Científicos de la Universidad de Pennsylvania (EE.UU.) han identificado una proteína clave en la alopecia androgénica, la forma más común de calvicie, que afecta al 80% de los hombres europeos antes de cumplir 70 años. El descubrimiento, presentado esta semana en la revista Science Translational Medicine, abre la vía a desarrollar nuevos fármacos contra la calvicie.
“La proteína que hemos identificado parece ser la principal inhibidora del crecimiento del cabello” en las zonas de la cabeza afectadas por la calvicie, ha declarado George Cotsarelis, director de la investigación, en una entrevista por correo electrónico. “Pensamos que es la principal culpable”.
Cotsarelis y su equipo han analizado la actividad de más de 20.000 genes en el cuero cabelludo de cinco hombres de entre 40 y 65 años que se habían sometido a un trasplante capilar. Los investigadores han comparado los genes activos en la zona poblada de cabello con los de la zona despoblada. Esta estrategia ha permitido identificar una proteína mucho más abundante en la zona que había quedado calva: la prostaglandina D2 (PGD2).
Experimentos realizados en el laboratorio con folículos pilosos humanos han confirmado que la PGD2 inhibe el crecimiento del cabello. Un experimento posterior en ratones, a los que se ha aplicado esta proteína en forma de crema sobre la piel, ha mostrado que pierden el pelo. Y un análisis de diecisiete voluntarios con alopecia rampante ha comprobado que la calvicie progresa en las zonas del cuero cabelludo afectadas por un exceso de PGD2.
Los científicos han demostrado también –aquí es donde la investigación se pone interesante- que la PGD2 inhibe el crecimiento del cabello porque interactúa con un receptor llamado GPR44. El interés de este receptor radica en que ya existen una decena de fármacos experimentales, desarrollados por distintas compañías farmacéuticas, capaces de bloquearlo.
Estos fármacos se están investigando sobre todo con el objetivo de tratar el asma. Pero, según el razonamiento de Cotsarelis, aplicados como crema sobre el cuero cabelludo, podrían impedir que la proteína PGD2 se asocie con el repector GPR44 y bloquee el crecimiento del cabello.
En principio, estos fármacos “serían más efectivos que los dos que existen actualmente contra la calvicie”, el finasteride y el minoxidil, ya que actuarían de manera más específica sobre la causa de la pérdida de cabello, declara Cotsarelis. Además, al administrarse como crema, el riesgo de efectos secundarios sería bajo y restringido a la zona donde se aplicara.
El investigador admite que la PGD2 y el GPR44 no son las únicas moléculas involucradas en la calvicie. Estudios anteriores han demostrado que la hormona masculina testosterona es necesaria para que la alopecia androgénica progrese. Pero, entre los muchos efectos de la testosterona, está el de potenciar la proteína PGD2, lo que ayuda a explicar el papel central de la PGD2 en la calvicie y que la pérdida de cabello afecte más a hombres que a mujeres.
Falta ver, admite Cotsarelis, si las cremas que bloquean el receptor GPR44 serán útiles para prevenir la caída del cabello en hombres que se están quedando calvos, y si también podrán ayudar a que vuelva a crecer cabello en zonas que ya lo han perdido. En su opinión, “bloquear el GPR44 debería permitir estimular el crecimiento de cabello”, pero es algo que no se ha investigado por ahora.
También falta ver si el tratamiento podría ser útil para otras formas de alopecia. Según escriben los investigadores en Science Translational Medicine, “si las prostaglandinas están involucradas en la alopecia femenina, actuar sobre las prostaglandinas también debería beneficiar a mujeres con alopecia”.
“La proteína que hemos identificado parece ser la principal inhibidora del crecimiento del cabello” en las zonas de la cabeza afectadas por la calvicie, ha declarado George Cotsarelis, director de la investigación, en una entrevista por correo electrónico. “Pensamos que es la principal culpable”.
Cotsarelis y su equipo han analizado la actividad de más de 20.000 genes en el cuero cabelludo de cinco hombres de entre 40 y 65 años que se habían sometido a un trasplante capilar. Los investigadores han comparado los genes activos en la zona poblada de cabello con los de la zona despoblada. Esta estrategia ha permitido identificar una proteína mucho más abundante en la zona que había quedado calva: la prostaglandina D2 (PGD2).
Experimentos realizados en el laboratorio con folículos pilosos humanos han confirmado que la PGD2 inhibe el crecimiento del cabello. Un experimento posterior en ratones, a los que se ha aplicado esta proteína en forma de crema sobre la piel, ha mostrado que pierden el pelo. Y un análisis de diecisiete voluntarios con alopecia rampante ha comprobado que la calvicie progresa en las zonas del cuero cabelludo afectadas por un exceso de PGD2.
Los científicos han demostrado también –aquí es donde la investigación se pone interesante- que la PGD2 inhibe el crecimiento del cabello porque interactúa con un receptor llamado GPR44. El interés de este receptor radica en que ya existen una decena de fármacos experimentales, desarrollados por distintas compañías farmacéuticas, capaces de bloquearlo.
Estos fármacos se están investigando sobre todo con el objetivo de tratar el asma. Pero, según el razonamiento de Cotsarelis, aplicados como crema sobre el cuero cabelludo, podrían impedir que la proteína PGD2 se asocie con el repector GPR44 y bloquee el crecimiento del cabello.
En principio, estos fármacos “serían más efectivos que los dos que existen actualmente contra la calvicie”, el finasteride y el minoxidil, ya que actuarían de manera más específica sobre la causa de la pérdida de cabello, declara Cotsarelis. Además, al administrarse como crema, el riesgo de efectos secundarios sería bajo y restringido a la zona donde se aplicara.
El investigador admite que la PGD2 y el GPR44 no son las únicas moléculas involucradas en la calvicie. Estudios anteriores han demostrado que la hormona masculina testosterona es necesaria para que la alopecia androgénica progrese. Pero, entre los muchos efectos de la testosterona, está el de potenciar la proteína PGD2, lo que ayuda a explicar el papel central de la PGD2 en la calvicie y que la pérdida de cabello afecte más a hombres que a mujeres.
Falta ver, admite Cotsarelis, si las cremas que bloquean el receptor GPR44 serán útiles para prevenir la caída del cabello en hombres que se están quedando calvos, y si también podrán ayudar a que vuelva a crecer cabello en zonas que ya lo han perdido. En su opinión, “bloquear el GPR44 debería permitir estimular el crecimiento de cabello”, pero es algo que no se ha investigado por ahora.
También falta ver si el tratamiento podría ser útil para otras formas de alopecia. Según escriben los investigadores en Science Translational Medicine, “si las prostaglandinas están involucradas en la alopecia femenina, actuar sobre las prostaglandinas también debería beneficiar a mujeres con alopecia”.