Higuaín se defiende con lo suyo: goles
Higuaín no lo ha tenido fácil desde que llegó al Madrid, hace poco más de tres años. Apareció como un muchacho colado de matute en el fichaje de Gago, que era el que de verdad interesaba en aquella operación que también incluyó a Marcelo. Tiempos en que tras cada fichaje de Mijatovic y Calderón se daba por sentado que había gatuperio. Venía a una delantera que estaba ocupada por Raúl y Van Nistelrooy. Y venía además con el punto de mira sin afinar. Pocas ocasiones de jugar, mucha actividad, bastantes remates y la mayoría de ellos se escapaban por poco, o daban en el palo, o en la rodilla del portero.
Pero tenía valores: constancia, potencia, un padre futbolista que le aconsejó bien y una facilidad para encontrar posiciones de remate que no he conocido en el fútbol. A base de eso resistió primero, luego se instaló e incluso adelantó a Van Nistelrooy y a Raúl. Hasta fue héroe inesperado en dos títulos de Liga igualmente inesperados, ganados un poco 'a lo Higuaín', a cara de perro. Aún le llegó una nueva competencia, Huntelaar, que le duró poco. Ahora, el nuevo proyecto le presentó una nueva competencia: Benzema. Otra vez atrás, otra vez a luchar cuesta arriba. Y de nuevo se ha impuesto a la competencia.
Aun así, esta semana volvió la sensación de que estorbaba. Por no pasarle un balón a Cristiano ante el Lyon, o porque alguien pensó que aquella caída habrá que arreglarla fichando a Rooney, para seguir moviendo la rueda de la ilusión galáctica. Pero la crisis la resolvió el domingo en Valladolid a su estilo: con tres goles. Recuerdo que cuando empezó a golear se solía decir que sólo metía goles cuando salía del banquillo; ya no es así. La siguiente sospecha fue que hacía muchos goles en casa y pocos fuera. Ya la ha despejado. Aún le queda una: hacer goles decisivos en partidos importantes. Pues eso también lo vencerá.
(Alfredo Relaño | 16/03/2010) Extraído de As.com
Higuaín no lo ha tenido fácil desde que llegó al Madrid, hace poco más de tres años. Apareció como un muchacho colado de matute en el fichaje de Gago, que era el que de verdad interesaba en aquella operación que también incluyó a Marcelo. Tiempos en que tras cada fichaje de Mijatovic y Calderón se daba por sentado que había gatuperio. Venía a una delantera que estaba ocupada por Raúl y Van Nistelrooy. Y venía además con el punto de mira sin afinar. Pocas ocasiones de jugar, mucha actividad, bastantes remates y la mayoría de ellos se escapaban por poco, o daban en el palo, o en la rodilla del portero.
Pero tenía valores: constancia, potencia, un padre futbolista que le aconsejó bien y una facilidad para encontrar posiciones de remate que no he conocido en el fútbol. A base de eso resistió primero, luego se instaló e incluso adelantó a Van Nistelrooy y a Raúl. Hasta fue héroe inesperado en dos títulos de Liga igualmente inesperados, ganados un poco 'a lo Higuaín', a cara de perro. Aún le llegó una nueva competencia, Huntelaar, que le duró poco. Ahora, el nuevo proyecto le presentó una nueva competencia: Benzema. Otra vez atrás, otra vez a luchar cuesta arriba. Y de nuevo se ha impuesto a la competencia.
Aun así, esta semana volvió la sensación de que estorbaba. Por no pasarle un balón a Cristiano ante el Lyon, o porque alguien pensó que aquella caída habrá que arreglarla fichando a Rooney, para seguir moviendo la rueda de la ilusión galáctica. Pero la crisis la resolvió el domingo en Valladolid a su estilo: con tres goles. Recuerdo que cuando empezó a golear se solía decir que sólo metía goles cuando salía del banquillo; ya no es así. La siguiente sospecha fue que hacía muchos goles en casa y pocos fuera. Ya la ha despejado. Aún le queda una: hacer goles decisivos en partidos importantes. Pues eso también lo vencerá.
(Alfredo Relaño | 16/03/2010) Extraído de As.com