Muchas veces se compara a Florentino con el mítico Bernabéu, y hasta el propio Floren siempre ha tenido a Don santiago como un referente y pretende emularle como presidente, cuando en lo principal, en lo que a idea futbolística se refiere, nada tienen que ver el uno con el otro
Bernabéu tenía un ojo certero para fichar jugadores con la impronta Real Madrid, se fijaba en la casta y en la fuerza de su juego, su mentalidad ganadora y lo que aportaban al conjunto; de ahí que prefiriera a Di Stefano en lugar de a otros astros que brillaban en aquella época, como Pedernera o Loustau. Siempre acertaba de pleno. Es famosa la anécdota de cómo fichó a Stielike, que despues triunfaría en el Madrid y sería adorado por el público. Bernabéu y Agustín Domínguez, a la sazón secretario general del Club, viajaron hasta Alemania con la intención de fichar a otro destacado jugador alemán, Wimmer, con la idea de suplir a su compatriota Breitner, otro gran fichaje de la era Bernabéu. Pero a Don Santiago el que le gustó fué un jovencito calvo que en media hora de partido ya se había peleado contra medio equipo rival, el ardor en la batalla que ponía Stielike fué lo que le cautivó, y le fichó con un contrato firmado en un folio en blanco en el hotel de Sttugart en el que se hospedaba cuando fué a ver el partido Sttutgart-Dinamo de Kiev. Así se las gastaba Bernabéu.
Florentino es otra cosa. A él le fascinan los jugadores malabaristas y que crean un rumrum en el público con su juego espectacular, unido a su poder mediático y de generar ingresos colaterales. Se sabe que del Mundial de Corea el que más le gustó fué Ronaldinho, del que dijo que cuando se fué del campo se acabó el futbol (aunque luego fichara a Beckham, qué cosas). No parece importarle ni la implicación ni la motivación de esos astros, ni si tienen una vida profesional y una personalidad adecuada al club.
Por todo ello, no debe sorprender a nadie que el espíritu, el alma y la esencia del Madrid se hayan ido desdibujando tanto en los últimos años hasta casi perder del todo la identidad que le caracterizara.
PD: quiero que conste que a mi Florentino no me parece un mal presidente despues de todo
Bernabéu tenía un ojo certero para fichar jugadores con la impronta Real Madrid, se fijaba en la casta y en la fuerza de su juego, su mentalidad ganadora y lo que aportaban al conjunto; de ahí que prefiriera a Di Stefano en lugar de a otros astros que brillaban en aquella época, como Pedernera o Loustau. Siempre acertaba de pleno. Es famosa la anécdota de cómo fichó a Stielike, que despues triunfaría en el Madrid y sería adorado por el público. Bernabéu y Agustín Domínguez, a la sazón secretario general del Club, viajaron hasta Alemania con la intención de fichar a otro destacado jugador alemán, Wimmer, con la idea de suplir a su compatriota Breitner, otro gran fichaje de la era Bernabéu. Pero a Don Santiago el que le gustó fué un jovencito calvo que en media hora de partido ya se había peleado contra medio equipo rival, el ardor en la batalla que ponía Stielike fué lo que le cautivó, y le fichó con un contrato firmado en un folio en blanco en el hotel de Sttugart en el que se hospedaba cuando fué a ver el partido Sttutgart-Dinamo de Kiev. Así se las gastaba Bernabéu.
Florentino es otra cosa. A él le fascinan los jugadores malabaristas y que crean un rumrum en el público con su juego espectacular, unido a su poder mediático y de generar ingresos colaterales. Se sabe que del Mundial de Corea el que más le gustó fué Ronaldinho, del que dijo que cuando se fué del campo se acabó el futbol (aunque luego fichara a Beckham, qué cosas). No parece importarle ni la implicación ni la motivación de esos astros, ni si tienen una vida profesional y una personalidad adecuada al club.
Por todo ello, no debe sorprender a nadie que el espíritu, el alma y la esencia del Madrid se hayan ido desdibujando tanto en los últimos años hasta casi perder del todo la identidad que le caracterizara.
PD: quiero que conste que a mi Florentino no me parece un mal presidente despues de todo