http://www.marca.com/2013/03/11/futbol/equipos/barcelona/1362995678.html
Pregunta.- Dicen que los niños siempre dicen la verdad. ¿Tienen claro sus dos hijos, Daniel y Victoria, que el Barça vaya a remontar su eliminatoria contra el Milan?
Respuesta.- Mis hijos no son muy de fútbol, pero creen lo que su padre piensa.
P.- ¿Y qué piensa?
R.- Su padre está confiado. Si nosotros estamos en el nivel que requiere ese día, tendremos muchísimas posibilidades de seguir en el torneo.
P.- Parece que el Barcelona se juega mucho más que una clasificación para los cuartos de final.
R.- Es importante porque parece que ahora ya no servimos, que el equipo se ha acabado. Y no es así. Pero tampoco podemos salir a hablar mucho. Tenemos que trabajar más y hablar menos. Daremos todo por remontar la eliminatoria.
R.- Lo que no podemos hacer es dudar y desconfiar de nosotros. Somos los mismos, los que han enamorado al mundo de este deporte. No ha cambiado nada, seguimos aquí. Debemos seguir con el ritmo con el que hemos estado entrenando estos días, es la única exigencia que tenemos. Estamos ante un gran día, hay que disfrutar y estar al máximo nivel. Aunque poniendo la marcha más elevada posible, porque es lo que nos ha hecho diferentes al resto. El Barça es un equipo que si está con esa marcha que debe, es admirado por todo el mundo. Si no hay intensidad, somos normales.
P.- ¿Por qué se mata a un equipo por diez días malos?
R.- Porque eso vende mucho [ríe]. Si los periodistas venden que el Barça va a ganar, la gente piensa: 'Bah, más de lo mismo'. Cuando ofreces una novedad, la gente compra. No es una cosa que dependa de nosotros.
P.- ¿Hay interés en que haya un cambio de etapa?
R.- Si lo hay, no debe preocuparnos porque nosotros sabemos que si estamos bien y conseguimos que el balance al final de la temporada sea positivo, vendan lo que vendan, no servirá. Pero hay intereses, intenciones... No debemos permitir que ocurra. ¿Haciendo qué? Jugando al fútbol y ganando. Es la única manera.
P.- ¿Cómo se recupera la magia que se ha perdido estas dos últimas semanas?
R.- Pienso que nosotros no hemos perdido la magia, sino la intensidad que nos ha hecho diferentes al resto, ese hambre con el que presionábamos al rival cuando perdíamos el balón...
P.- ¿Nos está diciendo que se ha perdido el hambre?
R.- Concretamente, hemos perdido el hambre de querer comernos al rival. Esas ganas que antes teníamos, ahora no se notan, y eso se contagia. Las cosas buenas se contagian y las no tan buenas, también. Debemos recuperar todo eso, y en ello estamos trabajando. Más allá de lo que digan y de lo que piensen. El trabajo nos permitirá recuperarnos.
P.- ¿Qué están aprendiendo?
R.- Cuando vives situaciones malas, la gente se alarma y se pone nerviosa. Soy partidario de que las cosas malas vienen para enseñarte algo. Para decirte que cuando bajas un poco, te vas a quedar atrás y no dejarás de ser un equipo admirado. No debemos permitirlo. Y tenemos una oportunidad maravillosa para hacerlo.
P.- ¿Necesitan un par de gritos?
R.- No lo creo, somos conscientes de todo. Cuando tienes la humildad para aceptar qué está sucediendo, puedes mejorar. Si no la tienes, no vas a dar un paso al frente.
P.- A Leo Messi se le ve algo triste estos últimos días.
R.- En el día a día lo veo normal, lo veo bien. Pero yo no soy hipócrita, no maquillo las cosas. Es evidente que en los últimos partidos ha estado bajo anímicamente. ¿Por qué? No lo sé, no he buscado saberlo. Sólo quiero saber lo que a uno le interesa compartir. Y si a alguien no le interesa compartir su vida o lo que vive, ¿quién soy yo para preguntar? Respeto su espacio. Pero he notado que estaba un poco más cabizbajo de lo normal. Pienso que lo que le diferencia de los demás es que tiene mucha personalidad y cuando se equivoca, vuelve a insistir.
