Santi Nolla. Director de mundo deportivo.
CLARITO.Jugar en el Bernabéu la final de la Copa no tiene nada que ver con que el Castilla deba jugar los ‘play off’ en el estadio blanco
ni con los silbidos al himno, ni nada de eso. La única razón por la que el
Madrid no quiere la final de la Copa en el Bernabéu es para que el FC Barcelona, si la gana, no la celebre en su estadio y no se tenga que escuchar el himno del Barça, que en su día ya puso Ricard Maxenchs, cuando el FC Barcelona la ganó. Está en su derecho de negarse, pero si lo hace que sea sin excusas como la de los lavabos o el Castilla. Que afronte la realidad, diga no con claridad y el porqué. Todo lo otro suena fatal. El Madrid prefiere que su estadio no albergue la final antes de que gane el Barça ahí.
Y eso es así. Clarito.Joan Vehils
Cuando el señorío choca contra los sentimientosEL MEJOR ESTADIO POSIBLE. Seamos realistas. A ningún culé le gustaría que el Camp Nou albergara una final de Copa entre el Madrid y otro equipo que no sea el Barça. Por tanto, la silenciosa oposición blanca a ceder el Bernabéu para la final del 30 de mayo es comprensible. Sin embargo, en esta ocasión, hay diversos factores que deberían llevar a Florentino a aplicar el señorío por encima de sus sentimientos y el de sus consocios. Vayamos por partes. El Madrid es el único campo cinco estrellas con capacidad para 80.000 espectadores al margen del Camp Nou. A todo eso, la ciudad de Madrid reúne las mejores infraestructuras para recibir a las aficiones de Bilbao y Barcelona. Además de hoteles y restaurantes, existe una excelente combinación para viajar en tren, avión o carretera. Y, por si fuera poco, el Rey Felipe VI, que asistirá a la final, vive en Madrid y el Barça y el Athletic están encantados de viajar a la capital. En definitiva, deportiva y técnicamente no hay discusión. Así pues, el presidente del Madrid tiene una ocasión única para demostrar el señorío del que siempre alardea y, en una muestra de respeto a las dos aficiones, ceder sin complejos el Bernabéu. Otra cosa es que determinados intereses políticos prefieran que la final entre vascos y catalanes se dispute lejos de Madrid. No obstante, la decisión debería tomarse con argumentos estrictamente deportivos y, si así lo hacen, no hay duda: el mejor estadio para celebrar este partido es el Bernabéu. Dicho esto, verán cómo, entre unos y otros, se decantarán por Valencia. El poder es el poder...
J.Mª Casanovas
Es patético tener que mendigar un estadioFLORENTINO DICE NO. El Madrid no quiere bajo ningún concepto que el Barça pueda entonar el alirón en el Bernabéu. Por las buenas o por las malas, se va a oponer a que se juegue allí la final de la Copa aunque lo pidan oficialmente los dos clubs finalistas. Con mentiras o con artimañas, cerrará las puertas del estadio de La Castellana. Florentino Pérez lo tiene decidido, el tema ni tan siquiera pasará por Junta. Por algo el Bernabéu es propiedad privada y pueden hacer lo que les dé la gana. La Federación no pinta nada. No tiene ninguna fuerza y menos ahora que las relaciones con Villar son frías por no decir inexistentes. La Copa es un torneo que está mal parido desde el principio hasta el final. Tener que mendigar un escenario para la final nos parece patético. El Madrid se inventará cualquier excusa. Un año fueron las obras en los lavabos y ahora dirán que el filial tiene que jugar allí la fase de ascenso a Segunda. Cualquier cosa antes de que se repita lo que sucedió en 1999, cuando el himno del Barça sonó repetidas veces en el Bernabéu tras ganar la Copa al Betis. Aquellas imágenes de Gaspart dando la vuelta de honor y saltando con la bufanda del Barça quedarán para la historia, son irrepetibles. Una duda nos asalta cuando pensamos lo que podría suceder a la inversa: ¿dejaría el Barça el Camp Nou para que el Madrid jugara una final? La respuesta no se sabrá nunca porque los blancos nunca van a pedir jugar una final en Catalunya.
Ernest Folch
Una final política
"No hay que mezclar el fútbol con la política": prepárense a oír este estribillo en las próximas semanas. Una idea que, sin embargo, es una utopía imposible. Porque el fútbol es también pura y maravillosa política, sencillamente porque por suerte no puede aislarse del resto del mundo. Este viejo debate ha vuelto a reavivarse en las últimas horas gracias al sano morbo que produce la final de Copa entre el catalán Barça y el vasco Athletic en un pretendido Bernabéu madridista, si no lo impide otra fictica y por cierto muy política renovación de los lavabos. Aunque a muchos les duela, una de las noticias de la final va ser el nivel acústico de los silbidos en el momento en que suene el himno español. Algunos correrán a reivindicar otra vez que el fútbol no debe mezclarse con ideologías, pero la paradoja es que se lo contarán a un club que solo juega con vascos por pura decisón ideológica o a otro club al que le fusilaron un presidente en plena guerra civil. En el fútbol hay silbidos y también aplausos políticos, y no solo en Barcelona y Bilbao, sino también en Madrid o Valencia, en sentido inverso, y todos igual de legítimos.
A los que repiten como loros que no hay que mezclar fútbol con política se les ve el plumero que en realidad no quieren mezclar fútbol con las ideas que no les gustan, que es muy diferente. Al fin y al cabo, el día que Eto'o quiso abandonar un campo de fútbol tras recibir insultos racistas estaba por supuesto mezclando fútbol con política, y bien que hizo. La senyera en la camiseta del Barça es política, claro que sí, como también lo es la bandera española que ha lucido muchos años el Sevilla. Y admitamos ya que, sin la política, los Barça-Madrid serían partidos descafeinados y casi insustanciales. Un encuentro de fútbol no es ninguna burbuja aislada del mundo, como pretenden de repente los mismos periodistas que se desgañitan legítimamente por su país en un partido del Mundial. Bienvenida sea la final de Copa del 30 de mayo, precisamente porque es política.
Francesc Aguilar
¿Por qué no juegan la final en París?La Copa del Rey es una competición que ha ido perdiendo interés, por su fórmula de competición. En cambio, la final se ha convertido en una fiesta comparable a la de la Cup inglesa. Se disputa en sábado como la Champions, moviliza a muchos miles de aficionados y tiene un gran seguimiento televisivo.
Aunque lo que sigue sin solución es el tradicional lío del escenario de la final si el Barça y/o algún equipo vasco son finalistas. Las excusas de Florentino para no dejar el Bernabéu rozan el ridículo.
Tal como está la economía española, darle la espalda a la final es impedir que los negocios de Madrid ingresen mucho dinero. Barça y Athletic, con permiso de la Federación, deberían plantearse jugar la final en el Stade de France de París. Claro que entonces, los mismos se quejarían de que no es en España