“Regresamos a Madrid sin la cartera. Mangazo”. El expresivo mensaje me lo envía un miembro de la expedición blanca tras el expolio del Camp Nou. La actuación de Undiano evitó que el Madrid puntuase ante el Tata Team. Fue un atropello.
Villarato 'onfire’. Mientras que Sánchez Arminio sea el jefe del colectivo arbitral, el Madrid va a tirarse mucho tiempo sin volver a visitar a nuestra amada Cibeles. El cántabro no nos quiere y lleva años demostrándolo sin cortarse un pelo. El Barça necesitaba anoche ayuda para mantener su rol de equipo favorito al título. El Camp Nou, pese al 1-0, estaba sumergido en un silencio significativo. El Madrid ganaba la posesión (¡para que luego digan!) y Valdés era el héroe del Tata Team. Cristiano vio que era su hora y entró en el área dispuesto a armar el cañonazo del 1-1. Mascherano, en plan cacique, le metió un empujón que casi envía al portugués a Las Ramblas. ¡El penalti lo vio hasta Gaspart! Pero Undiano se asustó, se arrugó, se amedrentó. La campaña de acoso y derribo que ha sufrido desde Barcelona estas dos semanas ha sido productiva. El navarro pitó aterrorizado. Por eso se hizo el loco en la mano de Adriano al borde del descanso (si te pitan ese penalti, te lo comes). Después, convirtió un vergonzoso piscinazo de Messi en falta. Era amarilla por fingir. Y en la segunda parte perdonó un plantillazo alevoso de Messi a Marcelo que suponía la segunda amarilla. O sea, que el Barça pudo acabar con nueve y con dos penaltis en contra. Pero como el Villarato es unidireccional hacia Barcelona, a tragar otro año más con lo mismo. Triunfó el tiqui-atraca. ¿Va a ir Undiano a la nevera? Hoy no hablarán de Guruceta...
Mal Carletto. Cuestiones arbitrales aparte (con 1-1 y Mascherano expulsado, el duelo sólo hubiera tenido color blanco), hay que incidir también en la torpeza de Ancelotti al hacer un equipo a martillazos para poder meter a Bale de inicio. El galés es muy bueno, pero si no está para ser titular, pues se espera y ya está. Sólo cuando salió Illarra en la medular y saltó Benzema al campo para tener un nueve arriba reconocimos un Madrid equilibrado y ordenado. De hecho, el equipo arrebató el balón a los azulgrana y asistimos a un guión por el que nadie apostaba antes del Clásico: el Barça jugando a la contra en busca de Neymar. A Messi no le buscaron porque fue Leo Missing todo el partido. El caso es que Ancelotti debe mirárselo. Bale no puede provocar un caos táctico, jugando sin un delantero centro nato y metiendo a Ramos de pitbull en la media. Cuando hablamos de defender el orgullo vikingo en Barcelona hay que dejarse de rendir pleitesías y de ser políticamente correcto. Ponga usted a los chavales, como sí hizo con Carvajal. Illarra, Jesé y Morata (¿cómo pudo usted dejarle en la grada?) deberían ser parte del paisaje. Reflexione, míster.
Indignación. Me han petado el móvil los cientos de madridistas que me enviaron mensajes para reflejar su indignación con el escandaloso arbitraje de Undiano. El madridismo está cansado de ser siempre la diana en este asunto. Y si un día pasa lo de Elche, encima se lía la mundial. Resulta irritante.
Sigan así macho les va a ir bien, la culpa del otro.
Villarato 'onfire’. Mientras que Sánchez Arminio sea el jefe del colectivo arbitral, el Madrid va a tirarse mucho tiempo sin volver a visitar a nuestra amada Cibeles. El cántabro no nos quiere y lleva años demostrándolo sin cortarse un pelo. El Barça necesitaba anoche ayuda para mantener su rol de equipo favorito al título. El Camp Nou, pese al 1-0, estaba sumergido en un silencio significativo. El Madrid ganaba la posesión (¡para que luego digan!) y Valdés era el héroe del Tata Team. Cristiano vio que era su hora y entró en el área dispuesto a armar el cañonazo del 1-1. Mascherano, en plan cacique, le metió un empujón que casi envía al portugués a Las Ramblas. ¡El penalti lo vio hasta Gaspart! Pero Undiano se asustó, se arrugó, se amedrentó. La campaña de acoso y derribo que ha sufrido desde Barcelona estas dos semanas ha sido productiva. El navarro pitó aterrorizado. Por eso se hizo el loco en la mano de Adriano al borde del descanso (si te pitan ese penalti, te lo comes). Después, convirtió un vergonzoso piscinazo de Messi en falta. Era amarilla por fingir. Y en la segunda parte perdonó un plantillazo alevoso de Messi a Marcelo que suponía la segunda amarilla. O sea, que el Barça pudo acabar con nueve y con dos penaltis en contra. Pero como el Villarato es unidireccional hacia Barcelona, a tragar otro año más con lo mismo. Triunfó el tiqui-atraca. ¿Va a ir Undiano a la nevera? Hoy no hablarán de Guruceta...
Mal Carletto. Cuestiones arbitrales aparte (con 1-1 y Mascherano expulsado, el duelo sólo hubiera tenido color blanco), hay que incidir también en la torpeza de Ancelotti al hacer un equipo a martillazos para poder meter a Bale de inicio. El galés es muy bueno, pero si no está para ser titular, pues se espera y ya está. Sólo cuando salió Illarra en la medular y saltó Benzema al campo para tener un nueve arriba reconocimos un Madrid equilibrado y ordenado. De hecho, el equipo arrebató el balón a los azulgrana y asistimos a un guión por el que nadie apostaba antes del Clásico: el Barça jugando a la contra en busca de Neymar. A Messi no le buscaron porque fue Leo Missing todo el partido. El caso es que Ancelotti debe mirárselo. Bale no puede provocar un caos táctico, jugando sin un delantero centro nato y metiendo a Ramos de pitbull en la media. Cuando hablamos de defender el orgullo vikingo en Barcelona hay que dejarse de rendir pleitesías y de ser políticamente correcto. Ponga usted a los chavales, como sí hizo con Carvajal. Illarra, Jesé y Morata (¿cómo pudo usted dejarle en la grada?) deberían ser parte del paisaje. Reflexione, míster.
Indignación. Me han petado el móvil los cientos de madridistas que me enviaron mensajes para reflejar su indignación con el escandaloso arbitraje de Undiano. El madridismo está cansado de ser siempre la diana en este asunto. Y si un día pasa lo de Elche, encima se lía la mundial. Resulta irritante.
Sigan así macho les va a ir bien, la culpa del otro.