Ojo, no abrais el spoiler sino os quereis partir la caja
- Spoiler:
- Sí, la Coja ganó la Euro de los cojones, y lo hizo bien y merecidamente, masacrando a la que de siempre ha sido la selección más dura y competitiva, Italia. Si el hecho de que los italianos salieran a jugar al “toque” -intentando ganar a los españoles en lo suyo- estuvo motivado por un deseo de quedar bien, es que nos hemos convertido en unos putos maestros de la propaganda. El éxito en lo deportivo ha sido morrocotudo, aunque me reafirma en mi opinión de lo poco serio de estas competiciones medio folclóricas de selecciones. El que disponga de mejores futbolistas, mejor mentalizados y consiga hacerlos jugar a algo coherente entrenándolos apenas unas semanas al año, es el que se llevará el gato al agua. Por ello la Coja tiene mucho ganado: goza de una excelente generación de jugadores que además saben a qué juegan, porque -tonto es negarlo- siguen el modelo de la Farsa, con mayores o menores matices. Pero ojo, que si siguieran el del Mandril serían igual o aún más exitosos. En las demás selecciones no ha habido una identificación tan clara con alguno de sus clubes nacionales, y eso ha supuesto una diferencia crucial.
Teniendo los jugadores y el modelo, el equipo se entrena casi solo, ya esté de seleccionador Binguer-Aragonés, Pantuflo o Lotina. Es más, yo creo que podríamos ir a Brasil 2014 con Lotina y tener bastantes garantías de éxito. Basta con ver la selección de basket, en la que basta con que el míster no la cague muy escandalosamente para plantarse en finales y ganar medallas. Sea como sea, el fútbol de selecciones me sigue pareciendo inferior y sin impacto emocional. El verdadero profesionalismo es el del trabajo diario en temporadas de nueve meses, con preparaciones táctico-físicas meticulosas y competiciones de exigencia incomparablemente mayor.
Como era de esperar, la victoria trajo una violenta explosión de gañanismo en casi todos los rincones de la patria (no sé yo si en Baracaldo, Lizarza o San Juan de Despí celebrarían mucho), y foros como éste se volvieron a separar en dos grupos: los que piensan que toda victoria con la marca España es deseable y los que ven los festejos como algo puramente superficial que nada arregla, como quien quiere curar una fractura con una tirita. Lamento decir que estoy con los segundos: la celebración y la victoria nada tienen de malo -aparte del triunfo de unos cuantos hijos de su madre-, pero enmascaran la endémica desintegración nacional. Pudimos ver síntomas de esto apenas segundos después de alzar el trofeo, cuando casi cada jugador prefirió celebrar envuelto en la bandera de su terruño regional. Ese tipo de exaltación local profundamente paleta, en medio de un título ganado por ESPAÑA, deja bien claro el desapego que llevamos cultivando desde los 70.
Se está hablando de que este éxito “crea país”, de que fastidia los planes de los diversos independentismos y regionalismos. Bien, quiero saber, de entre todos los que han salido a celebrar la Euro con camisetas y la cara pintada en toda España, qué porcentaje votaría a favor de que su Comunidad Autónoma cediera un ápice de poder al estado, en aras del ahorro y una organización más racional. ¿Llegaría al 40%? La cosa es más grave en regiones con aspiraciones independentistas: en Cataluña sólo hay tres partidos que no hagan el juego al separatismo: PP, UPyD y Ciudadanos, pero tan sólo rondan el 20% de los votos. Si un tiparraco salió anteayer la victoria de España en Barcelona pero luego vota a CiU o PSC, yo me cago en su reputísima madre. Francamente, prefiero que se guarde la banderita en el recto y luego no se dedique a joder a su país cuando toca ir a las urnas.
Sí, las victorias deportivas, y muy particularmente las futbolísticas, pueden sumir en un profundo sopor a un país. Lo hemos visto durante décadas en el Brasil y muy especialmente en Argentina, convertida ya en feudo perenne de la corrupción y el populismo. La población se ha acostumbrado a unos estándares de vida decrecientes, usando como placebos el peronismo y la albiceleste, que les proporcionan un triste simulacro de felicidad. Aquí estamos imitando el proceso con escalofriante exactitud, y apenas nos faltan unos pasos para consumar la argentinización, el principal de los cuales sería la eliminación efectiva de la alternancia en el poder.
El PSOE, de hecho, lleva décadas trabajando en este objetivo: tras los 14 años de González, la etapa de Aznar se consideró un insufrible paréntesis, aunque pronto pudimos disfrutar de otros 8 años de socialismo, bombazos mediante. El retorno del PP a la Moncloa los ha irritado profundamente, y la principal consigna de trabajo es acortar su gobierno lo máximo posible; de hecho, el primero objetivo era que no llegaran a fin de año. Ahora Rajoy ha conseguido acuerdos muy ventajosos para España e incluso el paro está bajando, con lo que ha ganado bastante crédito, pero ojo, la ofensiva no parará. Si alguien duda el éxito de esta estrategia a largo pplazo, basta con preguntar a cualquier menor de 40 lo que piensa de recortar el gasto público, modificar privilegios laborales desfasados o de ceder la gestión de ciertos servicios a empresas privadas. La sacralización de “lo público” es un fenómeno ya irreversible en sitios como la citada Argentina o Grecia, y nosotros estamos muy cerca del punto de no retorno. Emborrachada por las victorias futbolísticas, buena parte de la población se conforma con culpar de los problemas a “los políticos”, sin darse cuenta de que ellos también forman parte de esos problemas, y de ellos debe salir el remedio (empezando en las urnas). Será eso o convertirnos definitivamente en una fútbol-nación.
Parece ser que la tactica del soplete no le valió para curarse las tremendas almorranas que le provocó esta Eurocopa...Ahora ya sé de donde copió almorranín su teorema del "el fútbol en estos momentos no importa nada porque seguís teniendo un país de mierda"
Pero lo que más me mata es lo de "torneo folclórico". Claaro, luego cuando se trata de medir jugadores estrella se dice "ejjj que nunca ha logrado nada a nivel de selección"...
EDIT: Ya solo le faltó pedir que volviese Paquíto para poner orden...