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COMUNICADO DE ÁNGEL GONZALEZ UCELAY, 13 Junio 2010
No creo que pueda explicar con palabras la ilusión que había puesto en este Mundial.Nada más acabar el de Corea y Japón nos echaron de Onda Cero,y el de Alemania lo tuve que vivir tumbado en el sofá de casa,así que la cita de Sudáfrica la tenía marcada en mi calendario.
Desgraciadamente,circunstancias completamente ajenas a mi voluntad no me van a permitir participar del recién iniciado en Sudáfrica.
A finales del pasado año,en diciembre,la dirección de Punto Radio me comunicó que la idea era la de no ofrecer el Campeonato del Mundo.El argumento era aún más sorprendente,si cabe,que la propia decisión: “Las retransmisiones deportivas no tienen futuro en la radio,el Mundial se va a seguir por televisión o através de otras nuevas tecnologías y nosotros vamos a apostar por otra cosa”.
De nada me valió insistir en que el fútbol en directo es,de largo y con los datos en la mano,lo que más público concita en la radiodifusión de nuestro país.De nada me sirvió,tampoco,tratar de convencer a esa dirección general que estábamos ante un acontecimiento único al que no podíamos renunciar,aunque fuera por prestigio.Y tampoco me valió de mucho hacer entender que,con seis meses vista,se estaba a tiempo de obtener una rentabilidad a Sudáfrica 2010 tan importante como necesaria.
En un principio pensé que tan disparatada decisión nunca se llevaría a efecto,entendiendo que probablemente obedecía a otras razones ,no tan profesionales como se me quería hacer ver, y que quizá algún día desvele.
Al poco,supe que esa dirección general había desautorizado el pago del primer plazo de los derechos que exige la FIFA a las cadenas de radio del mundo entero,señal de que efectivamente no había voluntad de cubrir el evento mundialista.
Tras el parón invernal, se decidió suspender las retransmisiones de los partidos de la Champions y cualesquiera otras que tuvieran lugar entre semana,de modo que no se emitieron ni las semifinales de la Liga de Campeones(por supuesto cuartos y octavos tampoco),ni la final de la Europa League(con el Atlético de Madrid en ella) ni la final de la Copa del Rey,por citar lo más significativo,al margen de suprimir dos de los tres días en los que se dividían las jornadas de Liga disputadas entre semana,llegando,por ejemplo,a retransmitirse el partido del Barcelona un día y no el del Real Madrid al siguiente,cuando ambos equipos estaban enfrascados en la lucha final por el título.
Era obvio,por lo tanto,que ciertamente se renunciaba a las retransmisiones deportivas.Y también al Mundial,cuyos derechos siguieron sin pagarse pese a los reiterados y urgentes llamamientos de la Federación Internacional mientras se estuvo en plazo.
Hace aproximadamente un mes,a primeros de abril,se me insinúa que “a lo mejor” hay que hacer el Mundial.Y hace algo más de dos semanas,ya avanzado mayo,se me confirma.
Para mi asombro,el plan consistía en realizar las retransmisiones de los partidos de España viendo las imágenes de la televisión,que uno de los dos enviados especiales narraría desde la habitación de su hotel “cantando los goles sin gritar demasiado” y obtener las declaraciones de los protagonistas a la conclusión de los encuentros “pinchando el sonido de tele5″,todo ello aderezado con “más comentaristas de los habituales”.Supongo que lo de sacar el sonido ambiente de la play station será de coña.Una más,por cierto,de las muchas que estamos teniendo que aguantar desde que todo el mundo sabe a lo que pretenden que nos enfrentemos.
Expuse,completamente convencido de que se trataba de una broma,que no sólo corríamos el riesgo de enfrentarnos a una demanda por fraude por parte de la FIFA,sino que esos no son los medios ni técnicos ni humanos que se precisan para realizar un trabajo digno y competitivo,como exigen mi contrato,mi dignidad profesional,el sentido común y el respeto que le debemos a nuestros oyentes.
Para entonces,ya ni siquiera me pregunté los motivos de tan radical y repentino cambio de criterio.Tal vez porque me sé la respuesta.
