Mira el don juan que makinón chirer y que se folla to'lo que se mueva , eso me recuerda a algunnos Don Giovanni de mozart.
Madamina, il catalogo è questo Delle belle che amò il padron mio; un catalogo egli è che ho fatt'io; Osservate, leggete con me.
In Italia seicento e quaranta; In Alemagna[2] duecento e trentuna; Cento in Francia, in Turchia novantuna; Ma in Ispagna son già mille e tre.
V'han fra queste contadine, Cameriere, cittadine, V'han contesse, baronesse, Marchesane, principesse. E v'han donne d'ogni grado, D'ogni forma, d'ogni età.
Nella bionda egli ha l'usanza Di lodar la gentilezza, Nella bruna la costanza, Nella bianca la dolcezza.
Vuol d'inverno la grassotta, Vuol d'estate la magrotta; È la grande maestosa, La piccina è ognor vezzosa.
Delle vecchie fa conquista Pel piacer di porle in lista; Sua passion predominante È la giovin principiante.
Non si picca – se sia ricca, Se sia brutta, se sia bella; Purché porti la gonnella, Voi sapete quel che fa.
Francis Pagnon es principalmente conocido por ser el autor de un importante estudio sobre Richard Wagner y la historia de la música cuyo título en francés es En Évoquant Wagner: La musique comme mensonge et comme vérité (en español, Evocando a Wagner: La música como mentira y como verdad) publicado por Champ Libre en 1981.
Este libro muestra el movimiento vivo de la historia obrando en la música, en especial en la obra de Wagner. En dicho libro, Francis Pagnon propone una crítica política « de la música de masas en tanto que ideología totalitaria». Según el autor, la evolución musical ha sido liquidada y sometida a las necesidades de la organización social retrógrada. La música moderna de masas, por su retorno al estado preindividual, satisface la ansia de aniquilación y no es nada más que la sumisión alucinatoria a la violencia infligida por una sociedad cuyo mantenimiento solo es posible a través de la coacción extendida a todos los aspectos de la vida.
El libro presenta una perspectiva histórica de las contradicciones de la música en la sociedad de clases contemporánea. El subtítulo del libro, La música como mentira y como verdad, hace referencia a la mentira de la música de masas y a la verdad revolucionaria que exprime la gran música, considerada por Pagnon como la única música auténtica, especialmente la de Monteverdi, Bach, Mozart, Beethoven, Debussy y, claro está, Richard Wagner.
Según Francis Pagnon, la música wagneriana condena la sociedad capitalista en la que el desarrollo de la historia se ha vuelto imposible a causa de la producción sometida al ciclo perpetual del valor de cambio. La lucha contra la vacuidad mercantil se desarrolla más allá de la música que se convierte en estafa cuando niega la necesidad de esa lucha imponiendo un ideal estético donde se compensan los horrores del mundo.
En su última esencia, la música de Wagner rechaza esa estafa: se enfrenta sin paliativos a su enemigo, es decir que lucha contra la tradición musical alienada de una situación social que solo existe a través del aplastamiento y el sufrimiento irracional del sujeto. El odio de Wagner hacia la sociedad burguesa y su cultura se ha trasladado dentro de la composición. Es una música de la destrucción: revela el caos sobre el cual se ha erigido la barbarie civilizada y apela al aniquilamiento de este mundo burgués aborrecido.
La música wagneriana rompe el círculo de la no vida por la violencia de la vida potencial que exige de ver pasar al acto. Todo lo que constituye su grandeza incita a la superación de la música, a su realización. En el momento en el que la sociedad mercantil se derrumba, el arte revela su contenido crítico que siempre había sido su verdad, ahora clarificada por el movimiento de la historia. Es el privilegio de esta época crepuscular de haber divulgado el enigma del arte antiguo. La música de Richard Wagner puede por fin mostrar lo que deseaba, a lo que se ha dedicado.