La tarta que le entregaron Sergio Ramos e Iker Casillas el pasado jueves en Valdebebas, en presencia de todos los jugadores de la primera plantilla, no fue la única que recibió José Mourinho por su 49º cumpleaños. Ese mismo día, en la sede social del Club Deportivo Canillas, al técnico blanco le tenían preparado de regalo una sorpresa muy especial.
Pese a la reciente eliminación copera ante el Barça, el portugués aparcó durante unas horas su malestar para seguir con su rutina. El preparador madridista acudió en su vehículo a las instalaciones del equipo madrileño, situadas en el popular barrio de Hortaleza, para recoger a su hijo José Mario tras el entrenamiento. Cuando llegó, los chavales del Alevín A le estaban esperando para cantarle con entusiasmo el cumpleaños feliz. Un detallazo.
Después, el cuerpo técnico y la directiva del Canillas le homenajearon con un pastel de chocolate preparado con mucho cariño para la ocasión. Estaba adornado con la fotografía del míster y los escudos del Real Madrid y del Canillas. Sin perder en ningún momento la sonrisa, Mourinho cogió el cuchillo para repartir los trozos de tarta entre los niños, con quienes compartió también una taza de chocolate caliente para combatir las frías temperaturas de estos días.
El portugués agradeció el bonito gesto que tuvo la institución, que colgó en su página web las fotografías de una velada inolvidable para los más pequeños. Tras la merienda, el entrenador del Real Madrid departió con naturalidad con todos los allí presentes, entre los que se encontraban muchos padres y familiares de los compañeros de su hijo. Todos le animaron para continuar con el gran trabajo que está haciendo al frente del Real Madrid.
Mourinho está muy vinculado al Canillas desde que su hijo ingresara en este club la pasada temporada. Es habitual verle en partidos y entrenamientos y, al inicio de la campaña, no dudó en echar una mano a los chavales más necesitados pagándoles la matrícula para que pudieran seguir jugando. El pasado jueves, el Canillas le devolvió todo el cariño con un regalo de cumpleaños que el portugués nunca olvidará.