La dirección de Programas,de la que depende la sección de Deportes,me reconoció que se trataba de “una chapuza”,pero que la dirección general había tomado esa decisión y que había que cumplirlo. No me extenderé más sobre lo que posiblemente se esconde tras esta “chapuza”,porque no es de mi incumbencia,pero considero que ni mi dignidad,ni mi profesionalidad, ni mis oyentes,ni nuestros anunciantes deban ser paganos de ella.
Punto Radio va a emitir los partidos de España en este Mundial.Aún estando en consonancia con mi criterio profesional,y pese a haberme manifestado su intención de no participar de una situación tan degradante,la redacción de deportes ha decidido aceptar la recomendación de llevar a cabo el trabajo.
Por mi parte,he tomado la decisión de no someterme a las variadas presiones y amenazas recibidas, y mantenerme firme en la idea de no dirigir la programación especial del campeonato del Mundo,para cuya elaboración y preparación,además,no se contó conmigo en absoluto.
Entiendo a quienes ,por cualquier motivo,quieran plegarse ante el capricho y la injusticia,aún a costa de negar a quien lo dio todo por ellos y de faltarse al respeto a sí mismos,pero yo no estoy dispuesto.
He dedicado treinta de mis casi cuarenta y cinco años a este oficio,y no seré yo quien contribuya a degradarlo más de lo que está, aceptando unas condiciones que considero humillantes para mi trayectoria,desconsideradas para nuestro público e irrespetuosas para la propia esencia de algo tan hermoso como es la radio,que siempre sobrevivirá tanto a los que la amamos con todo nuestro corazón como a los que llegan a ella por accidente.
Mi libertad y la de mis oyentes está por encima de todo,y últimamente me ha tocado defenderla con uñas y dientes, desoyendo algunas instrucciones para que templara o moderase mis críticas hacia algunos sectores influyentes del deporte y el periodismo.
Yo no he cambiado,ni voy a cambiar se ponga nadie como se ponga.Así era antes de 2008,así soy en 2010 y así voy a seguir siendo en el futuro.Me quedan tres años de contrato con mi actual empresa,y sólo quiero trabajar en paz y dignamente.Si puede ser.
Ángel González Ucelay
Cuatro dias despues estaba en la calle.
No creo que pueda explicar con palabras la ilusión que había puesto en este Mundial.Nada más acabar el de Corea y Japón nos echaron de Onda Cero,y el de Alemania lo tuve que vivir tumbado en el sofá de casa,así que la cita de Sudáfrica la tenía marcada en mi calendario.
Desgraciadamente,circunstancias completamente ajenas a mi voluntad no me van a permitir participar del recién iniciado en Sudáfrica.
A finales del pasado año,en diciembre,la dirección de Punto Radio me comunicó que la idea era la de no ofrecer el Campeonato del Mundo.El argumento era aún más sorprendente,si cabe,que la propia decisión: “Las retransmisiones deportivas no tienen futuro en la radio,el Mundial se va a seguir por televisión o através de otras nuevas tecnologías y nosotros vamos a apostar por otra cosa”.
De nada me valió insistir en que el fútbol en directo es,de largo y con los datos en la mano,lo que más público concita en la radiodifusión de nuestro país.De nada me sirvió,tampoco,tratar de convencer a esa dirección general que estábamos ante un acontecimiento único al que no podíamos renunciar,aunque fuera por prestigio.Y tampoco me valió de mucho hacer entender que,con seis meses vista,se estaba a tiempo de obtener una rentabilidad a Sudáfrica 2010 tan importante como necesaria.
En un principio pensé que tan disparatada decisión nunca se llevaría a efecto,entendiendo que probablemente obedecía a otras razones ,no tan profesionales como se me quería hacer ver, y que quizá algún día desvele.
Al poco,supe que esa dirección general había desautorizado el pago del primer plazo de los derechos que exige la FIFA a las cadenas de radio del mundo entero,señal de que efectivamente no había voluntad de cubrir el evento mundialista.