P.- ¿Cómo es el día a día sin Tito Vilanova?
R.- Es raro. Evidentemente, con todo el respeto para la gente que está al mando ahora. El hecho de no tener a nuestro entrenador se nos hace raro, le echamos de menos. Nosotros no queríamos que todo esto sucediera, pero ha pasado y no podemos dejar que nos afecte. Con trabajo y haciendo buenos partidos, superaremos estas dificultades. Él está estudiando nuestro equipo, viendo nuestros partidos, intentando ayudar. Pero si estuviera presente sería más fácil que estando a tanta distancia.
P.- ¿Los jugadores deben dar un paso al frente?
R.- Claro, es lo que tenemos que hacer. Dar un paso al frente. Es la única manera que tenemos para ayudar a que Tito se pueda recuperar. Que él sepa que nosotros no somos un motivo de preocupación para él.
P.- ¿Ha hablado con él?
R.- No, no he hablado con él personalmente. Procuro aislarme un poco de esto.
P.-¿Cómo les motiva Jordi Roura?
R.- Roura tiene mucho mérito, porque no es fácil asumir el equipo en esta situación. Ha tenido la valentía de ponerse al frente. Pero sabemos que nos falta un trocito. Nuestro equipo es más fuerte cuando estamos todos. Y cuando no, tenemos que procurar que se note lo mínimo posible. Tito debe estar tranquilo y ver que el equipo funciona y se parte la cara. Que nosotros intentamos contribuir a su recuperación. La gente puede reprochar todo lo que quiera al equipo, menos que no trabaja. Porque trabaja, corre y el día a día es fantástico. La única manera de recuperar lo que nos falta es seguir. Taparnos los oídos, cerrar los ojos y tirar hacia adelante. No nos queda otra.
P.- Se ha llegado a decir que un equipo de la calidad del Barça no necesitaría entrenador.
R.-No, no es cierto. Es evidente que nosotros, los jugadores, nos conocemos bien y sabemos cómo juega el rival. Pero una orquesta sin director no funciona. Tocaríamos bien, pero no sería un espectáculo. No creo que este equipo pueda autogestionarse, necesitamos a alguien que esté ahí y nos coordine.
P.- ¿Ése es el mayor temor que han tenido estos días, caer en la anarquía y el descontrol?
R.- No es miedo, pero sí que hay que tener cuidado de que las cosas no se destrocen. Tenemos un director sustituto, hay que seguirle y estar a muerte con él. No hay otra. Vuelvo a insistir en que somos un equipo que si está con la marchita que debe, somos admirados por todo el mundo. Si no, somos normales.
P.- ¿Se ha aprovechado cualquier error para atacarles? ¿Piensa que les tienen ganas?
R.- El ganar molesta. Ganar tanto tiempo molesta más aún, provoca envidias. Hay historias muy lindas que me las guardo... Para llegar a tu objetivo debes cerrar los ojos y taparte los oídos. Te ayudan las cosas positivas, que vienen de la gente que te aprecia, que te conoce, que sabe las privaciones que tienes en pro de tu trabajo. Ésa es la gente que puede opinar, y que si te equivocas, puede darte un tirón de orejas. Los demás, siempre intentarán perjudicar.
P.- El camino que les ha llevado a lo más alto, ¿ha sido más cruento de lo que nos imaginamos?
R.- Ha sido duro, difícil. Cuando lo consigues, la gente cree que es fácil. Entonces, ¿por qué los demás no llegan? Ahí está la diferencia de este equipo: ha llegado arriba, ha dado un paso atrás y ahora hay que dar otro adelante. El problema es que no hay una competición que el Barça tenga que ganar, porque ya lo ganó todo. Por eso hay que darle mérito al equipo y a estos jugadores. Si no ganas, no sirve. El fútbol no tiene memoria. La memoria es para los libros, para el museo, pero para la gente no. Si has ganado seis títulos, debes ganar ocho. ¡Ah! ¡Pero si no hay ocho títulos que disputar! Da igual, hay que ganarlos. Es lo que hay. La gente, cuando llegas a unos objetivos, te exige más. Aunque no haya más. Tenemos que contagiarnos de esa exigencia.
