A estas alturas de la película, decir que Mourinho provoca amores y odios es una obviedad que conviene saltarse. También es de dominio público que sus ruedas de prensa marcan la agenda informativa, algo que no habla demasiado bien de quienes nos dedicamos a informar. Lo que no resulta normal es que la percepción sobre la repercusión mediática del entrenador del Real Madrid genere lecturas tan enfrentadas. Lo que sigue no responde a ningún estudio científico ni nada que se le parezca; tan sólo a las reacciones observadas por el autor de este blog en foros y redes sociales. A grandes rasgos, los antimadridistas (no todos, por supuesto, pero sí muchos) se quejan de que Mourinho está blindado por la prensa. Según los madridistas (ídem), el entrenador de su equipo es objeto de una campaña de acoso y derribo por parte de los medios. Como no les vamos a poner de acuerdo, intentemos al menos no cegarnos.
El diario ‘Marca’, el deportivo más leído en España, se ha adherido incondicionalmente a Mourinho desde antes incluso de su fichaje. Para su director, Eduardo Inda, la palabra de Mou es ley. Si Mourinho dice que los árbitros elevan al Barça, allá va ‘Marca’ para amplificar el mensaje. Si Mourinho dice que los rivales del Barça se dejan ganar, portada al canto. Si dice que los horarios perjudican al Madrid, ‘Marca’ también va al rescate con un editorial o un videoblog del director. Lo que haga falta.
Fuera de ‘Marca’, en cambio, cuesta mucho encontrar más apoyos a ese personaje presuntamente intocable. Incluso destacadas firmas de ‘Marca’, como Santi Segurola o Roberto Palomar, están muy lejos de comulgar con su discurso.
En ‘As’, el otro gran diario deportivo con sede en Madrid, Mourinho es frecuente objeto de crítica por parte del director, Alfredo Relaño, y del subdirector, Pedro Pablo San Martín. Otros columnistas, como Tomás Roncero o Guillem Balagué, especialmente éste, se muestran mucho más benévolos.
Por ceñirnos a los medios de comunicación, y obviando por tanto Sardás, Pandianis y Preciados, Mourinho también es criticado a diario en las emisoras de radio nacionales, en las webs deportivas y en los diarios de información general. En ‘El País’ le llevan dando palos desde la semifinal Inter-Barcelona de la pasada Champions. Ramón Besa, una de las grandes firmas del periódico, llegó a nombrarle como destacado miembro de las “fuerzas del mal” que acabaron con la aventura de los hombres de Pep Guardiola, un “entrenador perfecto”. Algunos no hemos pillado aún la ironía del maestro. Entre las críticas asiduas de ‘El País’ a Mourinho debemos contabilizar también una serie surrealista de columnas semanales firmadas por Martín Girard, seudónimo futbolero del director de cine Gonzalo Suárez, que parece padecer una extraña fijación por el portugués.
Por último, está la animadversión de Sport, Mundo Deportivo y demás sucedáneos, que no requiere un análisis demasiado profundo.
Algunas de las críticas a Mourinho son razonables; otras, gratuitas. Sin embargo, los mourinhistas incondicionales repiten que los medios dan caña a su entrenador porque los medios son antimadridistas y dar caña al Madrid “vende”. A su juicio, hasta las críticas más elementales carecen de fundamento. Lo lógico para ellos sería que la prensa se dedicara a ratificar milongas como que los horarios de los partidos se fijan para perjudicar a un club, o que hay equipos que salen al campo a entregar los tres puntos. Para ellos, ir contra Mourinho es ir contra el Real Madrid. Entienden cualquier noticia negativa o cualquier crítica como una muestra de antimadridismo visceral y enfermizo.
