Es una gran noticia que la Selección Española de Baloncesto pueda con Francia en la final del Europeo; también que el Equipo de Copa Davis arrase a los galos en Córdoba; que Pedrosa y Lorenzo se batan el cobre con el australiano Casey Stoner en todos los circuitos; o que Alonso sea el piloto más admirado de la Fórmula 1. Desgraciadamente, en el terreno económico, es evidente que a España le queda mucho que aprender de sus deportistas.
En todos los rankings internacionales sobre libertad económica, intervencionismo, legislación o situación de las cuentas públicas está mucho más cerca de los países del tercer mundo que de sus grandes vecinos de la UE. Y la tendencia no sólo no cambia, sino que parece empeorar con el paso de los años. Este martes se ha conocido uno de los estudios con más solera, el que elabora el prestigioso Frasier Institute canadiense desde hace más de tres décadas. Y España ha vuelto a ver cómo su nota se reducía ligeramente.
Una columna muy comentada
La aparición de de la clasificación del Fraser Institute para 2011 prácticamente ha coincidido en el tiempo con la publicación de una de las columnas más comentadas en las redes sociales de los últimos meses. El pasado domingo, Vivek Wadhwa llevaba a The Washington Post un artículo titulado Lo que España podría aprender de su ex colonia. En el mismo, cuestiona muy seriamente la situación económica española, haciendo especial hincapié en los errores en su legislación, en la rigidez de sus mercados y en su sistema tributario.
Quizás lo que más ha llamado la atención es una frase en la que Wadha califica a España como "valle de la muerte para los emprendedores". El columnista justifica su comentario destacando que en la última edición del Doing Business, informe del Banco Mundial que ordena a los países en función de la facilidad que otorgan a los nuevos empresarios para abrir un negocio, está situado en el puesto 147 de 183 países, justo por detrás de la República Democrática del Congo.
De mal en peor
Más o menos las mismas conclusiones que ha sacado el articulista de The Washington Post son las que pueden encontrarse en el estudio del Fraser Institute. Este índice mide la libertad económica de 141 países del mundo. España ocupa el puesto 54, alejándose de casi todos los grandes países de la UE (que están en los 30 primeros puestos). Sólo Italia, Portugal y Grecia están peor clasificados, y viendo su situación actual no parece una buena compañía. De hecho, en el puesto 52 del ránking está Uganda, en el 55 Trinidad y Tobago, en el 56 Kazajstán y en el 57 Kenya. Vamos, todo un conjunto de potencias mundiales con el que compararse.
La posición de España es mala, pero es aún más triste si se analiza su evolución en los últimos años. En 1975, su nota era de 6,02 (bastante baja) y fue subiendo poco a poco hasta superar el 7 a mediados del año 2000 y alcanzar un 7,5 en las clasificaciones de 2003 y 2004. Sin embargo, desde entonces, con la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero a La Moncloa, ha vuelto a perder puntos y ahora apenas puede presumir de un 6,92 que le lleva a ese puesto 54 del que hablábamos antes.
Esta nota total es el resultado de cinco subnotas, correspondientes a los epígrafes de tamaño del Gobierno, sistema legal, solidez monetaria, libertad de comercio y regulación. Pues bien, en todos ellos, salvo en el apartado monetario, España está muy alejada de los países líderes. Es decir, sólo el euro (que no está bajo control de los políticos nacionales) permite al país avanzar algo en la clasificación.
De esta manera, entre esos 141 países, España está en el puesto 94 por el tamaño de su sector público, en el 42 por el respeto de sus leyes a los derechos de propiedad, en el 56 por las facilidades al comercio y en el 15 por la calidad de su moneda. Excepto este último, no son puesto para presumir.
Pero todos parecen casi buenos si se comparan con el puesto que España ocupa en el apartado regulatorio, en el que está clasificada en el puesto 101 de 141. De los tres subíndices de esta sección, ocupa el puesto 70 en el "mercado de crédito", el puesto 81 en el de la "legislación sobre empresas" y el ¡¡¡118!!! en el del mercado laboral. Y luego nuestros políticos se preguntan cada día por qué no se crean empresas en España o cuál es la razón de la carencia de emprendedores.
a lo mejor no tenemos un mercado tan desregularizado como nos quieren hacer creer y resulta que el Estado algo ha tenido que ver con el paro y la crisis que padecemos.
saludos