por Shearer Miér Nov 03, 2010 2:05 am
El fútbol español ha llegado a un punto clave en su devenir. Desde hace más de una década pero sobre todo de un lustro a esta parte, la potencia económica de los dos grandes clubes, Real Madrid y FC Barcelona, se ha multiplicado mientras que la del resto de clubes españoles se ha estancado o empeorado. Claro que en muchos casos se debe a una mala gestión económica y a la explosión de la burbuja creada desde la aparición de la Ley Bosman —sirva el Dépor como ejemplo—, pero eso no significa que Madrid y Barça hayan gestionado mejor el dinero, pues, como la mayoría, acaban muchos años con déficit y acumulan deudas. La diferencia está en que merengues y blaugranas se pueden permitir ese lujo gracias a sus desorbitados presupuestos y al interesado apoyo de muchas entidades financieras.
Las diferencias presupuestarias entre los dos gigantes y el resto se deben a múltiples razones: la venta de entradas, los ingresos por explotación, los ingresos por márketing, los premios económicos por resultados… Ahí nada hay que objetar. Pero hay un elemento que también incide, y mucho, en dichas diferencias que no corresponde a la gestión individual sino que se trata de un negocio colectivo: los derechos de retransmisión por televisión. A día de hoy España es la única potencia futbolística europea en la que las cadenas de televisión acuerdan con cada equipo de manera individual los derechos de explotación. Este sistema está obsoleto y, por el bien del fútbol español, debe cambiar.
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La diferencia entre los ingresos que recibieron la temporada pasada Madrid y Xerez —el que más y el que menos— fue de 19 a 1. En Inglaterra dicha disparidad entre el que más obtiene y el que menos viene oscilando en los últimos años entre el 2 a 1 y el 3 a 1, y en el resto de ligas importantes, en las que, como en la Premier, se negocia de manera colectiva, los números son similares a los ingleses. Esto provoca que el nivel económico de la nobleza española —Valencia, Atlético, Sevilla…— sea considerablemente menor al de sus homólogos europeos, lo que provoca que Barça y Madrid, los reyes, cada vez tengan más poder sobre todos los demás.
Con el comienzo de esta nueva temporada, el resto de clubes españoles realizaron una serie de reuniones, tanto a modo particular como en la LFP, en las que acordaron presentar una propuesta conjunta para que, a partir de 2014, se negocien colectivamente los derechos de retransmisión. Como ya comentábamos por entonces, Madrid y Barça (o Barça y Madrid, tanto monta, monta tanto…) aceptaron que había que cambiar el sistema actual pero, tal y como sospechábamos, han realizado una contra-propuesta en la que hacen unas concesiones mínimas. La intención de los clubes presididos por Florentino Pérez y Sandro Rosell es que el reparto del fijo sea piramidal —los reyes, los nobles y el vulgo—; en la cúspide estarían ellos, que se repartirían el 34% del total ingresado, habría un segundo escalafón, con Valencia y Atlético de Madrid compartiendo el 11%, y finalmente el resto de clubes tendría que distribuirse el 45% restante. El variable se repartiría atendiendo a 18 puntos, tales como el nivel de audiencia, la posición que ocupen en la clasificación…
De manera sibilina, los dos grandes pretenden mantener sus tronos con una estrategia tan astuta como antigua: compran el favor de una par de nobles influyentes y al resto los pone a todos al mismo nivel. De momento les ha comenzado a dar sus frutos, porque ya ha habido algunos dirigentes del llamado G-30 que han declarado no ver con malos ojos la propuesta de madrileños y barceloneses, es decir, dejan de aspirar al modelo europeo y se conforman con igualarse a Sevilla, Athletic, Villarreal, etc, demostrando ser unos cortos de vista que se conforman con migajas. Si a ellos les sumas a los cuatro beneficiados, ya empezamos a ver cierta cuña creando la división.
Ante tal tesitura, la baja nobleza —esto es: Sevilla, Athletic, Villarreal y Espanyol— se ha unido para poner en la mesa una contra-contra-propuesta: el 40% de los ingresos se racionarían equitativamente entre todos los equipos y el 60% restante se otorgaría atendiendo a una serie de variables similares, pero no del todo, a las de la opción Madrid-Barça. Teniendo en cuenta que para 2014 se prevén generar 900 millones de euros, el 40% equivaldría a 360 millones, por lo que todos y cada uno de los equipos de Primera recibirían unos 18 millones, una cifra muy por encima de lo que percibe en la actualidad la mayoría.
José María Del Nido ha sido el único que se ha atrevido a levantar la voz, hablando claro y poniendo los puntos sobre las íes, demostrando que le sobran razones y agallas para plantar cara a los dos grandes. Con Florentino y Rosell por fin sentados a la mesa se ha llegado al punto clave. Los grandes ya han hecho su movimiento para ceder un poco pero mantener su jerarquía, con lo que han conseguido crear cierta división y obligado a sus rivales a abandonar la fortaleza de su primera propuesta. Ya no se puede ceder más. Quitando a los cuatro favorecidos por la opción Madrid-Barça, el resto de clubes deben unirse y llevar la negociación hasta el órdago. Cualquier otra cosa sería pan para hoy y hambre para mañana. Barça y Madrid no dejarán de ser los reyes, pero ésta es una de esas ocasiones en las que el vulgo debe decir ¡hasta aquí hemos llegado! Que por una vez las sillas se suban a las mesas.