Entrevista Realizada por Don Balón
DB. -Su último premio fue el Juan José Castillo de periodismo de Mundo Deportivo. ¿Qué significó para usted?
-Es muy bonito que reconozcan el trabajo tan sumamente sano hecho por mi equipo. Este premio nos lo han concedido antes de hacer el Informe Robinson sobre el Mundial. Es gratificante que la gente piense que más o menos sabemos retratar el deporte en la tele.
DB. -No es el primer premio que Robinson gana como periodista.
-Hemos ganado siete Academias, dos Ondas y otros premios...
DB. -Y se deja un premio individual porque en 1997 se adjudicó el premio al mejor presentador europeo deportivo.
-Sí. Y te digo un cosa. Fue un engaño. Yo no voy a recoger premios normalmente, pero nos dijeron que teníamos que ir a Milán porque El Día Después había ganado un premio. No fue así y yo gané el de mejor presentador, pero no era consuelo. Quizá porque creo en el grupo, me gusta mucho el nosotros. Me siento un poco como Guardiola o Del Bosque, que tienen el mejor equipo del mundo. Hablamos el mismo idioma. Y mira que es difícil que alguien hable el mío, que es una especie de ‘robin’.
DB. -Sumando premios individuales y colectivos, ¿ha ganado más como futbolista o como periodista?
-Con el Liverpool gané Copa de Europa, Liga y Copa de la Liga. Fui con mi país varias veces, pero nunca sentí que yo era bueno. Me retiré con una gran frustración. Era tan perfeccionista que siempre me quedé con lo que no había hecho bien. Habían pasado seis años hasta que me vi jugar en la tele, en la videoteca de casa de mis padres. Tímidamente me atreví a verlo y me gustó. No era tan malo como yo pensaba.
DB. -¿Y como profesional de la información?
-Haciendo tele me siento bueno, no tengo vergüenza, es genuino. Cuando salía del túnel esperaba que fuera mi día. Cuando me maquillo, pienso que será el día. Miraba a mis compañeros en el vestuario del Liverpool y me faltaba poco para pedirles un autógrafo. Esto no me pasó en el periodismo porque me siento apto.
DB. -¿En qué jugador actual se ve reflejado?
-En Zamorano, pero hoy en día, es que soy casi un dinosaurio (se queda pensativo)...
DB. -¿Quizá Ibrahimovic?
-Sí. Él es más hábil que yo, pero yo poseo mejor primer toque y tal vez era más rápido que él. Me halagas, pero yo era un poco más solidario.
DB. -Además, creo que Robin tendría mejor feeling con Guardiola por lo que me ha dicho antes del trabajo de grupo...
-Es que no puede ser de otra manera. Además, cuando uno es un ‘9’ muchas veces el dinero anestesia y provoca amnesia. También el aplauso y los titulares de periódicos. Muchas veces nos toca hacer el último pase. Paso vergüenza viendo cómo los delanteros celebran un gol, cómo se vanaglorian.
DB. -¿Usted no celebraba los goles así?
-He celebrado algún gol con mucho énfasis por lo que ha supuesto, pero no para mí. Somos el último eslabón de la cadena. Muchas veces tú puedes cagarla o rematar la faena. Nosotros no rascamos bola ni disparamos si no es por un trabajo de los demás. Muchas veces se olvidan estas cosas.
DB. -Antes hablábamos del Informe Robinson ‘Cuando fuimos campeones’. ¿A qué atribuye su tremendo éxito?
-Al margen de la brillantez de José Larraza, que capitaneaba el vídeo, radica en la generosidad del futbolista al sentir la confianza para hablar con nuestras cámaras de ese modo. Es un trabajo de años porque el programa tiene un talante. Pocas veces hemos escuchado a tantos futbolistas sincerarse tanto. De hecho, Andrés Iniesta se negó a hablar con varios periodistas sobre el Mundial antes de hablar con Informe Robinson. Nos lo quería decir a nosotros.