Enfrente, la susceptibilidad también está a flor de piel. Los antimadridistas entienden que lo normal cuando se habla del Madrid es el palo sistemático y perciben cualquier información no negativa sobre el Madrid como una mera expresión de fanatismo, cuando no un peaje al Ser Superior, un intento de desviar la atención y de silenciar el ciclo triunfal del Barça. Por supuesto, tampoco hacen distinciones entre Marca, As, las radios… Madrid es un todo maléfico, un ente uniforme que actúa al unísono. Si ‘Marca’ apoya a Mourinho, ‘Madrid’ en pleno apoya a Mourinho. Y con ‘Madrid’, España entera.
El diario ‘Marca’, el deportivo más leído en España, se ha adherido incondicionalmente a Mourinho desde antes incluso de su fichaje. Para su director, Eduardo Inda, la palabra de Mou es ley. Si Mourinho dice que los árbitros elevan al Barça, allá va ‘Marca’ para amplificar el mensaje. Si Mourinho dice que los rivales del Barça se dejan ganar, portada al canto. Si dice que los horarios perjudican al Madrid, ‘Marca’ también va al rescate con un editorial o un videoblog del director. Lo que haga falta.
Fuera de ‘Marca’, en cambio, cuesta mucho encontrar más apoyos a ese personaje presuntamente intocable. Incluso destacadas firmas de ‘Marca’, como Santi Segurola o Roberto Palomar, están muy lejos de comulgar con su discurso.
En ‘As’, el otro gran diario deportivo con sede en Madrid, Mourinho es frecuente objeto de crítica por parte del director, Alfredo Relaño, y del subdirector, Pedro Pablo San Martín. Otros columnistas, como Tomás Roncero o Guillem Balagué, especialmente éste, se muestran mucho más benévolos.
Por ceñirnos a los medios de comunicación, y obviando por tanto Sardás, Pandianis y Preciados, Mourinho también es criticado a diario en las emisoras de radio nacionales, en las webs deportivas y en los diarios de información general. En ‘El País’ le llevan dando palos desde la semifinal Inter-Barcelona de la pasada Champions. Ramón Besa, una de las grandes firmas del periódico, llegó a nombrarle como destacado miembro de las “fuerzas del mal” que acabaron con la aventura de los hombres de Pep Guardiola, un “entrenador perfecto”. Algunos no hemos pillado aún la ironía del maestro. Entre las críticas asiduas de ‘El País’ a Mourinho debemos contabilizar también una serie surrealista de columnas semanales firmadas por Martín Girard, seudónimo futbolero del director de cine Gonzalo Suárez, que parece padecer una extraña fijación por el portugués.
Por último, está la animadversión de Sport, Mundo Deportivo y demás sucedáneos, que no requiere un análisis demasiado profundo.
Algunas de las críticas a Mourinho son razonables; otras, gratuitas. Sin embargo, los mourinhistas incondicionales repiten que los medios dan caña a su entrenador porque los medios son antimadridistas y dar caña al Madrid “vende”. A su juicio, hasta las críticas más elementales carecen de fundamento. Lo lógico para ellos sería que la prensa se dedicara a ratificar milongas como que los horarios de los partidos se fijan para perjudicar a un club, o que hay equipos que salen al campo a entregar los tres puntos. Para ellos, ir contra Mourinho es ir contra el Real Madrid. Entienden cualquier noticia negativa o cualquier crítica como una muestra de antimadridismo visceral y enfermizo.
Enfrente, la susceptibilidad también está a flor de piel. Los antimadridistas entienden que lo normal cuando se habla del Madrid es el palo sistemático y perciben cualquier información no negativa sobre el Madrid como una mera expresión de fanatismo, cuando no un peaje al Ser Superior, un intento de desviar la atención y de silenciar el ciclo triunfal del Barça. Por supuesto, tampoco hacen distinciones entre Marca, As, las radios… Madrid es un todo maléfico, un ente uniforme que actúa al unísono. Si ‘Marca’ apoya a Mourinho, ‘Madrid’ en pleno apoya a Mourinho. Y con ‘Madrid’, España entera.