Mendieta: entrevista y expediente X

Lo primero que sorprende de Gaizka Mendieta es su corte de pelo, en las antípodas de la media melena que lo hizo célebre. Lo segundo, que se ha adaptado como un guante a los requerimientos de la vida inglesa. Hasta el punto de que no sólo vuela cargado de comida de camino a Middlesbrough. A España se lleva siempre uno o dos paquetes de cookies y un puñado de bolsas de su marca preferida de té.

Son detalles que dan pistas sobre cómo ha sido la vida de Mendieta después del fútbol, del que se retiró en junio del año pasado después de una carrera desigual. Colgó las botas en el Middlesbrough: el club donde llegó tras su paso fugaz por el Lazio y el Barcelona y con el que llegó a una final de la UEFA y ganó un título: la Carling Cup. Desde entonces, se ha quedado a vivir en Yarm, un pueblecito de 8.000 habitantes a las afueras de Middlesbrough y muy cerca del mar. Desde aquí, Gaizka recuerda los hitos de su carrera: las dos finales de la Copa de Europa, el gol del sombrero al Atlético y sus 40 partidos con la selección, incluidos los del 'maldito' Mundial de Corea en el que un árbitro egipcio certificó la eliminación.

Gaizka ha jugado de buen grado con España, pero siempre ha mostrado una predilección especial por el equipo nacional vasco. Sólo faltó a la cita en dos ocasiones: las dos por problemas de agenda con el Middlesbrough o la Lazio. "A mí siempre me encantó ir a las convocatorias", explica, "y el motivo es que se vive un ambiente muy especial. El estadio se llena. Aquello es una fiesta. Es algo que un futbolista no vive en muchas situaciones".

¿Le gustaría ver a la selección de Euskadi jugando un Mundial de fútbol?
"Me gustaría porque sería una opción muy bonita. Aunque lo veo un poco más difícil porque de por medio están la FIFA y la UEFA, que son muy reacias a ese tipo de situaciones. Y supongo que crearía un conflicto con el que se sentirían incómodos muchos jugadores. Pero potencial hemos demostrado que tenemos porque contra selecciones fuertes hemos dado la cara".

¿Pero usted se siente más vasco o más español?
"También me siento inglés [risas]. Son ya siete años aquí. Pero diría que me siento muy vasco y lógicamente me siento español también".

Que se sienta inglés tiene cierta guasa. Porque no se puede decir que acabara bien aquí. Y no sólo porque el Middlesbrough dejara de contar con él en las Navidades de 2007, sino porque aún anda metido en pleitos con el dueño del club, que se resiste a pagar el dinero que le debe.

Y sin embargo Gaizka recuerda con cariño sus primeros años en Riverside, donde llegó de la mano de Steve McClaren y de un proyecto deportivo prometedor. "Los dos o tres primeros años fueron muy buenos", recuerda, "ganamos un título y llegamos a una final europea. Pero todo se torció cuando se fue McClaren y le sucedió Gareth Southgate. Habíamos jugado juntos y teníamos buena relación, pero pronto me di cuenta de que no estaba en sus planes. Lo único que le reprocho es que nunca fue honesto conmigo".

"El club quería ir hacia gente joven y quitarse de enmedio a un puñado de jugadores", recuerda. Por eso empezaron a sopesar un posible traspaso. "Había ofertas de España y de equipos ingleses, pero querían que me fuera cedido y yo no quería irme seis meses para estar luego otra vez en la misma situación". La última temporada en el Boro, Gaizka ni siquiera iba convocado. Lo que no quiere decir que no se entrenara todos los días y cumpliera su parte del contrato. Incluso pidió ejercitarse con los reservas para no perder el ritmo de partidos de cara a un posible fichaje. Se habló de la posibilidad de jugar en el Galaxy californiano. "A Qatar yo nunca me hubiera ido", bromea.

Lo cierto es que nada se concretó y Gaizka Mendieta apuró su contrato con el Middlesbrough, que expiró en mayo de 2008. Desde entonces, vive en el pueblecito de Yarm. En la misma casa a la que llegó hace casi siete años. Se separó, se echó una novia inglesa y pasa los meses a caballo entre el Reino Unido y Valencia, donde viven sus niñas. "La verdad es que no me da tiempo a aburrirme", dice, "salgo a correr o a andar en bici, voy a buscar al colegio a los hijos de mi pareja y gestiono mis inversiones en España por teléfono o por correo electrónico. A veces juego algún partido con amigos en hierba artificial y quiero empezar a jugar con los veteranos del Valencia y con los del Boro. Y algún día me gustaría ser entrenador. Pero todavía no ha llegado el momento".

Premier, cerveza y chocolate
Gaizka Mendieta recuerda las cosas que más le chocaron cuando llegó a la 'Premier': "Al terminar los partidos, volaban las pintas de cerveza en el vestuario. Y al día siguiente los jugadores hacían recuperación activa. Un 'cafetito' y después, a 'mamarse' otra vez. Comían barritas de Mars y chocolate y si les decías algo te espetaban: 'Es energía'. Se podría decir que hubo cierto choque de mentalidades".

De sus entrenadores, Gaizka recuerda con especial cariño a Guus Hidink, que lo hizo debutar en Valencia, y a Héctor Núñez, que consolidó su posición en el primer equipo. De Cúper apunta que la afición fue injusta con él pero no más que con cualquier otro técnico. Y dice que no se arrepiente de haberse ido en 2001 al Lazio y no al Real Madrid: "Entonces estaban en juego otros intereses, había también otras ofertas y en ese momento fue la decisión más factible para todos. Estaba claro que el Valencia no iba a ponérselo fácil al Madrid. Como ocurrió luego con Mijatovic y como ha ocurrido este verano con Villa". ¿Ha acertado el asturiano quedándose en Valencia? "Nunca conoceremos la letra pequeña", sopesa, "pero si se ha quedado es porque quería quedarse. Y porque a pesar de los rumores era lo mejor para él".