Kaká sigue perdido
Sacchi: "Ama demasiado su trabajo y sufre una tensión excesiva. Me apena"
"No es un volante. Es un delantero. Ahí es donde quiere jugar", advierte Baresi
Arrigo Sacchi, ex técnico del Milan y ex director técnico del Madrid, es un seguidor perspicaz de Kaká. "Es un mediapunta, o un segunda punta, al que le cuesta engancharse al equipo", observa; "en el Milan no le gustaba jugar de mediapunta. Él es generoso y se mueve mucho, pero no siempre en un sentido correcto. Es brasileño y pertenece a una cultura futbolística que no premia la conexión con los demás".
En el Madrid, a Kaká le piden que conecte. Y Kaká vive desconectado. El entrenador, Manuel Pellegrini, no encuentra otra forma de integrarlo en un equipo con sobreabundancia de delanteros. La plantilla carece de suficientes volantes. Hay demasiada gente capaz de terminar las jugadas, pero muy pocos capaces de iniciarlas, y para remediarlo Pellegrini ha pedido a Kaká que ejerza de cuarto centrocampista. Esto va contra su naturaleza. Como dice Franco Baresi, ex capitán milanista que convivió seis años con él: "No es un volante. Es un delantero. Su mejor posición es detrás del punta. Su juego es más claro cuanto más se acerca al portero".
La lógica de Pellegrini tiene sentido: como la plantilla está descompensada, hay jugadores que deben sacrificarse desnaturalizándose un poco. Así es como Kaká va camino de convertirse en un mártir de los mismos impulsos que llevaron a ficharle. Sacchi se muestra preocupado: "No tengo duda de que la afición del Madrid no ha conocido al verdadero Kaká. Esto sucede porque el equipo no juega bien, porque él ha tenido problemas de pubis y porque debe acostumbrarse a un nuevo país y a otro club. Pero es un jugador fantástico. Es fiable, un profesional que ama su trabajo. El peligro es al revés. Ama demasiado su trabajo y esto le genera una tensión excesiva. Sufre un bloqueo que le impide expresar sus cualidades. Seguro que siente una gran presión. A muchos jugadores les ocurre. ¡Una vez Roberto Baggio me pidió que le sacara del campo en medio de un partido! Ahora tengo miedo de que Kaká pueda perder la autoestima. Me da pena verle así. Hay que tener paciencia y volverá a ser el de siempre".
Florentino Pérez ideó un modelo económico y deportivo fundamentado en grandes figuras del fútbol. El equipo que construyó el verano pasado está pensado para que, a falta de juego, los partidos se resuelvan con el talento de los atacantes. No hay competición que interese más al presidente que la Champions: la final se juega este año en el Bernabéu. El martes pasado, toda la energía del club se volcó en Gerland. Llegado el partido crucial, sin embargo, falló lo esencial: las figuras. Ninguno de los dos balones de oro de la plantilla estuvo a la altura. Cristiano Ronaldo no desequilibró y a Kaká le faltó criterio. Como el juego del Madrid está condicionado por sus dos estrellas, se diluyó al fallar ambas.
Consciente de que le preparan un juicio sumario, Kaká salió el martes del vestuario cubriéndose. "Yo no soy el culpable de nada", exclamó, más pálido que su camiseta.
Kaká hizo lo que los psicólogos llaman identificación proyectiva. En vez de escuchar, respondió a la pregunta que él se habría hecho a sí mismo. En el club aseguran que, efectivamente, se culpabiliza. Su excesivo sentido de la responsabilidad hace que se sienta en deuda. Sabe que juega mal y le pesa. Y esa pesadumbre le atenaza en el campo. Pero Pellegrini no cambiará de idea. Seguirá poniéndole de enganche. La directiva tampoco pierde la fe en él.
Kaká, que costó 67 millones de euros, no es capaz de interiorizar que el mercado es el mercado y el juego es el juego. Y el juego en la Champions no favorece a los equipos de la Liga. Esto es lo que opina Sacchi y los resultados le avalan: "La Liga española, lo mismo que la italiana, ha bajado mucho su nivel en los últimos años. El Barça y el Madrid se acostumbran a un modo de competir y luego, en Europa, se enfrentan a situaciones a las que no están habituados".