General Motors (GM), a través de su vicepresidente John Smith, ha anunciado esta tarde su intención de suprimir "unos 10.000 empleos" en Opel, en la que trabajan 50.000 personas en toda Europa, un día después de la sorpresiva ruptura de su acuerdo con Magna para desprenderse de la marca alemana. De momento, se desconoce cuántos de ellos son españoles, aunque Smith ha precisado que el plan de reestructuración de su filial, que presentará "pronto", es "muy similar" al formulado por el fabricante austro-canadiense y el banco ruso Sberbank, pero no una copa exacta. Magna cifró su propuesta en 10.500 despidos, aunque posteriormente fueron ajustados en algunos países como España, donde se redujeron hasta los 900.
La comparecencia de Smith se produce tras la reacción airada de Europa, que le ha exigido conocer cuanto antes cuáles son sus planes para Opel. El gigante de Detroit ha justificado su rechazo a vender Opel en queahora dispone de dinero suficiente para mantener esa pieza clave en suestructura manufacturera global. En otras palabras: tras salir de unacomplicada suspensión de pagos -gracias a las ayudasmultimillonarias de la Administración de Barack Obama-, General Motors no quiere vender. "Las condiciones ahora de GM no se pueden comparar con las del primer trimestre del año ni siquiera con las de la primera mitad del 2009. Ha habido una gran mejora", ha reiterado Smith, para añadir que haber renunciado a Opel hubiera significado un gran "agujero" estratégico en la multinacional estadounidense.
El enojo europeo
No obstante, ha reconocido que la decisión del consejo de administración ha sido casi como "decidir a cara o cruz". En todo caso, según Smith son necesarios "significativos recortes" en Opel para lograr su estabilidad a largo plazo "en cualquier plan de reestructuración que se plantee". Y ha agregado que, aunque preferiría llevarlo a cabo en un clima de acuerdos con los gobiernos europeos y los sindicatos, la compañía cuenta con un "plan B" por si fuera necesario.
La decisión, tras meses de duras negociaciones, ha causado una fuerte indignación en los países europeos que tienen factorías de la marca y en la propia Comisión Europea, que ha exigido horas al gigante de Detroit un plan de futuro "sólido" y que garantice el empleo. El ministro español de Industria, Miguel Sebastián, ha advertido de que no aceptará nada por debajo del acuerdo alcanzado con Magna para la planta zaragozana de Figueruelas, que contemplaba mantener 6.100 de los 7.000 empleados. En respuesta, el vicepresidente de Finanzas de GM Europe, Enrico Digirolamo, ha prometido que Figueruelas será "clave" en la estrategia de la corporación en Europa.
Digirolamo ha subrayado que Figueruelas ha sido una parte integral de GM durante los últimos 27 años, ha expresado además el agradecimiento de la compañía a Sebastián por el "gran apoyo" que han proporcionado a esta planta tanto desde el Gobierno español como desde el Ejecutivo aragonés. Previamente, el ministro había declarado: "No vamos a volver a la casilla de salida". Sebastián ha destacado que la ruptura del acuerdo "ha sido una sorpresa que nadie esperaba" y ha asegurado que no entiende "cómo GM ha manejado esta crisis". Los sindicatos, por su parte, han convocado paros en las fábricas para presionar a General Motors.
Devolver las ayudas
El Gobierno alemán, que ha liderado las complicadas conversacionesentre GM, Magna y los países afectados, ha reaccionado con irritación."El comportamiento de GM es totalmente inaceptable", ha criticadovisiblemente contrariado el ministro de Economía, Rainer Brüderle. Elnuevo titular del departamento ha recordado que "en 10 años -GM- no hatenido ningún plan y solo ha producido pérdidas", por lo que ha instadoal fabricante a presentar cuanto antes su plan de reestructuración. En origen el plan era, precisamente, favorable para Figueruelas a costa decerrar plantas en Alemania.
También el portavoz de Angela Merkel, Ulrich Wilhelm, ha lamentado el rechazo de un acuerdo que tenía "lógica industrial convincente" y ha exigido la devolución de los 1.500 millones de euros de ayudas puente aportados para apoyar la frustrada operación. En septiembre, GM anunció un principio de acuerdo con Magna y el grupo Sberbank por el que vendía una participación mayoritaria, del 55%, ante sus tremendos problemas económicos. Esa alianza fue apoyada por Merkel, entonces en plena campaña electoral. La canciller se comprometió a inyectar 4.500 millones de euros en la compañía, a cambio de limitar los despidos en las fábricas germanas. Desde Bruselas, la Comisión Europea ha expresado hoy su deseo de que el nuevo plan reestructuración para Opel sea "sólido" y garantice "empleos duraderos" y ha advertido de que verificará la compatibilidad de cualquier ayuda que los estados miembros de la UE pudieran conceder. El Ejecutivo comunitario se ha limitado a "tomar nota" de la decisión.