Tras el parón invernal, se decidió suspender las retransmisiones de los partidos de la Champions y cualesquiera otras que tuvieran lugar entre semana,de modo que no se emitieron ni las semifinales de la Liga de Campeones(por supuesto cuartos y octavos tampoco),ni la final de la Europa League(con el Atlético de Madrid en ella) ni la final de la Copa del Rey,por citar lo más significativo,al margen de suprimir dos de los tres días en los que se dividían las jornadas de Liga disputadas entre semana,llegando,por ejemplo,a retransmitirse el partido del Barcelona un día y no el del Real Madrid al siguiente,cuando ambos equipos estaban enfrascados en la lucha final por el título.
Era obvio,por lo tanto,que ciertamente se renunciaba a las retransmisiones deportivas.Y también al Mundial,cuyos derechos siguieron sin pagarse pese a los reiterados y urgentes llamamientos de la Federación Internacional mientras se estuvo en plazo.
Hace aproximadamente un mes,a primeros de abril,se me insinúa que “a lo mejor” hay que hacer el Mundial.Y hace algo más de dos semanas,ya avanzado mayo,se me confirma.
Para mi asombro,el plan consistía en realizar las retransmisiones de los partidos de España viendo las imágenes de la televisión,que uno de los dos enviados especiales narraría desde la habitación de su hotel “cantando los goles sin gritar demasiado” y obtener las declaraciones de los protagonistas a la conclusión de los encuentros “pinchando el sonido de tele5″,todo ello aderezado con “más comentaristas de los habituales”.Supongo que lo de sacar el sonido ambiente de la play station será de coña.Una más,por cierto,de las muchas que estamos teniendo que aguantar desde que todo el mundo sabe a lo que pretenden que nos enfrentemos.
Expuse,completamente convencido de que se trataba de una broma,que no sólo corríamos el riesgo de enfrentarnos a una demanda por fraude por parte de la FIFA,sino que esos no son los medios ni técnicos ni humanos que se precisan para realizar un trabajo digno y competitivo,como exigen mi contrato,mi dignidad profesional,el sentido común y el respeto que le debemos a nuestros oyentes.
Para entonces,ya ni siquiera me pregunté los motivos de tan radical y repentino cambio de criterio.Tal vez porque me sé la respuesta.
La dirección de Programas,de la que depende la sección de Deportes,me reconoció que se trataba de “una chapuza”,pero que la dirección general había tomado esa decisión y que había que cumplirlo. No me extenderé más sobre lo que posiblemente se esconde tras esta “chapuza”,porque no es de mi incumbencia,pero considero que ni mi dignidad,ni mi profesionalidad, ni mis oyentes,ni nuestros anunciantes deban ser paganos de ella.
Punto Radio va a emitir los partidos de España en este Mundial.Aún estando en consonancia con mi criterio profesional,y pese a haberme manifestado su intención de no participar de una situación tan degradante,la redacción de deportes ha decidido aceptar la recomendación de llevar a cabo el trabajo.
Por mi parte,he tomado la decisión de no someterme a las variadas presiones y amenazas recibidas, y mantenerme firme en la idea de no dirigir la programación especial del campeonato del Mundo,para cuya elaboración y preparación,además,no se contó conmigo en absoluto.
Entiendo a quienes ,por cualquier motivo,quieran plegarse ante el capricho y la injusticia,aún a costa de negar a quien lo dio todo por ellos y de faltarse al respeto a sí mismos,pero yo no estoy dispuesto.
He dedicado treinta de mis casi cuarenta y cinco años a este oficio,y no seré yo quien contribuya a degradarlo más de lo que está, aceptando unas condiciones que considero humillantes para mi trayectoria,desconsideradas para nuestro público e irrespetuosas para la propia esencia de algo tan hermoso como es la radio,que siempre sobrevivirá tanto a los que la amamos con todo nuestro corazón como a los que llegan a ella por accidente.
Mi libertad y la de mis oyentes está por encima de todo,y últimamente me ha tocado defenderla con uñas y dientes, desoyendo algunas instrucciones para que templara o moderase mis críticas hacia algunos sectores influyentes del deporte y el periodismo.
Yo no he cambiado,ni voy a cambiar se ponga nadie como se ponga.Así era antes de 2008,así soy en 2010 y así voy a seguir siendo en el futuro.Me quedan tres años de contrato con mi actual empresa,y sólo quiero trabajar en paz y dignamente.Si puede ser.
Ángel González Ucelay
Cuatro dias despues estaba en la calle.
