Raül Llimós 12/02/2012 06:00
Ni la pista de patinaje sobre hielo del Reyno de Navarra, ni la ausencia de Xavi, Iniesta o Cesc en el once inicial, ni los polémicos fueras de juego, ni el peor partido de Piqué en su vida, ni las paradas de Selección de Andrés Fernández, ni la resurrección de la segunda parte... No hay coartada que justifique la derrota de ayer porque el margen de error era cero. Había que sobrevivir para continuar con opciones, pero en Pamplona se agonizó como agoniza esta Liga para el Barça. Estar viviendo al límite y regalar la primera parte a Osasuna en su campo se paga muy caro, y ahora conseguir el campeonato ya no es una cuestión de supervivencia, hace falta algo más. Épica tirando a milagro de los grandes.
El Barça palmó ayer porque no supo reciclar su refinado estilo y adaptarlo a las circunstancias. El juego de precisión del equipo de Guardiola no podía practicarse en un campo helado y eso costó 45 minutos entenderlo. Todos los jugadores debían dar un plus, y es una evidencia que la mayoría no lo hicieron. Los navarros interpretaron mucho mejor al inicio del partido el juego de errores y resbalones, generando en los azulgrana una inseguridad pocas veces vista en la era Guardiola. Durante la primera parte, el Barça fue como un cirujano operando con cuchillo y tenedor. Descolocado. Frío. Impreciso. Incoherente, teniendo en cuenta lo que había en juego.
Decir adiós a la Liga en febrero es muy duro para un equipo y una afición acostumbrada a ganarlo casi todo en las últimas temporadas, pero hay que ir asumiéndolo con madurez. Duele perder un título grande en pleno ciclo ganador, y duele más perderlo contra Mourinho y sus malas artes, pero también es verdad que puedes llegar a junio habiendo ganado otros cinco. Para ganar la Champions y la Copa no dependes de nadie. Para ganar la Liga, necesitas mucha colaboración del Real Madrid. Demasiada.
http://www.mundodeportivo.com/20120212/opinion/no-hay-excusa_54253186430.html