DB. -Siempre se dice que los futbolistas responden lo mismo. ¿Tiene que ver con que los periodistas preguntamos lo mismo?
-Absolutamente. Hay un periodista, que lleva mil años trabajando en España y que no voy a nombrar, que después de los partidos, en la zona mixta, ya me entrevistaba a mí: “Bueno, ¿qué?”. Si algún día alguien logra rascar el barniz del futbolista a lo mejor encuentra algo que nunca se ha visto.
DB. -Volviendo al tema del Mundial, ¿cómo vivió un inglés con raíces irlandesas el triunfo de la ‘Roja’?
-Yo iba radicalmente a favor de España. Llevo 24 años aquí, donde está mi hogar y se han criado mis hijos. Me han dado el beneficio de la duda. Es un país que me permite invadir su salón de estar. Tengo mucho más que agradecer a España que a Inglaterra.
DB. -Y en una hipotética final España-Inglaterra, ¿con quién hubiera ido?
-Que hubiese ganado España. Pero rezaba para que no hubiera. Incluso había hablado eso con Canal Plus. La conclusión fue que siempre que jugara España, tenía que estar Maldini. Si se hubieran cruzado, ¿cómo afrontamos que un inglés esté comentando el España-Inglaterra? Quiero al Reino Unido un huevo, pero debo mi gran felicidad y la de mi familia a España. Nadie me preguntó si me apetecía nacer en Inglaterra. ¿Tengo que ser preso de ello toda mi vida?
DB. -¿Cuál es el secreto del éxito de Informe Robinson?
-Es una ideología que se remonta al Día Después. Nunca he querido que se hable mucho en la tele porque ya tienes imágenes. Era un programa de una hora y media, pero sólo tenía ocho minutos de plató. El matrimonio perfecto de la imagen es una sintonía musical, no una palabra. En Informe Robinson hacemos mucho hincapié en la imagen. Si no contamos bien la historia, por lo menos pecaremos de hacer sólo tele bonita. De hecho algún reportaje no me ha gustado, pero ha sido bonito. Hay que hablar poco, exponer mucho y usar música para emocionar. Muchas veces no eres consciente de que la música está hasta que te la quitan y la imagen se convierte en viuda.
DB. -¿Con qué programa se queda: El Día Después o Informe Robinson?
-Cada uno en lo suyo. Nada me había dolido más en mi vida que la muerte de El Día Después. Estuve de luto un año y medio. Estaba enfadado con el mundo, con mi empresa... Yo vivía para El Día Después. Era como un ser vivo al que le cortaba el pelo y afeitaba. Un buen chico, con pudor, aunque travieso...y un día murió. Posteriormente me propusieron volver a hacerlo, pero ya no quise. Se me habían quitado las ganas y yo había cambiado. Tenía 50 años y no quería ser un caballero gamberro toda la vida. Hay que saber enterrarlo. Lo sacaron hace un año con Juanma Castaño y Cañizares. Me consultaron y yo les dije que no era buena idea. Me molestó que usaran ese nombre.
DB. -Pero en Informe Robinson no sólo habla de fútbol sino de tenis, ajedrez o freestyle. ¿Tanto sabe de otros deportes?
-No, pero yo no tengo que saber. Soy periodista y debo preguntar, tener curiosidad. Es fascinante tener a Magnus Carlsen, el número 1 del mundo de ajedrez, y preguntarle.
DB. -Seguimos hablando de la profesión. ¿Qué le ha parecido la desbandada de periodistas de la SER a la Cope?
-Triste. Estoy sorprendido. Pero no hay que olvidar una cosa. Me acuerdo cuando Iñaki Gabilondo se fue a Cuatro y ahora Carlos Francino tiene más audiencia. La Cadena Ser es un transatlántico.
DB. -¿Y no se ha debilitado Carrusel Deportivo?
