Pero pudiera ser, que en un último momento de pensamiento crítico y mesurada cordura, le viniese a la cabeza los pagarés de deuda que tiene con los bancos después de un verano de excesos monetarios.
Pudiera ser que recordase las presentaciones hollywoodienses del portugués, del brasileño adicto a Dios y del francés rapero.
Pudiera ser que en su mente pasasen fugazmente la cara de los aficionados aclamándole, henchidos de ilusión por recuperar un sueño perdido.
Pudiera ser que recuperase su serenidad inquebrantable, su instinto de depredador de negocios, su tacto fino de matarife empresarial.
Pudiera ser que pensase, ¿cómo coño habiendo recobrado la excelencia en la casa blanca, me están saliendo enanos hasta dentro de mis pantuflas de Martinelli? ¿cómo puede ser que en dos meses se esté dilapidando lo contruido este verano? ¿cómo una plantilla con tantos jugadores nuevos siga en la misma tónica que cuando me fui hace 4 años?
Entonces pudiera ser, que los resortes de la mente preclara de Florentino por fin saltasen. Y en su mente apareciese la figura que tanto está en boca de los mentideros periodísticos estos últimos días. Sí, es él, el mismo que lleva vistiendo la elástica blanca durante estos últimos 4 años, que lleva arrastrándose por los campos hace 6, que domina el vestuario con "manu militari".
Pudiera ser que Florentino pensara que todo sigue su natural curso, que la muerte precede a la vida, que la vida florece después de la muerte, que el viejo deja paso al jóven. Pero lo vivido una noche de otoño en la población de Alcorcón, pudiese ser que hiciese pensar a Florentino que lo natural, lo habitual, no se produce cuando hay fuerzas externas o internas que no dejan fluir la racional naturaleza de las cosas.
Pudiera ser que Florentino pensara que todo su proyecto estuviese pendiente de un hilo, de fuerte arraigo y bien atado, pero que sería necesario cortarlo como Alejandro en su día hizo con el de Gordion.