La comparecencia de Smith se produce tras la reacción airada de Europa, que le ha exigido conocer cuanto antes cuáles son sus planes para Opel. El gigante de Detroit ha justificado su rechazo a vender Opel en queahora dispone de dinero suficiente para mantener esa pieza clave en suestructura manufacturera global. En otras palabras: tras salir de unacomplicada suspensión de pagos -gracias a las ayudasmultimillonarias de la Administración de Barack Obama-, General Motors no quiere vender. "Las condiciones ahora de GM no se pueden comparar con las del primer trimestre del año ni siquiera con las de la primera mitad del 2009. Ha habido una gran mejora", ha reiterado Smith, para añadir que haber renunciado a Opel hubiera significado un gran "agujero" estratégico en la multinacional estadounidense.
El enojo europeo
No obstante, ha reconocido que la decisión del consejo de administración ha sido casi como "decidir a cara o cruz". En todo caso, según Smith son necesarios "significativos recortes" en Opel para lograr su estabilidad a largo plazo "en cualquier plan de reestructuración que se plantee". Y ha agregado que, aunque preferiría llevarlo a cabo en un clima de acuerdos con los gobiernos europeos y los sindicatos, la compañía cuenta con un "plan B" por si fuera necesario.
La decisión, tras meses de duras negociaciones, ha causado una fuerte indignación en los países europeos que tienen factorías de la marca y en la propia Comisión Europea, que ha exigido horas al gigante de Detroit un plan de futuro "sólido" y que garantice el empleo. El ministro español de Industria, Miguel Sebastián, ha advertido de que no aceptará nada por debajo del acuerdo alcanzado con Magna para la planta zaragozana de Figueruelas, que contemplaba mantener 6.100 de los 7.000 empleados. En respuesta, el vicepresidente de Finanzas de GM Europe, Enrico Digirolamo, ha prometido que Figueruelas será "clave" en la estrategia de la corporación en Europa.
Digirolamo ha subrayado que Figueruelas ha sido una parte integral de GM durante los últimos 27 años, ha expresado además el agradecimiento de la compañía a Sebastián por el "gran apoyo" que han proporcionado a esta planta tanto desde el Gobierno español como desde el Ejecutivo aragonés. Previamente, el ministro había declarado: "No vamos a volver a la casilla de salida". Sebastián ha destacado que la ruptura del acuerdo "ha sido una sorpresa que nadie esperaba" y ha asegurado que no entiende "cómo GM ha manejado esta crisis". Los sindicatos, por su parte, han convocado paros en las fábricas para presionar a General Motors.
Devolver las ayudas
El Gobierno alemán, que ha liderado las complicadas conversacionesentre GM, Magna y los países afectados, ha reaccionado con irritación."El comportamiento de GM es totalmente inaceptable", ha criticadovisiblemente contrariado el ministro de Economía, Rainer Brüderle. Elnuevo titular del departamento ha recordado que "en 10 años -GM- no hatenido ningún plan y solo ha producido pérdidas", por lo que ha instadoal fabricante a presentar cuanto antes su plan de reestructuración. En origen el plan era, precisamente, favorable para Figueruelas a costa decerrar plantas en Alemania.
También el portavoz de Angela Merkel, Ulrich Wilhelm, ha lamentado el rechazo de un acuerdo que tenía "lógica industrial convincente" y ha exigido la devolución de los 1.500 millones de euros de ayudas puente aportados para apoyar la frustrada operación. En septiembre, GM anunció un principio de acuerdo con Magna y el grupo Sberbank por el que vendía una participación mayoritaria, del 55%, ante sus tremendos problemas económicos. Esa alianza fue apoyada por Merkel, entonces en plena campaña electoral. La canciller se comprometió a inyectar 4.500 millones de euros en la compañía, a cambio de limitar los despidos en las fábricas germanas. Desde Bruselas, la Comisión Europea ha expresado hoy su deseo de que el nuevo plan reestructuración para Opel sea "sólido" y garantice "empleos duraderos" y ha advertido de que verificará la compatibilidad de cualquier ayuda que los estados miembros de la UE pudieran conceder. El Ejecutivo comunitario se ha limitado a "tomar nota" de la decisión.