-Es una forma de verlo. Paco González, Manolo Lama y Pepe Domingo Castaño son brillantes. Pero no todo es una mala noticia. Es una oportunidad de crear una nueva generación. Estoy ayudando yendo los sábados a Carrusel Deportivo y disfruto viendo la enorme energía la nueva gente.
"Josep Pedrerol se monta un show como Salsa Rosa"
DB. -¿El periodismo deportivo que se hace en España es demasiado sectario o partidista?
-Estoy muy decepcionado con el periodismo en su totalidad, no sólo del deportivo. Leo la prensa deportiva y creo que debería llevar una advertencia tipo ‘leer esto puede perjudicar sus neuronas’. También lo veo en la radio y en la tele.
DB. -¿Por qué?
-El periodismo conlleva ahora mismo un estigma. Somos partidarios, incultos, corrompidos por una tendencia editorial, generamos violencia... No descarto que estas acusaciones sean ciertas. Ser periodista debe ser vocacional y tremendamente necesario en el mundo. Es una profesión muy honrada que, de vez en cuando, por nuestros amos y por nuestra falta de intelectualidad, nos convierte en aquello que nos acusa la gente.
DB. -En las dos décadas que lleva en España, ¿la profesión ha ido a mejor o a peor? -Hay más golferío. En cualquier sitio de la TDT o de la radio. Josep Pedrerol, al que quiero mucho, se monta un show como Salsa Rosa. Y hay el caso de un periodista que decía que Messi era un jugador muy limitado sabiendo que no es así, sino para promocionar la juerga.
DB. -¿Y estas tertulias a las que se refiere no son lo que la gente quiere ver?
-No. ¡Es lo que tú has puesto! La gente no sabe lo que quiere ver porque trabaja en otras cosas. Hay unos cuantos encargados que tienen la responsabilidad de pensar qué puede gustar a la gente. Si no pusieran esa mierda quizá también podrían tener muy buena audiencia. Pago a cuatro jetas para contar siete disparates y hago un 16% de audiencia. Han encontrado un negocio en el que gastan poco y ahora lo hacen todos. Y lo verdaderamente importante en las tertulias es que cuatro hablen a la vez.
DB. -¿Y cómo valora el auge de la mujer presentadora en el periodismo deportivo?
-El mayor gesto de sexismo es poner a una mujer porque es mujer. Le ofrecí a Olga Viza ser presentadora de El Día Después, pero no lo hice por ser mujer sino porque era muy buena.
DB. -¿Y qué le parece el fenómeno Carbonero, una periodista que genera más noticias que los propios futbolistas?
-Refleja lo que es nuestro periodismo. Lo hace decentemente bien. Ella no tiene la culpa sino la prensa, que damos más relevancia a lo que hace que a otras cosas. La indecencia la tenemos nosotros como periodistas.
DB. -Se tiene la percepción de que Robinson trabaja muy bien pero poco...
-Hacemos un Informe Robinson al mes, pero nos cuesta cinco semanas hacerlo. Libro tres viernes de cada mes. Los demás días, trabajo.
DB. -¡Pero usted ha reconocido en alguna ocasión que no le da un palo al agua!
-Porque lo que yo hago no lo concibo como curro. He sido futbolista, escribo programas de televisión y comento partidos. Tengo una vida laboral sumamente placentera. Aunque me gusta jugar a golf no me tengas pena porque sólo libro tres viernes al mes. ¡Disfruto como un enano!
DB. -Una curiosidad para acabar. ¿Hay algo peor para usted que le tatúen el escudo del Manchester United en la frente como le ocurre en un reciente anuncio?
-El United no es de mi cuerda, pero es muy grande. En España nos falla una cosa: desconsideramos a nuestro rival deportivo. Sólo y cuando considero que es tan grande puedo tener satisfacción al ganarle. La rivalidad desde el respeto. Pero respecto al tatuaje, no me pueden hacer mayor cabronada.