P.- ¿Este Barça está preparado para perder?
R.- Nadie está preparado nunca para perder. Hemos conseguido ilusionar a la gente, pero ahora hay que apechugar. Cuando llegué a este club, la gente era bastante pesimista, conseguimos después que fuera extremadamente positiva. Ahora, convencerles de lo contrario es misión imposible. ¿Qué hay que hacer entonces? Ganar.
P.- ¿Cree que la clasificación del Real Madrid para cuartos de final de la Liga de Campeones les añade aún más presión?
R.- Nosotros no nos implicamos en lo que haga el Real Madrid. Hace lo que debe. Si empezamos a mirar al vecino, nos olvidamos de lo nuestro.
P.- José Mourinho se refirió a su acción de hace dos temporadas con Pepe [en la que el central blanco recibió la tarjeta roja] para justificar la expulsión de Nani en Old Trafford.
R.- Paso palabra. No vale la pena hablar de esas cosas. El día que nos enfrentemos a ellos, si hay polémicas o cositas, entonces sí hablaré. Yo no me callo.
P.- Hace unos días se emitieron unas imágenes en las que Mourinho podría haberle insultado en el último clásico de Liga en el Bernabéu.
R.- Eso en el fútbol es normal. No me molesta. No soy lo que [Mourinho ] insinuó. Soy hijo de una madre trabajadora y honesta. No me afectan ese tipo de cosas. Estoy por encima de todo eso.
P.- ¿Que el público del Santiago Bernabéu la volviera a tomar con usted ha dejado de afectarle?
R.- Tengo un problema: o me aman o me odian. Conmigo no hay término medio. Soy muy raro. El día de mañana, si yo jugara en el Real Madrid, Dios no lo quiera [aprovecha para tocar la madera del pupitre en el que se apoya], también me odiarían los del Barça. ¡Si jugaba en el Sevilla, que no tenía nada que ver con nadie, y ya me odiaba la gente! Es ese sentimiento que tiene el fútbol, que a veces la gente se excede. Pero yo lo perdono todo. En el fútbol se piensa mucho con el corazón, no con la cabeza.
P.- Es usted demasiado pasional.
R.- Pasional, ¡bravo! Eso es. Hago lo que amo, pero al límite. Yo no sé competir de otra manera. Quiero dejar claro que no soy mala persona, no entiendo eso de ser más malo que nadie. Defiendo mi profesión a muerte, como si tuviera que pelear por un plato de comida. Soy una persona normal y corriente, como cualquiera. Mi vida la vivo tan tranquilo, en paz con los míos, con la gente que me quiere, con la que no me quiere, y también con la que amo. Hay dos personajes dentro de mí: uno profesional y otro personal. El que quiera aceptarlo así, bien. Y el que no, también.
P.- Su sinceridad es su mayor virtud, ¿pero también su mayor enemigo?
R.- ¡Sí! Porque la gente no está acostumbrada a escuchar las cosas como uno las piensa. Está acostumbrada al maquillaje, a decirlas maqueadas para caer bien. Yo no quiero caer bien, no quiero hacer las cosas para eso. Tampoco para caer mal. No puedo dejar de hacer una cosa porque una mayoría o una minoría vaya a pensar que soy malo. La gente que me conoce sabe que no soy malo. Tengo un corazón que no me cabe en el pecho.
P.- ¿Se considera el típico jugador que uno querría en su equipo, pero, como rival, bien lejos?
R.-Eso es lo que yo creo. Cualquiera querría tenerme en su equipo, pero no como rival. Porque saben que soy pesado, peleón, que voy a darlo todo por mi equipo. Era así en el Sevilla, en el Bahía, en la selección brasileña y en el Barça. Vivo mi profesión muy, muy, muy al límite.
