En la liguilla de los fichajes de verano el Málaga se ha puesto líder con Cazorla. Ya son, en números redondos sesenta millones de euros gastados en este sueño de las Mil y Una Noches que se está viviendo en la capital de la Costa del Sol. Si Madrid y Barça no lo superan, respectivamente, con Neymar (que me parece que quedará cuando menos para enero) y con Cesc (que no sé, no sé...) los dos grandes se quedarán por detrás del Málaga en inversión veraniega. Andan ambos, según mis cálculos, algo por debajo de los cincuenta. Cazorla es la guinda que completa un equipo que se ha propuesto ir a la Champions.
Ahora recuerdo que hace tres veranos el Madrid fue a por Cazorla y se armó un 2 de Mayo. Roig amenazó con el IRPF y al tiempo renovó, mejorando mucho, al jugador. Ahora ha salido sin estruendo y no deja de llamarme la atención. El Málaga aspira a desplazar al Villarreal del espacio que, con acierto obstinado, ha llegado a ocupar. Es un competidor directo. El Madrid no lo era, siempre se ha entendido que está en otra órbita. Pero la cuestión fue innegociable. El caso Cazorla me hace resucitarme una pregunta que me hago con frecuencia: ¿por qué al Madrid le cuesta tanto negociar en España?
Se le suele reprochar que compra mucho fuera, pero si se recuerdan los casos de Mendieta o Villa con el Valencia, la bronca que le costó fichar a Sergio Ramos del Sevilla, las amenazas por Navas o más recientemente por Agüero, o la alarma en Bilbao con Llorente y Javi Martínez, se entiende que fiche poco aquí. En ese tiempo el Barça ha sacado a Alves del Sevilla y a Villa del Valencia sin mayores problemas. ¿Qué hace mal el Madrid? ¿Es la desconfianza hacia la capital? ¿Es que se mueve con arrogancia y no sabe hacerlo? ¿Es sólo una moda irracional? Confieso que no tengo respuesta.