DB. -Su último premio fue el Juan José Castillo de periodismo de Mundo Deportivo. ¿Qué significó para usted?
-Es muy bonito que reconozcan el trabajo tan sumamente sano hecho por mi equipo. Este premio nos lo han concedido antes de hacer el Informe Robinson sobre el Mundial. Es gratificante que la gente piense que más o menos sabemos retratar el deporte en la tele.
DB. -No es el primer premio que Robinson gana como periodista.
-Hemos ganado siete Academias, dos Ondas y otros premios...
DB. -Y se deja un premio individual porque en 1997 se adjudicó el premio al mejor presentador europeo deportivo.
-Sí. Y te digo un cosa. Fue un engaño. Yo no voy a recoger premios normalmente, pero nos dijeron que teníamos que ir a Milán porque El Día Después había ganado un premio. No fue así y yo gané el de mejor presentador, pero no era consuelo. Quizá porque creo en el grupo, me gusta mucho el nosotros. Me siento un poco como Guardiola o Del Bosque, que tienen el mejor equipo del mundo. Hablamos el mismo idioma. Y mira que es difícil que alguien hable el mío, que es una especie de ‘robin’.
DB. -Sumando premios individuales y colectivos, ¿ha ganado más como futbolista o como periodista?
-Con el Liverpool gané Copa de Europa, Liga y Copa de la Liga. Fui con mi país varias veces, pero nunca sentí que yo era bueno. Me retiré con una gran frustración. Era tan perfeccionista que siempre me quedé con lo que no había hecho bien. Habían pasado seis años hasta que me vi jugar en la tele, en la videoteca de casa de mis padres. Tímidamente me atreví a verlo y me gustó. No era tan malo como yo pensaba.
DB. -¿Y como profesional de la información?
-Haciendo tele me siento bueno, no tengo vergüenza, es genuino. Cuando salía del túnel esperaba que fuera mi día. Cuando me maquillo, pienso que será el día. Miraba a mis compañeros en el vestuario del Liverpool y me faltaba poco para pedirles un autógrafo. Esto no me pasó en el periodismo porque me siento apto.
DB. -¿En qué jugador actual se ve reflejado?
-En Zamorano, pero hoy en día, es que soy casi un dinosaurio (se queda pensativo)...
DB. -¿Quizá Ibrahimovic?
-Sí. Él es más hábil que yo, pero yo poseo mejor primer toque y tal vez era más rápido que él. Me halagas, pero yo era un poco más solidario.
DB. -Además, creo que Robin tendría mejor feeling con Guardiola por lo que me ha dicho antes del trabajo de grupo...
-Es que no puede ser de otra manera. Además, cuando uno es un ‘9’ muchas veces el dinero anestesia y provoca amnesia. También el aplauso y los titulares de periódicos. Muchas veces nos toca hacer el último pase. Paso vergüenza viendo cómo los delanteros celebran un gol, cómo se vanaglorian.
DB. -¿Usted no celebraba los goles así?
-He celebrado algún gol con mucho énfasis por lo que ha supuesto, pero no para mí. Somos el último eslabón de la cadena. Muchas veces tú puedes cagarla o rematar la faena. Nosotros no rascamos bola ni disparamos si no es por un trabajo de los demás. Muchas veces se olvidan estas cosas.
DB. -Antes hablábamos del Informe Robinson ‘Cuando fuimos campeones’. ¿A qué atribuye su tremendo éxito?
-Al margen de la brillantez de José Larraza, que capitaneaba el vídeo, radica en la generosidad del futbolista al sentir la confianza para hablar con nuestras cámaras de ese modo. Es un trabajo de años porque el programa tiene un talante. Pocas veces hemos escuchado a tantos futbolistas sincerarse tanto. De hecho, Andrés Iniesta se negó a hablar con varios periodistas sobre el Mundial antes de hablar con Informe Robinson. Nos lo quería decir a nosotros.
