado. Dos y pico de la tarde. Sede de ACS en el número 102 de la capitalina calle de Pío XII. Planta undécima. Comedor presidencial. [...] The Special José se queda literalmente flipado por la espectacular colección de arte moderno que decora la estancia -presidida por un Tàpies que dan ganas de birlar-.
[...] El ambiente [entre Mourinho y Florentino] es de empatía absoluta. Sincera. El uno admira al otro y el otro al uno. La leyenda urbana, una vez más, está estupendamente informada. Los enteraos de turno pinchan en hueso cuando juran y perjuran que el sucesor del sucesor del sucesor de Bernabéu no traga al míster más famoso del balompié contemporáneo.
[...] “Presidente, a veces me siento muy solo denunciando injusticias que se producen no contra mí sino contra la institución”. Su interlocutor no niega la mayor sino que más bien la suscribe al 100%. Como quiera que no vive en Marte, sabe tan bien o mejor que The Special José que el poder futbolístico reside en estos momentos en Barcelona y que eso puede influir en el subconsciente de los árbitros. No es lo mismo pitar al más poderoso institucionalmente hablando que al segundo más poderoso o al decimoséptimo más poderoso. Aunque los hechos no abonan cuantitativamente la teoría del contubernio en los horarios -sí cualitativamente-, el número 1 de la Casa Blanca también está de acuerdo con él en este apartado. No termina de fiarse del todo. Por una sencilla razón: la amistad entre el magnate del fútbol televisivo, Jaume Roures, y la familia Guardiola.
[...] Florentino cree que al fin ha dado con una tecla, la del banquillo, que se le ha resistido desde los tiempos de Del Bosque. Sostiene que una versión corregida de Mourinho es invencible. Corregida porque el entrenador portugués ha de ser consciente de que España no es Inglaterra ni tampoco Italia. Aquí somos más cínicos con la gente que va de frente, que se viste por los pies y dice lo que piensa. Los clásicos, desde Quevedo a Gracián pasando por Cervantes, lo tienen claro: la envidia y la hipocresía son los dos pecados patrios.
[Eduardo Inda / Marca]
[...] El ambiente [entre Mourinho y Florentino] es de empatía absoluta. Sincera. El uno admira al otro y el otro al uno. La leyenda urbana, una vez más, está estupendamente informada. Los enteraos de turno pinchan en hueso cuando juran y perjuran que el sucesor del sucesor del sucesor de Bernabéu no traga al míster más famoso del balompié contemporáneo.
[...] “Presidente, a veces me siento muy solo denunciando injusticias que se producen no contra mí sino contra la institución”. Su interlocutor no niega la mayor sino que más bien la suscribe al 100%. Como quiera que no vive en Marte, sabe tan bien o mejor que The Special José que el poder futbolístico reside en estos momentos en Barcelona y que eso puede influir en el subconsciente de los árbitros. No es lo mismo pitar al más poderoso institucionalmente hablando que al segundo más poderoso o al decimoséptimo más poderoso. Aunque los hechos no abonan cuantitativamente la teoría del contubernio en los horarios -sí cualitativamente-, el número 1 de la Casa Blanca también está de acuerdo con él en este apartado. No termina de fiarse del todo. Por una sencilla razón: la amistad entre el magnate del fútbol televisivo, Jaume Roures, y la familia Guardiola.
[...] Florentino cree que al fin ha dado con una tecla, la del banquillo, que se le ha resistido desde los tiempos de Del Bosque. Sostiene que una versión corregida de Mourinho es invencible. Corregida porque el entrenador portugués ha de ser consciente de que España no es Inglaterra ni tampoco Italia. Aquí somos más cínicos con la gente que va de frente, que se viste por los pies y dice lo que piensa. Los clásicos, desde Quevedo a Gracián pasando por Cervantes, lo tienen claro: la envidia y la hipocresía son los dos pecados patrios.
[Eduardo Inda / Marca]
