Javier Krahe, a juicio por blasfemia
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“Calcúlese un Cristo ya macilento para dos personas. Se le extraen las alcayatas y se le separa de la cruz, que dejaremos aparte. Se desencostra con agua tibia y se seca cuidadosamente”. Así empieza el cortometraje rodado en 1977 por Javier Krahe y Enrique Seseña en el que una voz en off va explicando paso a paso la receta para cocinar un cristo crucificado, aderezado con mantequilla y hierbas aromáticas. Tras meter la fuente de cristal dentro del horno, “se deja tres días y sale solo”, concluía. Era diciembre de 2004 y las imágenes se emitieron como telón de fondo de una entrevista al cantante en el programa de televisión a Lo + plus, de Canal +.
Aquel vídeo terminó en los tribunales. El Centro Jurídico Tomás Moro interpuso una querella por un supuesto delito de ofensa a los sentimientos religiosos. Un juzgado de Colmenar Viejo (Madrid) impuso una fianza de 192.000 euros a Krahe y de 144.000 a Monserrat Fernández Villa, productora del programa, ya desaparecido.
En este largo periplo, el caso ha llegado a la Audiencia Provincial de Madrid, que ha fijado para el martes el inicio de la vista oral. Krahe asiste incrédulo a un proceso que considera “absurdo”. “Se me acusa”, dice, “de una serie de cosas que no he hecho. Yo no he salido en televisión cocinando un Cristo, ni aparezco en las imágenes ni las he exhibido, no tengo mano en televisión. Proceden de una película que se hizo sobre mí, pero con la que no tengo nada que ver”.
Krahe recuerda que el caso fue archivado en dos ocasiones, Pero ahí sigue: vivo ocho años después. Resucitado por un juez. “Es un disparate. ¿Cómo se demuestra que se han herido unos sentimientos religiosos?”, se pregunta el intérprete madrileño. En su defensa alega que católicos que han visto las escenas de la polémica no se han sentido ofendidos. Por eso confía en que sea archivado, si bien guarda un pequeño porcentaje para la duda. “Hay un 95% de probabilidades de que sea sobreseído. Aunque también creía que a Garzón lo iban a absolver”.
En vísperas de juicio, representantes del mundo de la cultura se han movilizado para abanderar una campaña en favor del cantautor. “La Iglesia católica es una institución muy importante por su poder económico y su influencia en la moral, en la educación y, en definitiva, en la vida de millones de personas. Por eso mismo está sujeta a crítica. Faltaría más”, exponen en una carta firmada por Miguel Tomás-Valiente y por otras 53 personas, entre las que se encuentran cantantes, cineastas y actores como Víctor Manuel, Santiago Segura, Pablo Carbonell, Arturo Valls, Javier López de Guereña, Fernando Anguita, Yolanda García Serrano, Patricia Camacho, Pepe Viyuela, Ramón Alpuente, Rosa Tovar y Andreas Prittwitz.
Los firmantes consideran que el arte ha sido siempre un vehículo para la crítica y para la denuncia de las “tropelías” de la Iglesia católica, como “la propaganda contra el uso de preservativos favoreciendo la extensión del sida”. Y consideran que, como no podía ser de otra manera, también está sujeta al desafío disidente, a la reflexión y a la burla “más o menos irreverente y provocativa”.
Las imágenes de la polémica forman parte de 10 comentarios, una obra de Krahe y Seseña, y aparecían en la película Esta no es la vida privada de Javier Krahe, con la que se ilustró la entrevista emitida en el programa de televisión. El Centro Jurídico Tomás Moro pesentó una querella criminal por escarnio de las creencias religiosas invocando el artículo 525 del Código Penal, que establece una pena de hasta 12 meses por ofender “los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa”. El centro Tomás Moro, que se manifiesta en defensa de “la dignidad de la persona, de la familia y de los derechos humanos”, asegura que esta es la primera vez que se aplica el artículo 525, que algunos juristas consideran algo parecido a una ley antiblasfemia encubierta.
“Somos muchos los que creemos que lo deseable es una sociedad laica en la que la Iglesia católica no tenga privilegios que no tienen otras instituciones similares”, sostienen los firmantes de la carta en apoyo a Krahe. Y concluyen: “Al dejar desempeñar funciones que es ridículo que todavía pretenda conservar, tal vez deje de ser objeto de escarnio”.
El corto, que ahora salta a la Audiencia Provincial de Madrid, se rodó para el festival de Cádiz en 1977. No pasó la censura. Pero aquellos eran otros tiempos. Ni siquiera se había aprobado la Constitución.
Ni constitución, ni política, ni justicia...este país se va al garete.