DB. -Siempre se dice que los futbolistas responden lo mismo. ¿Tiene que ver con que los periodistas preguntamos lo mismo?
-Absolutamente. Hay un periodista, que lleva mil años trabajando en España y que no voy a nombrar, que después de los partidos, en la zona mixta, ya me entrevistaba a mí: “Bueno, ¿qué?”. Si algún día alguien logra rascar el barniz del futbolista a lo mejor encuentra algo que nunca se ha visto.
DB. -Volviendo al tema del Mundial, ¿cómo vivió un inglés con raíces irlandesas el triunfo de la ‘Roja’?
-Yo iba radicalmente a favor de España. Llevo 24 años aquí, donde está mi hogar y se han criado mis hijos. Me han dado el beneficio de la duda. Es un país que me permite invadir su salón de estar. Tengo mucho más que agradecer a España que a Inglaterra.
DB. -Y en una hipotética final España-Inglaterra, ¿con quién hubiera ido?
-Que hubiese ganado España. Pero rezaba para que no hubiera. Incluso había hablado eso con Canal Plus. La conclusión fue que siempre que jugara España, tenía que estar Maldini. Si se hubieran cruzado, ¿cómo afrontamos que un inglés esté comentando el España-Inglaterra? Quiero al Reino Unido un huevo, pero debo mi gran felicidad y la de mi familia a España. Nadie me preguntó si me apetecía nacer en Inglaterra. ¿Tengo que ser preso de ello toda mi vida?
DB. -¿Cuál es el secreto del éxito de Informe Robinson?
-Es una ideología que se remonta al Día Después. Nunca he querido que se hable mucho en la tele porque ya tienes imágenes. Era un programa de una hora y media, pero sólo tenía ocho minutos de plató. El matrimonio perfecto de la imagen es una sintonía musical, no una palabra. En Informe Robinson hacemos mucho hincapié en la imagen. Si no contamos bien la historia, por lo menos pecaremos de hacer sólo tele bonita. De hecho algún reportaje no me ha gustado, pero ha sido bonito. Hay que hablar poco, exponer mucho y usar música para emocionar. Muchas veces no eres consciente de que la música está hasta que te la quitan y la imagen se convierte en viuda.
DB. -¿Con qué programa se queda: El Día Después o Informe Robinson?
-Cada uno en lo suyo. Nada me había dolido más en mi vida que la muerte de El Día Después. Estuve de luto un año y medio. Estaba enfadado con el mundo, con mi empresa... Yo vivía para El Día Después. Era como un ser vivo al que le cortaba el pelo y afeitaba. Un buen chico, con pudor, aunque travieso...y un día murió. Posteriormente me propusieron volver a hacerlo, pero ya no quise. Se me habían quitado las ganas y yo había cambiado. Tenía 50 años y no quería ser un caballero gamberro toda la vida. Hay que saber enterrarlo. Lo sacaron hace un año con Juanma Castaño y Cañizares. Me consultaron y yo les dije que no era buena idea. Me molestó que usaran ese nombre.
DB. -Pero en Informe Robinson no sólo habla de fútbol sino de tenis, ajedrez o freestyle. ¿Tanto sabe de otros deportes?
-No, pero yo no tengo que saber. Soy periodista y debo preguntar, tener curiosidad. Es fascinante tener a Magnus Carlsen, el número 1 del mundo de ajedrez, y preguntarle.
DB. -Seguimos hablando de la profesión. ¿Qué le ha parecido la desbandada de periodistas de la SER a la Cope?
-Triste. Estoy sorprendido. Pero no hay que olvidar una cosa. Me acuerdo cuando Iñaki Gabilondo se fue a Cuatro y ahora Carlos Francino tiene más audiencia. La Cadena Ser es un transatlántico.
DB. -¿Y no se ha debilitado Carrusel Deportivo?
