La gente que lea Goal.com a menudo sabrá que Gonzalo Higuaín es una debilidad para mí, que he escrito bastante elogiando su entrega, su fútbol y su garra desde que llegó al Real Madrid.
Pues bien, hoy debemos volver a rendirnos ante el futbolista argentino. Es una especie en peligro de extinción. Uno de esos jugadores que llegan desde fuera y sienten los colores de la camiseta como propios. Y eso, digan lo que digan, no se ve en todos los sitios. En un mundo dominado por el dinero y las ambiciones no futbolísticas, un hombre como Higuaín merece la medalla de oro en nuestros elogios.
Ante el Getafe volvió a hacer gala de las virtudes que le están llevando de ser un buen jugador a ponerse el traje de crack. Y es que, con 0-0 en el marcador, un hombre menos por la expulsión de Albiol y un Bernabéu nervioso por los últimos acontecimientos, son muy pocos los capacitados para echarse al equipo a la espalda y conducirlo a la victoria.
El Pipita corrió, luchó, jugó arriba, trabajó abajo... Estuvo en todas las jugadas del Madrid. Le daba igual la elaboración que el remate final. Aparecía al borde del área o se dejaba caer por banda para abrir el campo. Todo lo hizo bien.
Higuaín ha vuelto a brillar, ahora sólo falta que Manuel Pellegrini se deje de inventos y apueste por la gente que está en un gran momento. La titularidad debe ser el premio para un jugador que se ha metido en el corazón de los madridistas gracias a acciones tan importantes como cuidar un escudo que él ya siente como de su propia piel. Gente así es la que debe triunfar en el conjunto merengue.
Viva el Pipa
Pues bien, hoy debemos volver a rendirnos ante el futbolista argentino. Es una especie en peligro de extinción. Uno de esos jugadores que llegan desde fuera y sienten los colores de la camiseta como propios. Y eso, digan lo que digan, no se ve en todos los sitios. En un mundo dominado por el dinero y las ambiciones no futbolísticas, un hombre como Higuaín merece la medalla de oro en nuestros elogios.
Ante el Getafe volvió a hacer gala de las virtudes que le están llevando de ser un buen jugador a ponerse el traje de crack. Y es que, con 0-0 en el marcador, un hombre menos por la expulsión de Albiol y un Bernabéu nervioso por los últimos acontecimientos, son muy pocos los capacitados para echarse al equipo a la espalda y conducirlo a la victoria.
El Pipita corrió, luchó, jugó arriba, trabajó abajo... Estuvo en todas las jugadas del Madrid. Le daba igual la elaboración que el remate final. Aparecía al borde del área o se dejaba caer por banda para abrir el campo. Todo lo hizo bien.
Higuaín ha vuelto a brillar, ahora sólo falta que Manuel Pellegrini se deje de inventos y apueste por la gente que está en un gran momento. La titularidad debe ser el premio para un jugador que se ha metido en el corazón de los madridistas gracias a acciones tan importantes como cuidar un escudo que él ya siente como de su propia piel. Gente así es la que debe triunfar en el conjunto merengue.
Viva el Pipa