Javier Mascherano es un rara avis en el mundo del fútbol. Un profesional con alma de amateur. Un tipo al que, siendo capitán de Argentina y con dos oros olímpicos colgando de su cuello, le preguntan sobre el jovencísimo titular que le quita el puesto y dice: Yo le miro y trato de aprender.
El Jefecito pertenece a ese extraño y poco numeroso tipo de futbolistas que siempre habla claro. Si no quiere responder una pregunta, lo hace abiertamente, sin darle mil vueltas al asunto ni recurrir a fórmulas predefinidas. Y si tiene algo que decir, lo hace directamente, sin eufemismos, desde la franqueza y la responsabilidad. En la última rueda de prensa en la que ha participado un periodista le vino con aquello de ¿No crees que se está hablando demasiado de los árbitros? Y Mascherano no sólo no cayó en la trampa, sino que le devolvió la pelota con un ¡Zas, en toda la boca! de los que arrancan aplausos made in USA, esos que comienzan poco a poco y acaban en cerrada ovación:
Estás hablando vos de los árbitros, no yo. Se habla de árbitros cuando los periodistas preguntan. Ustedes preguntan porque lamentablemente es lo que vende. A los que más interesa que se hable de los árbitros es a la prensa.
Está claro que cada vez se analizan menos los partidos. Analizar el fútbol vende poco o nada. Los problemas son los que venden. Lamentablemente se ha creado esto y es una bola difícil de parar. Será difícil volver a apostar por la credibilidad.
El Jefecito pertenece a ese extraño y poco numeroso tipo de futbolistas que siempre habla claro. Si no quiere responder una pregunta, lo hace abiertamente, sin darle mil vueltas al asunto ni recurrir a fórmulas predefinidas. Y si tiene algo que decir, lo hace directamente, sin eufemismos, desde la franqueza y la responsabilidad. En la última rueda de prensa en la que ha participado un periodista le vino con aquello de ¿No crees que se está hablando demasiado de los árbitros? Y Mascherano no sólo no cayó en la trampa, sino que le devolvió la pelota con un ¡Zas, en toda la boca! de los que arrancan aplausos made in USA, esos que comienzan poco a poco y acaban en cerrada ovación:
Estás hablando vos de los árbitros, no yo. Se habla de árbitros cuando los periodistas preguntan. Ustedes preguntan porque lamentablemente es lo que vende. A los que más interesa que se hable de los árbitros es a la prensa.
Está claro que cada vez se analizan menos los partidos. Analizar el fútbol vende poco o nada. Los problemas son los que venden. Lamentablemente se ha creado esto y es una bola difícil de parar. Será difícil volver a apostar por la credibilidad.