Es tan largo el fantasma del Olympique Lyonnais sobre el Real Madrid que Florentino Pérez, que no mueve un músculo casi nunca, explotó cuando “su” Benzema marcó el gol en Gerland nada más saltar al campo. Ese brinco demostraba gráficamente que acertó cuando se personó en Lyon para comprar a Karim Benzema, por momentos también objeto del deseo del FC Barcelona. Además, el gol lo marcaba en Lyon y acababa de salir al campo tras esperar pacientemente en el banquillo con los suplentes y reemplazar a Adebayor.
Él, Florentino, sabe fichar mejor que los técnicos. El gol significaba el acierto en una apuesta, visto desde el prisma del presidente del Real Madrid, significaba también el romper con un gafe. Al fín el Madrid iba a ganar en Lyon, al fín el Madrid iba a pasar a cuartos de final de la Champions, al fín el Madrid iba camino de ganar la Décima. Y cuando parecía que el equipo francés estaba flojeando físicamente, sus cambios y los de Mourinho volvieron a dar vida al equipo local. El Madrid desapareció y se vio absolutamente acosado hasta llegar el empate a uno. El Madrid estaba irreconocible. De hecho solamente estuvo algo reconocible en los primeros minutos de la segunda parte, con dos tiros a la madera y un penalti no señalado a favor del equipo blanco.
Así que es un brinco, el de Florentino, auténticamente precipitado, porque ni era el momento de reivindicar a Benzema, ni se había conseguido clasificar para la final. Ni reconocible el Madrid ni reconocible Florentino. Como decía Laporta cuando le mostraban imágenes suyas por televisión, no se reconocía. El brinco ha sido un impulso espontáneo, que mostraba algunas carencias. Florentino y su proyecto retratados.
Por Manolo Oliveros.
Él, Florentino, sabe fichar mejor que los técnicos. El gol significaba el acierto en una apuesta, visto desde el prisma del presidente del Real Madrid, significaba también el romper con un gafe. Al fín el Madrid iba a ganar en Lyon, al fín el Madrid iba a pasar a cuartos de final de la Champions, al fín el Madrid iba camino de ganar la Décima. Y cuando parecía que el equipo francés estaba flojeando físicamente, sus cambios y los de Mourinho volvieron a dar vida al equipo local. El Madrid desapareció y se vio absolutamente acosado hasta llegar el empate a uno. El Madrid estaba irreconocible. De hecho solamente estuvo algo reconocible en los primeros minutos de la segunda parte, con dos tiros a la madera y un penalti no señalado a favor del equipo blanco.
Así que es un brinco, el de Florentino, auténticamente precipitado, porque ni era el momento de reivindicar a Benzema, ni se había conseguido clasificar para la final. Ni reconocible el Madrid ni reconocible Florentino. Como decía Laporta cuando le mostraban imágenes suyas por televisión, no se reconocía. El brinco ha sido un impulso espontáneo, que mostraba algunas carencias. Florentino y su proyecto retratados.
Por Manolo Oliveros.