Pregunta.- Dicen que los niños siempre dicen la verdad. ¿Tienen claro sus dos hijos, Daniel y Victoria, que el Barça vaya a remontar su eliminatoria contra el Milan?
Respuesta.- Mis hijos no son muy de fútbol, pero creen lo que su padre piensa.
P.- ¿Y qué piensa?
R.- Su padre está confiado. Si nosotros estamos en el nivel que requiere ese día, tendremos muchísimas posibilidades de seguir en el torneo.
P.- Parece que el Barcelona se juega mucho más que una clasificación para los cuartos de final.
R.- Es importante porque parece que ahora ya no servimos, que el equipo se ha acabado. Y no es así. Pero tampoco podemos salir a hablar mucho. Tenemos que trabajar más y hablar menos. Daremos todo por remontar la eliminatoria.
R.- Lo que no podemos hacer es dudar y desconfiar de nosotros. Somos los mismos, los que han enamorado al mundo de este deporte. No ha cambiado nada, seguimos aquí. Debemos seguir con el ritmo con el que hemos estado entrenando estos días, es la única exigencia que tenemos. Estamos ante un gran día, hay que disfrutar y estar al máximo nivel. Aunque poniendo la marcha más elevada posible, porque es lo que nos ha hecho diferentes al resto. El Barça es un equipo que si está con esa marcha que debe, es admirado por todo el mundo. Si no hay intensidad, somos normales.
P.- ¿Por qué se mata a un equipo por diez días malos?
R.- Porque eso vende mucho [ríe]. Si los periodistas venden que el Barça va a ganar, la gente piensa: 'Bah, más de lo mismo'. Cuando ofreces una novedad, la gente compra. No es una cosa que dependa de nosotros.
P.- ¿Hay interés en que haya un cambio de etapa?
R.- Si lo hay, no debe preocuparnos porque nosotros sabemos que si estamos bien y conseguimos que el balance al final de la temporada sea positivo, vendan lo que vendan, no servirá. Pero hay intereses, intenciones... No debemos permitir que ocurra. ¿Haciendo qué? Jugando al fútbol y ganando. Es la única manera.
P.- ¿Cómo se recupera la magia que se ha perdido estas dos últimas semanas?
R.- Pienso que nosotros no hemos perdido la magia, sino la intensidad que nos ha hecho diferentes al resto, ese hambre con el que presionábamos al rival cuando perdíamos el balón...
P.- ¿Nos está diciendo que se ha perdido el hambre?
R.- Concretamente, hemos perdido el hambre de querer comernos al rival. Esas ganas que antes teníamos, ahora no se notan, y eso se contagia. Las cosas buenas se contagian y las no tan buenas, también. Debemos recuperar todo eso, y en ello estamos trabajando. Más allá de lo que digan y de lo que piensen. El trabajo nos permitirá recuperarnos.
P.- ¿Qué están aprendiendo?
R.- Cuando vives situaciones malas, la gente se alarma y se pone nerviosa. Soy partidario de que las cosas malas vienen para enseñarte algo. Para decirte que cuando bajas un poco, te vas a quedar atrás y no dejarás de ser un equipo admirado. No debemos permitirlo. Y tenemos una oportunidad maravillosa para hacerlo.
P.- ¿Necesitan un par de gritos?
R.- No lo creo, somos conscientes de todo. Cuando tienes la humildad para aceptar qué está sucediendo, puedes mejorar. Si no la tienes, no vas a dar un paso al frente.
P.- A Leo Messi se le ve algo triste estos últimos días.
R.- En el día a día lo veo normal, lo veo bien. Pero yo no soy hipócrita, no maquillo las cosas. Es evidente que en los últimos partidos ha estado bajo anímicamente. ¿Por qué? No lo sé, no he buscado saberlo. Sólo quiero saber lo que a uno le interesa compartir. Y si a alguien no le interesa compartir su vida o lo que vive, ¿quién soy yo para preguntar? Respeto su espacio. Pero he notado que estaba un poco más cabizbajo de lo normal. Pienso que lo que le diferencia de los demás es que tiene mucha personalidad y cuando se equivoca, vuelve a insistir.
