http://www.as.com/opinion/articulo/hay-deuda-buffalo-bill/20110731dasdaiopi_5/Tes
Hay una deuda con Buffalo Bill
El pasado mes de enero se cumplieron 121 años de la visita del circo de Buffalo Bill a Barcelona. En esa época, el Buffalo Bill's Wild West era la máxima expresión del espectáculo que había en el mundo. El señor William Frederick Cody (Buffalo Bill, para los amigos) plantó su carpa durante cinco semanas en el barrio de Gràcia tras actuar en la Exposición Universal de París de 1889. Llegó la troupe con sus bisontes, sus carromatos, sus caballos, su cowboys y sus pieles rojas a bordo del vapor Palma. Se alojaron en Las Ramblas (en el Hotel Cuatro Naciones, que aún existe) y durante su estancia murieron de viruela dos sioux, cuyas actas de defunción se conservan en el Hospital de Sant Pau, y el jefe de pista, Frank Richmond.
Ahora, en plena época de culto al entretenimiento, Estados Unidos quiere ver en sus praderas el mayor espectáculo del mundo. y por una vez, la patente está a este lado del Océano Atlántico. Sin indios y sin vaqueros. Sólo son necesarios once jugadores por bando, un árbitro que le caiga bien a Mou y una pelota. Quieren un Madrid-Barça. Es de justicia jugarlo. Se lo debemos a Buffalo Bill.
Hay una deuda con Buffalo Bill
El pasado mes de enero se cumplieron 121 años de la visita del circo de Buffalo Bill a Barcelona. En esa época, el Buffalo Bill's Wild West era la máxima expresión del espectáculo que había en el mundo. El señor William Frederick Cody (Buffalo Bill, para los amigos) plantó su carpa durante cinco semanas en el barrio de Gràcia tras actuar en la Exposición Universal de París de 1889. Llegó la troupe con sus bisontes, sus carromatos, sus caballos, su cowboys y sus pieles rojas a bordo del vapor Palma. Se alojaron en Las Ramblas (en el Hotel Cuatro Naciones, que aún existe) y durante su estancia murieron de viruela dos sioux, cuyas actas de defunción se conservan en el Hospital de Sant Pau, y el jefe de pista, Frank Richmond.
Ahora, en plena época de culto al entretenimiento, Estados Unidos quiere ver en sus praderas el mayor espectáculo del mundo. y por una vez, la patente está a este lado del Océano Atlántico. Sin indios y sin vaqueros. Sólo son necesarios once jugadores por bando, un árbitro que le caiga bien a Mou y una pelota. Quieren un Madrid-Barça. Es de justicia jugarlo. Se lo debemos a Buffalo Bill.