Han pasado ya tres años desde que Gonzalo Higuaín llegó a España y es el momento, creo, de que muchos le pidamos disculpas. A mí desde luego no me va a costar nada reconocer mi equivocación. Su precio y juventud a más de uno nos hizo pensar que llegaba Maradona. Aquel Real Madrid estaba plagado de figuras, algunas ya de vuelta o cerca de dedicarse a otra cosa. El ambiente no era el idóneo para un juvenil que llegaba -él no era culpable- a precio de estrella mundial. A Higuaín le comenzaron a comparar con Ronaldo y, claro está, salía perdiendo. No creían en sus facultades ni sus compañeros, algunos por lo menos. Del interior de ese vestuario salió el apodo de “Igualín”. No tardó mucho tiempo en hacerse popular el dicho: “Igualín, Igualín que Ronaldo”. Las bromas eran constantes dentro y fuera del vestuario, así como las críticas a Mijatovic por el fichaje del “juvenil argentino”. Reconozco que yo también participé en esas comparaciones. Me equivoqué entonces y ahora lo reconozco y le pido disculpas desde estas líneas.
Después de sus números, no me importa y además creo que es de recibo, pedirle perdón si es que en alguna ocasión le he faltado al respeto. Perdóname, Gonzalo, por mis muchas dudas hacia ti y tus cualidades para jugar en el Real Madrid. Perdón te pido, por -hasta hace poco seguir prefiriendo a Benzema. Sigo confiando en el francés, pero de momento lo tendrá que demostrar. A Pellegrini en los entrenamientos y a mí en el campo, domingo a domingo. Discúlpame, Gonzalo, si alguna vez me has escuchado decir que deberían cederte para que crecieras como jugador lejos del Bernabéu. Excúsame por negarte una y otra vez en las charlas de café. Quiero decirte que me he equivocado y que, carrera a carrera, pase a pase y gol a gol, me has ganado. Quizás no tanto como tú a la afición del Real Madrid, pero cada vez estoy más a tu lado. Aún no te defenderé con vehemencia como hago con otros, pero te aseguro que no mencionaré tu nombre en vano. Con el paso de los minutos, has sabido lo que se necesita para jugar en el Real Madrid. Las horas de vestuario junto a algunos te han enseñado que para ser jugador del Real Madrid no sólo sirve ser buen “pelotero”. Te has fijado, oído y escuchado lo que comentaban los pocos que podían transmitirte madridismo y te has empapado de ese espíritu. Y lo mejor: te lo estás aplicando constantemente y se lo estás transmitiendo a la afición y a algunos que, como yo, no confiábamos en tus cualidades para vestir la camiseta del Real Madrid.
Lo dicho y escrito, Don Gonzalo. Aquí me tienes para lo que, dentro de un orden, desees de éste equivocado. Si has de ponerme una penitencia no seas muy duro, que yo tampoco lo fui tanto contigo. Una última cuestión que ya te habrán dicho papá y mamá: no te lo creas y sigue así. No escuches los muchos cantos de sirenas que te estarán llegando y espera unos años más, que para tapar bocas siempre hay tiempo. Y tú tienes crédito para unos cuantos partidos más. Otra vez perdón y gracias por tu entrega. Si yo fuera del Real Madrid, te estaría muy agradecido.
Después de sus números, no me importa y además creo que es de recibo, pedirle perdón si es que en alguna ocasión le he faltado al respeto. Perdóname, Gonzalo, por mis muchas dudas hacia ti y tus cualidades para jugar en el Real Madrid. Perdón te pido, por -hasta hace poco seguir prefiriendo a Benzema. Sigo confiando en el francés, pero de momento lo tendrá que demostrar. A Pellegrini en los entrenamientos y a mí en el campo, domingo a domingo. Discúlpame, Gonzalo, si alguna vez me has escuchado decir que deberían cederte para que crecieras como jugador lejos del Bernabéu. Excúsame por negarte una y otra vez en las charlas de café. Quiero decirte que me he equivocado y que, carrera a carrera, pase a pase y gol a gol, me has ganado. Quizás no tanto como tú a la afición del Real Madrid, pero cada vez estoy más a tu lado. Aún no te defenderé con vehemencia como hago con otros, pero te aseguro que no mencionaré tu nombre en vano. Con el paso de los minutos, has sabido lo que se necesita para jugar en el Real Madrid. Las horas de vestuario junto a algunos te han enseñado que para ser jugador del Real Madrid no sólo sirve ser buen “pelotero”. Te has fijado, oído y escuchado lo que comentaban los pocos que podían transmitirte madridismo y te has empapado de ese espíritu. Y lo mejor: te lo estás aplicando constantemente y se lo estás transmitiendo a la afición y a algunos que, como yo, no confiábamos en tus cualidades para vestir la camiseta del Real Madrid.
Lo dicho y escrito, Don Gonzalo. Aquí me tienes para lo que, dentro de un orden, desees de éste equivocado. Si has de ponerme una penitencia no seas muy duro, que yo tampoco lo fui tanto contigo. Una última cuestión que ya te habrán dicho papá y mamá: no te lo creas y sigue así. No escuches los muchos cantos de sirenas que te estarán llegando y espera unos años más, que para tapar bocas siempre hay tiempo. Y tú tienes crédito para unos cuantos partidos más. Otra vez perdón y gracias por tu entrega. Si yo fuera del Real Madrid, te estaría muy agradecido.
http://www.sportyou.es/blog/futbol/2010/02/28/higuain-perdoname-127750.html