P.- ¿Cómo es el día a día sin Tito Vilanova?
R.- Es raro. Evidentemente, con todo el respeto para la gente que está al mando ahora. El hecho de no tener a nuestro entrenador se nos hace raro, le echamos de menos. Nosotros no queríamos que todo esto sucediera, pero ha pasado y no podemos dejar que nos afecte. Con trabajo y haciendo buenos partidos, superaremos estas dificultades. Él está estudiando nuestro equipo, viendo nuestros partidos, intentando ayudar. Pero si estuviera presente sería más fácil que estando a tanta distancia.
P.- ¿Los jugadores deben dar un paso al frente?
R.- Claro, es lo que tenemos que hacer. Dar un paso al frente. Es la única manera que tenemos para ayudar a que Tito se pueda recuperar. Que él sepa que nosotros no somos un motivo de preocupación para él.
P.- ¿Ha hablado con él?
R.- No, no he hablado con él personalmente. Procuro aislarme un poco de esto.
P.-¿Cómo les motiva Jordi Roura?
R.- Roura tiene mucho mérito, porque no es fácil asumir el equipo en esta situación. Ha tenido la valentía de ponerse al frente. Pero sabemos que nos falta un trocito. Nuestro equipo es más fuerte cuando estamos todos. Y cuando no, tenemos que procurar que se note lo mínimo posible. Tito debe estar tranquilo y ver que el equipo funciona y se parte la cara. Que nosotros intentamos contribuir a su recuperación. La gente puede reprochar todo lo que quiera al equipo, menos que no trabaja. Porque trabaja, corre y el día a día es fantástico. La única manera de recuperar lo que nos falta es seguir. Taparnos los oídos, cerrar los ojos y tirar hacia adelante. No nos queda otra.
P.- Se ha llegado a decir que un equipo de la calidad del Barça no necesitaría entrenador.
R.-No, no es cierto. Es evidente que nosotros, los jugadores, nos conocemos bien y sabemos cómo juega el rival. Pero una orquesta sin director no funciona. Tocaríamos bien, pero no sería un espectáculo. No creo que este equipo pueda autogestionarse, necesitamos a alguien que esté ahí y nos coordine.
P.- ¿Ése es el mayor temor que han tenido estos días, caer en la anarquía y el descontrol?
R.- No es miedo, pero sí que hay que tener cuidado de que las cosas no se destrocen. Tenemos un director sustituto, hay que seguirle y estar a muerte con él. No hay otra. Vuelvo a insistir en que somos un equipo que si está con la marchita que debe, somos admirados por todo el mundo. Si no, somos normales.
P.- ¿Se ha aprovechado cualquier error para atacarles? ¿Piensa que les tienen ganas?
R.- El ganar molesta. Ganar tanto tiempo molesta más aún, provoca envidias. Hay historias muy lindas que me las guardo... Para llegar a tu objetivo debes cerrar los ojos y taparte los oídos. Te ayudan las cosas positivas, que vienen de la gente que te aprecia, que te conoce, que sabe las privaciones que tienes en pro de tu trabajo. Ésa es la gente que puede opinar, y que si te equivocas, puede darte un tirón de orejas. Los demás, siempre intentarán perjudicar.
P.- El camino que les ha llevado a lo más alto, ¿ha sido más cruento de lo que nos imaginamos?
R.- Ha sido duro, difícil. Cuando lo consigues, la gente cree que es fácil. Entonces, ¿por qué los demás no llegan? Ahí está la diferencia de este equipo: ha llegado arriba, ha dado un paso atrás y ahora hay que dar otro adelante. El problema es que no hay una competición que el Barça tenga que ganar, porque ya lo ganó todo. Por eso hay que darle mérito al equipo y a estos jugadores. Si no ganas, no sirve. El fútbol no tiene memoria. La memoria es para los libros, para el museo, pero para la gente no. Si has ganado seis títulos, debes ganar ocho. ¡Ah! ¡Pero si no hay ocho títulos que disputar! Da igual, hay que ganarlos. Es lo que hay. La gente, cuando llegas a unos objetivos, te exige más. Aunque no haya más. Tenemos que contagiarnos de esa exigencia.
