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Acabó el entrenamiento del Madrid pero Zinedine Zidane permaneció en el campo con Jesé Rodríguez. Solos los dos se quedaron en silencio ante una portería, asistidos por dos utileros que les pasaban balones y un técnico con un trípode que instaló una pequeña cámara de vídeo para grabar la escena.
El procedimiento fue sencillo. Zidane alternó bandas y centró balones. Siempre a media altura. Primero desde la derecha, luego desde la izquierda. Primero cinco pelotas desde la derecha para que Jesé las remate con la diestra, luego otras cinco para que las empalme con la zurda. La regla: procurar conectar de aire, de volea, a un toque. Perfilándose de costado antes de apoyar y girar la cadera en el ataque al balón que vuela, como en un swing. Unas veces apuntando al primer palo; las más, al segundo.
“Zidane”, observó Carlo Ancelotti, el entrenador, “hace un trabajo individualizado con varios jugadores. Se ocupa de los que necesitan mejorar la técnica. Con Varane ha estado haciendo ejercicios para pulir el cambio de orientación del juego. Ahora con Jesé ha estado practicando las voleas”.
Asistente de Ancelotti por imposición del club, Zidane es una suerte de maestro particular que se ocupa de perfeccionar detalles técnicos en los jóvenes. En materia de voleas el francés, de 41 años, es una eminencia. Su gesto más recordado es la volea que empleó para meter su famoso gol en la final de la Champions de 2002, en Glasgow.
Ayer el autor de la volea más célebre de la historia madridista se encargó de centrar pelotas a Jesé, el canterano más brillante que produce la academia desde 1999. El chico, de 20 años, estrelló en la red la gran mayoría de los envíos con su habitual soltura. Al acabar la sesión, Zidane le hizo un par de sugerencias sobre la hierba, reproduciendo el gesto del golpeo. Igual que en un clínic de golf, solo que aplicado al swing para lanzar un balón de fútbol. En el club apuntan que todos estos ejercicios se graban en vídeo, de ahí el técnico registrando cada detalle. Se supone que luego Jesé repasará sus propios movimientos para detectar posibles errores técnicos bajo la supervisión de Zidane.
“Jesé”, confesó Ancelotti, “me sorprende por su frialdad ante la portería y por la frialdad con la que juega”.