-Es una forma de verlo. Paco González, Manolo Lama y Pepe Domingo Castaño son brillantes. Pero no todo es una mala noticia. Es una oportunidad de crear una nueva generación. Estoy ayudando yendo los sábados a Carrusel Deportivo y disfruto viendo la enorme energía la nueva gente.
"Josep Pedrerol se monta un show como Salsa Rosa"
DB. -¿El periodismo deportivo que se hace en España es demasiado sectario o partidista?
-Estoy muy decepcionado con el periodismo en su totalidad, no sólo del deportivo. Leo la prensa deportiva y creo que debería llevar una advertencia tipo ‘leer esto puede perjudicar sus neuronas’. También lo veo en la radio y en la tele.
DB. -¿Por qué?
-El periodismo conlleva ahora mismo un estigma. Somos partidarios, incultos, corrompidos por una tendencia editorial, generamos violencia... No descarto que estas acusaciones sean ciertas. Ser periodista debe ser vocacional y tremendamente necesario en el mundo. Es una profesión muy honrada que, de vez en cuando, por nuestros amos y por nuestra falta de intelectualidad, nos convierte en aquello que nos acusa la gente.
DB. -En las dos décadas que lleva en España, ¿la profesión ha ido a mejor o a peor? -Hay más golferío. En cualquier sitio de la TDT o de la radio. Josep Pedrerol, al que quiero mucho, se monta un show como Salsa Rosa. Y hay el caso de un periodista que decía que Messi era un jugador muy limitado sabiendo que no es así, sino para promocionar la juerga.
DB. -¿Y estas tertulias a las que se refiere no son lo que la gente quiere ver?
-No. ¡Es lo que tú has puesto! La gente no sabe lo que quiere ver porque trabaja en otras cosas. Hay unos cuantos encargados que tienen la responsabilidad de pensar qué puede gustar a la gente. Si no pusieran esa mierda quizá también podrían tener muy buena audiencia. Pago a cuatro jetas para contar siete disparates y hago un 16% de audiencia. Han encontrado un negocio en el que gastan poco y ahora lo hacen todos. Y lo verdaderamente importante en las tertulias es que cuatro hablen a la vez.
DB. -¿Y cómo valora el auge de la mujer presentadora en el periodismo deportivo?
-El mayor gesto de sexismo es poner a una mujer porque es mujer. Le ofrecí a Olga Viza ser presentadora de El Día Después, pero no lo hice por ser mujer sino porque era muy buena.
DB. -¿Y qué le parece el fenómeno Carbonero, una periodista que genera más noticias que los propios futbolistas?
-Refleja lo que es nuestro periodismo. Lo hace decentemente bien. Ella no tiene la culpa sino la prensa, que damos más relevancia a lo que hace que a otras cosas. La indecencia la tenemos nosotros como periodistas.
DB. -Se tiene la percepción de que Robinson trabaja muy bien pero poco...
-Hacemos un Informe Robinson al mes, pero nos cuesta cinco semanas hacerlo. Libro tres viernes de cada mes. Los demás días, trabajo.
DB. -¡Pero usted ha reconocido en alguna ocasión que no le da un palo al agua!
-Porque lo que yo hago no lo concibo como curro. He sido futbolista, escribo programas de televisión y comento partidos. Tengo una vida laboral sumamente placentera. Aunque me gusta jugar a golf no me tengas pena porque sólo libro tres viernes al mes. ¡Disfruto como un enano!
DB. -Una curiosidad para acabar. ¿Hay algo peor para usted que le tatúen el escudo del Manchester United en la frente como le ocurre en un reciente anuncio?
-El United no es de mi cuerda, pero es muy grande. En España nos falla una cosa: desconsideramos a nuestro rival deportivo. Sólo y cuando considero que es tan grande puedo tener satisfacción al ganarle. La rivalidad desde el respeto. Pero respecto al tatuaje, no me pueden hacer mayor cabronada.