P.- ¿Este Barça está preparado para perder?
R.- Nadie está preparado nunca para perder. Hemos conseguido ilusionar a la gente, pero ahora hay que apechugar. Cuando llegué a este club, la gente era bastante pesimista, conseguimos después que fuera extremadamente positiva. Ahora, convencerles de lo contrario es misión imposible. ¿Qué hay que hacer entonces? Ganar.
P.- ¿Cree que la clasificación del Real Madrid para cuartos de final de la Liga de Campeones les añade aún más presión?
R.- Nosotros no nos implicamos en lo que haga el Real Madrid. Hace lo que debe. Si empezamos a mirar al vecino, nos olvidamos de lo nuestro.
P.- José Mourinho se refirió a su acción de hace dos temporadas con Pepe [en la que el central blanco recibió la tarjeta roja] para justificar la expulsión de Nani en Old Trafford.
R.- Paso palabra. No vale la pena hablar de esas cosas. El día que nos enfrentemos a ellos, si hay polémicas o cositas, entonces sí hablaré. Yo no me callo.
P.- Hace unos días se emitieron unas imágenes en las que Mourinho podría haberle insultado en el último clásico de Liga en el Bernabéu.
R.- Eso en el fútbol es normal. No me molesta. No soy lo que [Mourinho ] insinuó. Soy hijo de una madre trabajadora y honesta. No me afectan ese tipo de cosas. Estoy por encima de todo eso.
P.- ¿Que el público del Santiago Bernabéu la volviera a tomar con usted ha dejado de afectarle?
R.- Tengo un problema: o me aman o me odian. Conmigo no hay término medio. Soy muy raro. El día de mañana, si yo jugara en el Real Madrid, Dios no lo quiera [aprovecha para tocar la madera del pupitre en el que se apoya], también me odiarían los del Barça. ¡Si jugaba en el Sevilla, que no tenía nada que ver con nadie, y ya me odiaba la gente! Es ese sentimiento que tiene el fútbol, que a veces la gente se excede. Pero yo lo perdono todo. En el fútbol se piensa mucho con el corazón, no con la cabeza.
P.- Es usted demasiado pasional.
R.- Pasional, ¡bravo! Eso es. Hago lo que amo, pero al límite. Yo no sé competir de otra manera. Quiero dejar claro que no soy mala persona, no entiendo eso de ser más malo que nadie. Defiendo mi profesión a muerte, como si tuviera que pelear por un plato de comida. Soy una persona normal y corriente, como cualquiera. Mi vida la vivo tan tranquilo, en paz con los míos, con la gente que me quiere, con la que no me quiere, y también con la que amo. Hay dos personajes dentro de mí: uno profesional y otro personal. El que quiera aceptarlo así, bien. Y el que no, también.
P.- Su sinceridad es su mayor virtud, ¿pero también su mayor enemigo?
R.- ¡Sí! Porque la gente no está acostumbrada a escuchar las cosas como uno las piensa. Está acostumbrada al maquillaje, a decirlas maqueadas para caer bien. Yo no quiero caer bien, no quiero hacer las cosas para eso. Tampoco para caer mal. No puedo dejar de hacer una cosa porque una mayoría o una minoría vaya a pensar que soy malo. La gente que me conoce sabe que no soy malo. Tengo un corazón que no me cabe en el pecho.
P.- ¿Se considera el típico jugador que uno querría en su equipo, pero, como rival, bien lejos?
R.-Eso es lo que yo creo. Cualquiera querría tenerme en su equipo, pero no como rival. Porque saben que soy pesado, peleón, que voy a darlo todo por mi equipo. Era así en el Sevilla, en el Bahía, en la selección brasileña y en el Barça. Vivo mi profesión muy, muy, muy al límite.