Vaya por delante, nuevamente, mi admiración por Kaká, cómo jugador y cómo persona. Nada nos hubiera hecho más ilusión, a todos los componentes de la dirección deportiva y a mí mismo, que haber podido incorporarlo a nuestro proyecto cuando ganamos las elecciones en Julio de 2006, año en que el jugador estaba en su plenitud. La realidad es que, por varias razones, entre las que contamos con la inestimable ayuda del actual presidente, no pudimos cumplir en aquel momento con nuestro objetivo y bien que lo lamentamos
Posteriormente, en los veranos de 2007 y 2008 e, incluso en el mercado de invierno de la temporada 2008-2009, nos ofrecieron al jugador, pero Mijatovic me convenció de que había que asumir el coste de la promesa incumplida por que las condiciones del jugador no hacían aconsejable su contratación. Según me dijo ya no era el mismo. Al parecer era conocido por todos los profesionales del fútbol que sufría una serie de dolencias y problemas físicos que hacían presagiar un futuro nada alentador.
Acepté, como siempre lo hice, el consejo de aquellos en los que siempre confié para tomar decisiones y renunciamos a su contratación.
Pero llegó Pérez y en uno de sus habituales arrebatos de soberbia, para satisfacer su vanidad y arrogancia, y sobre todo y ante todo, “para hacer daño a otro”, especialidad en la que es un maestro consumado, decidió, en contra de la opinión del cuerpo técnico, que el Real Madrid tenía que gastar 125 millones de euros, (20.798 millones de pesetas) 65 millones por el traspaso y otros 60 millones más por la ficha anual durante los años de vigencia del contrato suscrito con el jugador.
Para ser feliz necesita sentirse todopoderoso y tenía que demostrar que lo que su antecesor no había sido capaz de lograr, él lo podía conseguir en cuanto se lo propusiera. Para ello no le importó la opinión desfavorable de los que paga una fortuna por asesorarle, Valdano incluido, que se enteró de la decisión por los medios de comunicación, y se lanzó a su contratación sin reparar en el precio y en todos los informes sobre los problemas físicos y las lesiones que había sufrido el jugador la temporada anterior. Para desgracia de la economía del Club que preside enfrente estaba Adriano Galliani, una de los más listos y hábiles que he conocido en el mundo del fútbol.
Una vez que el italiano comprobó que tenía entregado a Pérez, bien conocedor de su ego, vanidad y soberbia y, “viendo que tenía al toro en suerte, y en su terreno, le dio una estocada hasta la bola”, y le “sacó” una cantidad que no había imaginado ni en sus mejores sueños. Lamentablemente el pagano, una vez más, fue el Real Madrid.
Nada me alegraría más que ver a Kaká triunfar, por su bien y por el del Real Madrid. Deseo de corazón que se recupere cuanto antes de sus problemas físicos y que vuelva a ser el mismo jugador que asombró al mundo entero el año que ganó la Champions con el Milan.
Pero es indudable que ello no impedirá denunciar hoy a que, nuevamente, la prepotencia, la vanidad y la soberbia y, sobre todo “su obsesión por hacer daño a otro” han jugado una mala pasada a Pérez.
El resultado es que, con su forma de actuar, el damnificado no ha sido el presidente, sino el Club al que vino a salvar con trompetas y bajo palio de algunos mercenarios que se llaman periodistas y que, nuevamente, ante sus graves errores, miran para otro lado y callan de forma vergonzosa.
http://www.ramoncalderon.org/futbol/el-resultado-de-actuar-para-hacer-dano-a-otro/
Vaya gentuza hemos tenido en este club mi madre, a esta gente porque le gusta tanto el circo?
Posteriormente, en los veranos de 2007 y 2008 e, incluso en el mercado de invierno de la temporada 2008-2009, nos ofrecieron al jugador, pero Mijatovic me convenció de que había que asumir el coste de la promesa incumplida por que las condiciones del jugador no hacían aconsejable su contratación. Según me dijo ya no era el mismo. Al parecer era conocido por todos los profesionales del fútbol que sufría una serie de dolencias y problemas físicos que hacían presagiar un futuro nada alentador.
Acepté, como siempre lo hice, el consejo de aquellos en los que siempre confié para tomar decisiones y renunciamos a su contratación.
Pero llegó Pérez y en uno de sus habituales arrebatos de soberbia, para satisfacer su vanidad y arrogancia, y sobre todo y ante todo, “para hacer daño a otro”, especialidad en la que es un maestro consumado, decidió, en contra de la opinión del cuerpo técnico, que el Real Madrid tenía que gastar 125 millones de euros, (20.798 millones de pesetas) 65 millones por el traspaso y otros 60 millones más por la ficha anual durante los años de vigencia del contrato suscrito con el jugador.
Para ser feliz necesita sentirse todopoderoso y tenía que demostrar que lo que su antecesor no había sido capaz de lograr, él lo podía conseguir en cuanto se lo propusiera. Para ello no le importó la opinión desfavorable de los que paga una fortuna por asesorarle, Valdano incluido, que se enteró de la decisión por los medios de comunicación, y se lanzó a su contratación sin reparar en el precio y en todos los informes sobre los problemas físicos y las lesiones que había sufrido el jugador la temporada anterior. Para desgracia de la economía del Club que preside enfrente estaba Adriano Galliani, una de los más listos y hábiles que he conocido en el mundo del fútbol.
Una vez que el italiano comprobó que tenía entregado a Pérez, bien conocedor de su ego, vanidad y soberbia y, “viendo que tenía al toro en suerte, y en su terreno, le dio una estocada hasta la bola”, y le “sacó” una cantidad que no había imaginado ni en sus mejores sueños. Lamentablemente el pagano, una vez más, fue el Real Madrid.
Nada me alegraría más que ver a Kaká triunfar, por su bien y por el del Real Madrid. Deseo de corazón que se recupere cuanto antes de sus problemas físicos y que vuelva a ser el mismo jugador que asombró al mundo entero el año que ganó la Champions con el Milan.
Pero es indudable que ello no impedirá denunciar hoy a que, nuevamente, la prepotencia, la vanidad y la soberbia y, sobre todo “su obsesión por hacer daño a otro” han jugado una mala pasada a Pérez.
El resultado es que, con su forma de actuar, el damnificado no ha sido el presidente, sino el Club al que vino a salvar con trompetas y bajo palio de algunos mercenarios que se llaman periodistas y que, nuevamente, ante sus graves errores, miran para otro lado y callan de forma vergonzosa.
http://www.ramoncalderon.org/futbol/el-resultado-de-actuar-para-hacer-dano-a-otro/
Vaya gentuza hemos tenido en este club mi madre, a esta gente porque le gusta tanto el circo?