Así, a una serie de patadas de Toquero le sigue un puñetazo de Pepe.
Si el brasileño saca el codo y da a Llorente, el vasco le devuelve el codazo minutos después. Sergio Ramos se pega con todo el que pase por su banda y todo el que pasa por su banda se pega con él.
En este intercambio de golpes, a falta de un árbitro con personalidad... o más bien con criterio, el que sale ganando es el Madrid, porque a igualdad de condiciones lo que se termina imponiendo es el fútbol, y de eso los merengues andan sobrados si de compararse con los leones se trata.
El Athletic se pierde en guerras absurdas, confunde la entrega con la agresividad, y cuando el árbitro no pica llegan los lloros. No se entiende que pongan en duda los penaltis a Di María, ni que se quejen del distinto rasero del trencilla cuando demasiado ha tenido el árbitro con salir vivo de tanto despropósito... blanco y rojiblanco.
Recomiendo, si se me permite, que para los próximos años se tomen los bilbaínos el choque apelando más al balón que al taco. Quizás así, Y COMO HA OCURRIDO OTROS AÑOS, nos ganen con todas las de la ley. Solo me queda felicitar a los míos por no achantarse.
Saludos.